El Gobierno se pone al frente del ¨¦xodo
Las autoridades preparan la evacuaci¨®n masiva para 400.000 haitianos que han perdido sus casas - Se instalar¨¢n varios campamentos fuera de Puerto Pr¨ªncipe
Si alguna vez s¨ª lo fue, ya Puerto Pr¨ªncipe no es un buen lugar para vivir. Miles de ciudadanos intentan desde hace d¨ªas huir de una ciudad en la que ya s¨®lo poseen una monta?a de escombros y el cad¨¢ver de un familiar enterrado en una fosa com¨²n. Se calcula que del mill¨®n de afectados por el se¨ªsmo, 400.000 han perdido sus casas, y el resto no se atreve a entrar en ellas por temor a las r¨¦plicas que se siguen produciendo varias veces al d¨ªa. Cargados con bolsas o con alguna maleta salvada del derrumbe, mujeres con ni?os a cuestas o ancianos que apenas pueden con su alma buscan c¨®mo salir de la ciudad.
El Gobierno en precario que preside Ren¨¦ Pr¨¦val -desaparecido hasta ahora en el caos de Hait¨ª- intenta dirigir el ¨¦xodo. Una treintena de autobuses gratuitos ir¨¢ sacando poco a poco a los vecinos que quieran huir de Puerto Pr¨ªncipe y regresar al lugar de donde vinieron sus padres. Y para los que ni siquiera eso puedan, se construir¨¢n varios campamentos. ?Cu¨¢ndo? No se sabe.
Unicef alerta de intentos de raptos de hu¨¦rfanos para ponerlos en venta
Pero debe ser pronto. Porque las lluvias llegar¨¢n dentro de tres d¨ªas. Lo anunci¨® ayer, como el que augura una cat¨¢strofe, el ministro haitiano del Interior, Paul Antoine Bien-Aim¨¦. Seg¨²n sus propios datos, existen 329 campamentos desperdigados por toda la ciudad, aunque llamarlos campamentos tal vez sea exagerar. Sus 400.000 habitantes apenas disponen de unas s¨¢banas para proteger durante el d¨ªa a sus hijos del sol y nada m¨¢s que sus cuerpos para protegerlos del fr¨ªo de la noche. [Seg¨²n Bien-Aim¨¦, se comenzar¨¢ reubicando a 100.000 personas, y algunos de los campamentos se instalar¨¢n cerca de la ciudad de Croix-des-Bouquets, al norte de la capital, informa Efe].
Sin nada que ofrecerles, el ministro ofreci¨® un dato que son¨® rid¨ªculo. Para transportar ese mar entero de desgracia, s¨®lo cuenta con 34 autobuses. Eso s¨ª, dijo que ser¨¢n gratuitos. No se trata de un regalo. Simplemente, sus pasajeros no tienen con qu¨¦ pagar. Dentro de tres d¨ªas, si se cumple la previsi¨®n meteorol¨®gica del ministro, esos campamentos llenos de basura se convertir¨¢n en un interminable barrizal, la mejor pista de aterrizaje para el dengue, el tifus y la malaria.
Despu¨¦s de escuchar al ministro del Interior y luego a la de Comercio y m¨¢s tarde a la de Comunicaci¨®n y Cultura y un poco despu¨¦s al primer ministro, se llega a la conclusi¨®n de que la ¨²nica f¨®rmula eficaz que tiene el Gobierno de Pr¨¦val de paliar la desgracia es quit¨¢ndosela de encima. Porque la ciudad sigue siendo un caos de gente sin nada haciendo colas, de tenderos que atienden en la acera por miedo a que su comercio se desplome, de basura ardiendo por las noches.
Y por si fuera poco los datos que comienzan a aflorar son, simplemente, espeluznantes: del mill¨®n de afectados, un 45% tiene menos de 18 a?os y un 18%, menos de cinco. Un representante de Unicef, el italiano Guido Cornale, acudi¨® ayer al cuartel general del presidente para anunciar nada m¨¢s y nada menos que en Hait¨ª se est¨¢n robando ni?os.
Cornale asegur¨® que hay personas que se acercan a los hospitales con la intenci¨®n de hacerse con criaturas solas y heridas para venderlas. Despu¨¦s de reunirse con el gabinete de crisis, el representante de Unicef anunci¨® que el Gobierno haitiano le ha prometido reforzar la seguridad en el aeropuerto, que hasta ahora hab¨ªa sido un desbarajuste. A Cornale le consta que, aprovechando la confusi¨®n de la tragedia, desde el aeropuerto de Puerto Pr¨ªncipe est¨¢n despegando aviones con ni?os raptados.
Unicef ha creado dos centros de acogida para reunir a los peque?os perdidos que vagan por las calles. El primer objetivo es devolv¨¦rselos a sus padres, si es que viven, y, si no, a sus familiares, si es que todav¨ªa tienen. S¨®lo en el caso de que se acredite que se han quedado hu¨¦rfanos, se entregar¨¢n en adopci¨®n, pero ¨¦sta tendr¨¢ que ser supervisada personalmente por el primer ministro de Hait¨ª. La siguiente respuesta de Cornale demuestra hasta qu¨¦ punto el asunto es grave.
- ?D¨®nde se encuentran esos centros?
- Eso es secreto.
Al lado del representante de Unicef, la ministra de Cultura y Comunicaci¨®n, Jocelyn Lassegue, daba una especie de rueda de prensa debajo del mismo ¨¢rbol, y contestaba a un periodista franc¨¦s que le preguntaba sobre la p¨¦rdida de soberan¨ªa del Gobierno frente a los reci¨¦n desembarcados soldados estadounidenses: "Mire: ahora tenemos un problema de seguridad. Hay en la calle 5.000 bandidos peligrosos escapados de la c¨¢rcel y s¨®lo 3.000 polic¨ªas para atraparlos, porque muchos de esos agentes han muerto. Necesitamos seguridad. No es p¨¦rdida de soberan¨ªa: f¨ªjese, el avi¨®n de Hillary Clinton esper¨® una hora para aterrizar en el aeropuerto, como todo el mundo".
Mientras se reduce la esperanza de hallar a m¨¢s personas con vida bajo los escombros, algo empieza lentamente a mejorar en la capital haitiana. El puerto, gravemente da?ado, ha sido arreglado para acoger un n¨²mero limitado de cargamentos de ayuda, y un barco holand¨¦s pudo desembarcar agua, zumos y leche.
Las instituciones internacionales siguen intentando contribuir a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. El Banco Mundial se sum¨® ayer a la llamada del Club de Par¨ªs, la asociaci¨®n de los principales pa¨ªses acreedores, para la cancelaci¨®n total de la deuda de Hait¨ª. El Fondo Monetario Internacional se mostr¨® a favor de la medida.
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