Buenistas y malajes
Las maniobras de algunos ayuntamientos para negar la inscripci¨®n en el padr¨®n municipal a inmigrantes extracomunitarios sin permiso de residencia y de trabajo en Espa?a (Vic ha renunciado, pero Torrej¨®n de Ardoz persiste) se disfrazan con la respetable apariencia de un supuesto conflicto de interpretaciones jur¨ªdicas igualmente leg¨ªtimas en un Estado de derecho. Sin embargo, la normativa vigente no deja espacio a los jugueteos hermen¨¦uticos. Si el art¨ªculo 15 de la Ley de Bases de R¨¦gimen Local obliga a toda persona residente en Espa?a a inscribirse en el padr¨®n, el art¨ªculo 6 de la Ley de Extranjer¨ªa (reformada por las Cortes hace mes y medio) encomienda a los ayuntamientos la inscripci¨®n en el registro de todos los extranjeros que tengan su domicilio habitual en el municipio.
Los ayuntamientos no pueden excluir del padr¨®n a los inmigrantes irregulares
La estrafalaria exigencia de papeles a los inmigrantes ya sin papeles por hab¨¦rseles sido negados previamente, o de una vivienda digna a quien carece de recursos para alquilarla, parecen torturas inventadas por un r¨¢bula s¨¢dico. El derecho universal a la sanidad y el derecho a la educaci¨®n obligatoria de todos los extranjeros avecindados en territorio espa?ol son derechos humanos transformados en derechos positivos por la fuerza expansiva de la Constituci¨®n: el padr¨®n no concede derechos, sino que se limita a reconocer hechos.
La actitud discriminatoria hacia los inmigrantes irregulares, llegados en busca de trabajo legal pero obligados a malvivir en las sombras de una econom¨ªa sumergida semiesclavista, ofrece rasgos ideol¨®gicos transversales que muestran su trasfondo electoralista. En la carrera hacia la conquista oportunista de sufragios, y pese al riesgo de conjurar los demonios de la marginaci¨®n y la exclusi¨®n, el PP parte como favorito. El respaldo dado al alcalde de Torrej¨®n por la presidenta de Madrid (imbatible a la hora de elegir malas causas) y la exhumaci¨®n por la dirigente catalana S¨¢nchez-Camacho de la consigna de Rajoy en las legislativas de 2008 ("no cabemos todos") son las primeras golondrinas electoralistas que anuncian los comicios de 2011.
Salvo casos patol¨®gicos o pr¨®ximos a la mentalidad racista, las reacciones xen¨®fobas no surgen en el vac¨ªo. Tal vez por su experiencia municipal como alcalde de Cornell¨¤, el presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla, critic¨® hace unos d¨ªas -sin reparar tal vez en que la marca de f¨¢brica de esa desafortunada expresi¨®n pertenece al PP- las visiones buenistas de la incontrolada irrupci¨®n de los flujos migratorios en la vida municipal. Sin duda, la inclinaci¨®n de los vecinos de toda la vida a imputar las deficiencias de los servicios p¨²blicos (centros de salud, escuelas, transportes, orden p¨²blico) de manera exclusiva a los reci¨¦n llegados, en vez de atribu¨ªrsela tambi¨¦n a las insuficiencias de las administraciones p¨²blicas, no debe ser infravalorada. Pero si los buenistas yerran al apostar s¨®lo por las motivaciones altruistas de la condici¨®n humana, los malajes se complacen ¨²nicamente en sus fracasos.
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