"Europa tiene que empezar a pedalear porque el mundo no se detiene"
Ahora tiene Emma Bonino 61 a?os y sigue siendo aquella mujer fibrosa que se autoinculp¨® de un aborto y lider¨® una campa?a del Partido Radical de Marco Panella para lograr la legalizaci¨®n del aborto en Italia, su pa¨ªs. Esa campa?a le puso en la geograf¨ªa de la pol¨ªtica europea, y desde entonces es una militante de las causas sociales m¨¢s avanzadas y es, asimismo, una europe¨ªsta convencida cuyo entusiasmo ahora no conoce las cotas m¨¢s altas. Es vicepresidenta del Senado de su pa¨ªs, y en ese despacho espartano que ocupa all¨ª nos recibi¨® un d¨ªa de enero, cuando acababa de aceptar el reto de competir por la presidencia de la regi¨®n del Lazio en las elecciones pr¨®ximas.
Sigue teniendo el car¨¢cter fibroso con el que lidi¨®, como comisaria europea, con la pesca, el comercio, la ayuda humanitaria, los asuntos sociales y todo aquello que cay¨® en la red de esta persona que irradia energ¨ªa. Ella fue la que le pregunt¨® a Felipe Gonz¨¢lez, presidente del comit¨¦ de sabios sobre el futuro europeo, para qu¨¦ sirve Europa. Ella tiene una experiencia que le permite elaborar una respuesta.
"La superaci¨®n del Estado-Naci¨®n, con competencias delegadas, es la esencia de Europa"
"?Pobre Obama! Llega y la gente cree que va a resolverlo todo: la pol¨ªtica interior, la exterior..."
"F¨ªjese lo que fue para Alemania renunciar al marco. Creo que eso no lo har¨ªa hoy ning¨²n l¨ªder"
"Si no somos uno de los cinco grandes actores del mundo, el bienestar europeo no se sostendr¨¢"
Pregunta. Usted ha estado en la idea y en la lucha. ?Qu¨¦ ha significado Europa para usted?
Respuesta. Para m¨ª, Europa empez¨® en 1979, cuando me eligieron para el Parlamento Europeo. Hab¨ªa llegado tambi¨¦n muy joven al Parlamento italiano, despu¨¦s de mi campa?a sobre la legalizaci¨®n del aborto. Hice una campa?a no violenta de desobediencia civil, y fui a la c¨¢rcel porque ¨¦sa era mi intenci¨®n: el que desobedece va a la c¨¢rcel.
P. Fue una decisi¨®n.
R. Lo provoqu¨¦ amenazando a las instituciones con este argumento: queridas instituciones, ustedes tienen que aplicar la ley. La ley dice que el aborto es un crimen; yo no s¨®lo he abortado, sino que he ayudado a otras a hacerlo. Por tanto, ustedes me tienen que meter en la c¨¢rcel... Tres a?os despu¨¦s tuvimos una ley sobre el aborto. El Parlamento fue una escuela para m¨ª.
P. Y luego vino el Parlamento Europeo.
R. 1979, las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo. Es un momento de entusiasmo fant¨¢stico. Ah¨ª estaban Mitterrand, Kohl... Yo era de un pueblecito milan¨¦s y ah¨ª me encuentro con un mundo que no conoc¨ªa... Marco Panella me impuso vivir en Europa. No era una cosa de ir y venir. Con nosotros estaba tambi¨¦n, como eurodiputado, Leonardo Sciascia...
P. ?C¨®mo era trabajar con Sciascia?
R. Era un siciliano muy diferente de los sicilianos; era introvertido, sutil, hablaba muy poco y con una selecci¨®n muy rigurosa de las palabras. Yo no s¨¦ escribir, y siempre me ha dado envidia la facilidad para hacerlo. Me dec¨ªa: "No se trata de escribir; se trata de atender al proceso mental; eso es otra cosa". Fue una relaci¨®n muy profunda, sin muchos alardes p¨²blicos, pero muy intensa. Me quer¨ªa mucho. Era de car¨¢cter dif¨ªcil. Pero yo estoy acostumbrada: mi padre, Sciascia, Panella..., tanta gente con un car¨¢cter as¨ª... Leonardo no viajaba en avi¨®n, as¨ª que para ir a Estrasburgo sal¨ªa de Palermo el domingo y yo lo esperaba en la estaci¨®n a las seis y media de la ma?ana... A ¨¦l eso le encantaba, porque pod¨ªa leer todo el tiempo... Dimiti¨® al cabo de casi dos a?os porque en Italia se abri¨® la comisi¨®n que investig¨® el caso Moro y ¨¦l quer¨ªa estar ah¨ª.
P. Ah¨ª empez¨® a conocer Europa.
R. Y fue muy bueno que empezara en el Parlamento. All¨ª escuchaba diferentes intervenciones que representaban sensibilidades distintas sobre un mismo asunto... Ah¨ª es donde se advierte de veras las diferencias que hay, lo complicado que es hablar de una cultura europea...
P. Hans Magnus Enzensberger nos dec¨ªa [en esta misma serie, Domingo 17 de enero de 2010] que no es necesario hablar de una cultura europea, sino conjuntar las culturas que existen...
R. La diferencia es riqueza. Cuando comenzamos la campa?a sobre el euro -a¨²n era comisaria de Pesca, entre otras cosas- la idea era hacer una campa?a de informaci¨®n. Recuerdo muy bien que les dec¨ªa a mis compa?eros: "No puede ser la misma campa?a en Lisboa que en Oslo porque son distintas las sensibilidades"... Pas¨¦ mucho tiempo en los plenos. Los colegas me dec¨ªan que perd¨ªa el tiempo, pero para m¨ª era fundamental escuchar. Y ah¨ª entend¨ª la diversidad europea; sin conocer eso la maquinaria no sirve.
P. Escuchar es hacer pol¨ªtica.
R. Y te permite hacer calar mensajes en funci¨®n de la procedencia y la sensibilidad de los que est¨¢n sentados ah¨ª o en el Consejo... Cualquier directiva a nivel europeo la votan los ministros, ellos saben de qu¨¦ va la cosa. Pero luego van a sus pa¨ªses a decir que en la Comisi¨®n Europea son unos brutos. Ellos no vienen diciendo que ellos votaron esas directivas. Cuando tienen que contar algo bueno a los ciudadanos, siempre son ellos los que lo han conseguido, y si no es bueno, la culpa es de Bruselas. Es la propia clase pol¨ªtica la que pasa el mensaje de que lo bueno es de Madrid, Roma, Londres o Par¨ªs..., y lo malo, o lo m¨¢s duro, viene de Bruselas.
P. Es un mensaje fatal para Europa.
R. Exactamente. Es una especie de c¨¢ncer que se extiende a algo a¨²n m¨¢s peligroso: que las campa?as electorales europeas nunca hablen de la Uni¨®n Europea sino de las cuestiones nacionales...
P. Europa no se explica.
R. Y es grav¨ªsimo. Por ejemplo, ?qui¨¦n le explic¨® a los electores qu¨¦ podr¨ªa pasar si Turqu¨ªa entraba en la Uni¨®n? Nadie lo explica, entonces, ?por qu¨¦ nos extra?amos de que la gente no quiera a Europa? Hablamos de Europa tan s¨®lo por la crisis econ¨®mica, y el mensaje es siempre negativo: la culpa es de Europa. Entonces, ?por qu¨¦ la gente tendr¨ªa que querer a Europa cincuenta a?os despu¨¦s de su formaci¨®n?
P. ?Cu¨¢l es ahora para usted la esencia de Europa?
R. Sigue siendo el mensaje de los fundadores: el Estado-Naci¨®n y el nacionalismo no s¨®lo no son adecuados frente a los desaf¨ªos, sino que son un peligro. El nacionalismo siempre es portador de guerras, de tensiones. La superaci¨®n del Estado-Naci¨®n -con reglas, no estoy hablando de anexiones-, con competencias delegadas, es la esencia de Europa.
P. ?Y por qu¨¦ Europa es motivo de reflexi¨®n pero no de comunicaci¨®n?
R. No lo transmiten porque no lo piensan o no lo elaboran. Los ciudadanos reciben Europa como una obligaci¨®n, no como una elecci¨®n. La superaci¨®n del Estado-Naci¨®n est¨¢ obligada por el Mercado Com¨²n, por la econom¨ªa. Y tampoco aplicamos el Mercado Com¨²n con entusiasmo; en el momento en que hay una crisis econ¨®mica, cada uno hace su propia pol¨ªtica presupuestaria, de subvenciones a empresas nacionales... Todo eso es lo que hemos visto desgraciadamente durante estos dos ¨²ltimos a?os. As¨ª lo viven mis colegas ahora; y es distinto de c¨®mo lo viv¨ªan Monet, Spinelli, Delors o Mitterrand... F¨ªjese lo que fue para Alemania renunciar al marco... Creo que eso no lo har¨ªa ning¨²n l¨ªder de hoy, pero fue espectacular como visi¨®n. Y mire lo que sucedi¨® con el Este europeo. El Este ten¨ªa la esperanza de Europa. All¨ª la transici¨®n se hizo con dificultades, pero sin violencia, sin sangre, porque hab¨ªa una esperanza. Si con el fracaso del Muro y de una ideolog¨ªa esta gente no hubiera tenido una esperanza de ser parte de algo, se habr¨ªan producido revoluciones internas como en Yugoslavia, con sangre, genocidios.
P. ?Cree que los pol¨ªticos que tomaron esas decisiones fueron especiales?
R. Ten¨ªan una visi¨®n. Y eso se acab¨®. Cuando era canciller, Kohl ten¨ªa la costumbre de venir a la reuni¨®n de los comisarios, los martes. Un d¨ªa vino y se sent¨®, mir¨® alrededor de la mesa y dijo: "Todos son demasiado j¨®venes para saber qu¨¦ es la guerra". Yo nac¨ª en 1948, despu¨¦s de la guerra, en una situaci¨®n total de pobreza, antes del boom econ¨®mico. Mis padres eran campesinos pobres. Aquella atm¨®sfera de dureza fue lo que me cal¨®, y eso es lo que impulsa mi inter¨¦s por una Europa en la que aquello no sea posible otra vez. Puede ser que, como deduc¨ªa Kohl, muchos de los m¨¢s j¨®venes perdieran esa motivaci¨®n inicial. Europa existe, por descontado; ahora es aburrida y distinta, es la primera vez que no tenemos guerras internas en este espacio geogr¨¢fico en cincuenta a?os. En este espacio hubo dos guerras mundiales, un genocidio y muchas guerras civiles nacionales. Y ¨¦sta es la primera vez que dos generaciones viven en el espacio geogr¨¢fico europeo sin guerras.
P. Hubo la guerra de los Balcanes...
R. Pero ¨¦sa no lo consideramos espacio institucional europeo. Europa es un espacio pol¨ªtico de ciudadan¨ªa, no es tan s¨®lo un espacio geogr¨¢fico. La gente se emocion¨® por Sarajevo porque estaba cerca, no lo viv¨ªa como un fen¨®meno europeo. Dentro de la Europa institucional, es la primera vez en la historia que pasamos sesenta a?os sin guerras. En mi opini¨®n, los j¨®venes se han olvidado de esto.
P. Felipe Gonz¨¢lez dijo una vez, al volver de un Consejo Europeo, que la cosa hab¨ªa ido regular para Espa?a y bien para Europa...
R. Es Espa?a, es Felipe, es despu¨¦s de una dictadura, ocurre en los inicios de un proceso democr¨¢tico, en un periodo de tensi¨®n interior. No creo que hoy sea as¨ª. Espa?a es una democracia, Europa tiene esta imagen aburrida, distante, burocr¨¢tica, porque cuando no hay pol¨ªtica s¨®lo se ve la maquinaria... Y no tenemos l¨ªderes activos con esta empat¨ªa europea hacia una posibilidad de superaci¨®n del Estado Nacional, del nacionalismo, que siempre va unido al racismo, a la xenofobia, a la autarqu¨ªa... Por eso, al Tratado de Lisboa, aprobado por fin porque despu¨¦s de siete a?os de discusiones la n¨¢usea era total, le falta el esp¨ªritu de aplicaci¨®n. Los ¨²ltimos nombramientos demuestran, por otra parte, que en Europa no existen ni el ¨¢nimo ni el coraje para ello.
P. No le gustaron los nombramientos.
R. No es por las personas, no las conozco. S¨®lo que en el mundo global en el que estamos, en el que la tarea de Europa no es solamente externa, sino que tambi¨¦n requiere responsabilidad internacional, parece dif¨ªcil que alguien pierda el tiempo aprendiendo qui¨¦n es Rumpuy o Ashton. Imagino que Obama seguir¨¢ llamando a Gordon Brown y el chino har¨¢ lo propio...
P. Dice mucho que Europa es aburrida. Pero ?por qu¨¦ tendr¨ªa que ser divertida?
R. Quiero decir apasionante, que despierte en los europeos un sentimiento de pertenencia, que me parece que est¨¢ disminuyendo. La gente se siente cada d¨ªa menos europea, m¨¢s de su naci¨®n.
P. Es un grave riesgo para Europa.
R. S¨ª, absolutamente. Europa no se hace algo apasionante. Y no se comunica. Es un c¨ªrculo vicioso: hacen sondeos para saber por qu¨¦ Europa no es popular o apasionante. ?Una pasi¨®n debe ser comunicada, transmitida!
P. Parece un fracaso emocional.
R. Que desemboca de nuevo en los nacionalismos, en los localismos, que debilitan la idea de Europa.
P. Y desde esa debilidad, ?c¨®mo ve el di¨¢logo europeo con los Estados Unidos de Obama?
R. ?Pobre Obama! Llega este se?or y la gente cree que lo va a resolver todo: la pol¨ªtica interior, la pol¨ªtica exterior... Estados Unidos es como los padres que nos dan o nos quitan la paga semanal. Somos antiamericanos cuando nos interesa a condici¨®n de que ellos existan, que se ocupen de nosotros, ?como si Obama fuera el presidente de Europa! Le queremos a condici¨®n de que ¨¦l haga lo que queremos sin que nosotros nos impliquemos. Es la misma actitud que los adolescentes mantienen con sus padres. Igual. Pero el mundo ha cambiado. Obama, por generaci¨®n, por su vida, no tiene una relaci¨®n especial con Europa. No es Kennedy, no estamos en 1964. Por cultura, tiene otros referentes. Por necesidad, tambi¨¦n, el Pac¨ªfico, para ¨¦l, es m¨¢s importante que el Atl¨¢ntico... Timothy Garton Ash public¨® un art¨ªculo en el que dec¨ªa que Europa tiene que elegir si quiere ser una gran Suiza o si quiere ser otra cosa. Es una met¨¢fora clara, aunque no s¨¦ si completamente cierta porque, por ejemplo, nuestro bienestar econ¨®mico como una gran Suiza no es sostenible en las pr¨®ximas d¨¦cadas si no afrontamos la responsabilidad de las relaciones mundiales.
P. ?Qu¨¦ quiere decir, Emma?
R. Que si no somos uno de los cuatro o cinco grandes actores del mundo en los pr¨®ximos a?os, tampoco creo que nuestro nivel de bienestar se pueda sostener. El mundo va tan r¨¢pido que no nos podemos permitir el lujo de parar. Delors dec¨ªa: "Europa es como una bicicleta: o pedaleas o te caes". Y en esas estamos, en la bicicleta.
P. ?Qu¨¦ hacer?
R. Encontrar la fuerza del impulso. Spinelli ya lo advirti¨®: "Llegar¨¢ un momento en que nuestros valores ser¨¢n los sentimientos menos importantes". Y estamos en ese momento.
P. ?sa es la ra¨ªz del desencanto.
R. En gran medida. Mi ilusi¨®n ahora, como europea, es que nos convenza la fuerza de la necesidad, que empecemos a pedalear, porque el mundo no se detiene. Nadie nos va a esperar como nos ha esperado ?siete a?os para un tratado!
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