La sindicatura y la izquierda transparente
La Sindicatura de Cuentas es un organismo que act¨²a con el poder como la espada de Aquiles: cura y mata. Su funci¨®n, fiscalizar las cuentas de la Generalitat y organismos dependientes, la hace en unas ocasiones odiosa y en otras amada para el Gobierno de turno, seg¨²n sea el veredicto. Por eso desde su puesta en marcha han abundado los episodios de intromisi¨®n del poder. Vayan algunas perlas a modo de ejemplo. En el a?o 2000 se entreg¨® al Parlament con 515 d¨ªas de retraso la auditor¨ªa sobre la ejecuci¨®n de los presupuestos de 1997. En mayo de 2002 se puso fin a 15 meses de bloqueo para elegir al s¨ªndico mayor, cargo que recay¨® en Mari¨¤ Nicol¨¤s, a propuesta de CiU. Por esas fechas los parlamentarios llevaban tres a?os esperando el informe de la sindicatura sobre el caso Pallerols, de supuesta financiaci¨®n irregular de Uni¨® a trav¨¦s de fondos europeos para formaci¨®n de parados. Un mes despu¨¦s, en junio de 2002, el dictamen tan largamente esperado fue rechazado por incompleto, con los votos de la izquierda y el PP. Y en el apartado de triqui?uelas dilatorias, en 2002 se tard¨® dos meses en que el s¨ªndico mayor firmara un tal¨®n que permitiera comprar sellos para poder enviar cartas a 950 ayuntamientos en las que se recababa informaci¨®n sobre los contratos con la empresa Europraxis, a la que estaba vinculado Josep Pujol Ferrusola, hijo del presidente de la Generalitat. La lista resultar¨ªa interminable y los ejemplos escasamente edificantes en horario infantil. Pero as¨ª fueron los a?os calientes de la sindicatura, cuando CiU utilizaba a sus s¨ªndicos para protegerse de las embestidas pol¨ªticas de la oposici¨®n y la izquierda, sin la m¨¢cula del poder, rug¨ªa ante las trabas, los incumplimientos y la picaresca urdidos por el centro derecha nacionalista.
Desde la victoria del tripartito, la gesti¨®n de Joan Colom al frente de la sindicatura ha sido un ejemplo de independencia, no exenta de tensiones con el poder
Y lleg¨®, al fin, la izquierda al poder con la transparencia como estandarte. Pasqual Maragall alcanzaba la presidencia de la Generalitat a finales de 2004 y la sindicatura cobraba nuevos br¨ªos. Joan Colom se pon¨ªa a la cabeza del organismo a propuesta del PSC. La gesti¨®n del nuevo s¨ªndico mayor, no exenta de tensiones pol¨ªticas con sus propios correligionarios, ha sido a lo largo de estos a?os un ejemplo de independencia y de trabajo bien hecho. Los informes ya no se traspapelan ni se retrasan semanas, meses o a?os. Las auditor¨ªas no se pierden entre la sede de la sindicatura y la del Parlament, aunque, a juzgar por ciertas manifestaciones, algunos desear¨ªan que as¨ª fuera.
Esta misma semana, EL PA?S avanz¨® el contenido de la fiscalizaci¨®n de la Sindicatura de Cuentas sobre el Consorcio Sanitario Integral (CSI) correspondientes a 2007, realizada por el s¨ªndico Agust¨ª Colom. La casualidad quiso que se diera publicidad a esas cuentas el mismo d¨ªa que abr¨ªa puertas el hospital comarcal del Baix Llobregat. El centro precisamente est¨¢ gestionado por las sugestivas siglas CSI, tras las que se agrupan la Generalitat, ayuntamientos de la comarca y, en posici¨®n muy minoritaria, la Cruz Roja. Pues bien, la auditor¨ªa de la sindicatura ha detectado que la Administraci¨®n pag¨® dos veces por el proyecto del hospital (665.000 euros primero y 1,2 millones luego), que acab¨® costando 15 millones m¨¢s de lo previsto, que se pagaron 3,1 en intereses de demora y que se vendi¨® el banco de sangre de Cruz Roja sin que fuera propiedad del CSI. El Departamento de Salud en una dura e in¨¦dita respuesta se ha acogido a que, aunque se trate de entidades p¨²blicas, la instituci¨®n auditada se rige por el derecho privado. Por tanto, no est¨¢ sujeta en su totalidad a la Ley de Contratos de las Administraciones P¨²blicas. Los grises siempre son opinables. La sindicatura ha cumplido con su obligaci¨®n. Su independencia ha quedado a salvo, m¨¢xime cuando, en un acto de supervivencia y solidaridad pol¨ªticas, el tripartito arrop¨® el pasado viernes las explicaciones dadas por Salud.
No deja de ser sorprendente que la izquierda, palad¨ªn de la transparencia, ponga en tela de juicio el trabajo de la sindicatura. En momentos de desafecci¨®n o crisis, el potencial de decepci¨®n de la pol¨ªtica, asegura el fil¨®sofo Daniel Innerarity, es mayor en la izquierda que en la derecha. Por eso, agrega, el vicio de la izquierda es la melancol¨ªa y el de la derecha el cinismo. A veces parece que las tornas cambien.
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