Al Madrid le basta un rato

Hay detalles definitorios. Un gol, por ejemplo. El segundo del Real Madrid, consecuencia del f¨²tbol con lazo, asociativo. Lo que da jugar con tres centrocampistas como Xabi Alonso, Granero y Guti. Kak¨¢, por una vez, se descolg¨® al eje. Esta vez, no para arrancar hacia una porter¨ªa lejana. El brasile?o, individualista y atormentado en otras ocasiones, eligi¨® el mejor atajo hacia el gol, un pase sencillo y centrado a Guti. Al instante, Granero se descolg¨® hacia el balc¨®n del ¨¢rea del Espanyol. Guti lo advirti¨®, por supuesto, y el Pirata, que toca el viol¨ªn con el empeine, emboc¨® la pelota en la cabeza de Ra¨²l. Kameni respondi¨® con agilidad, pero lleg¨® Kak¨¢, el primer enlace de la jugada, y el equipo catal¨¢n no tuvo remedio. Pausa, toque, b¨²squeda del espacio, movilidad y paciencia. Todas las cualidades en un gol de mucho calado para un Madrid que no siempre ha entendido que este juego no es uno contra todos, se llame como se llame. Tambi¨¦n lo ha comprendido Pellegrini. O eso parece a la espera del regreso de Cristiano Ronaldo. Con Sergio Ramos cada vez m¨¢s asentado como central y Arbeloa m¨¢s desinhibido en ataque, el mecano defensivo funciona; los tres enganches del centro han despejado cualquier duda, en Riazor, anoche durante m¨¢s de una hora y meses antes. Ahora es cuesti¨®n del t¨¦cnico c¨®mo manejar, pol¨ªtica y deportivamente, la vanguardia.

El segundo gol blanco combin¨® pausa, toque, b¨²squeda del espacio y movilidad

Nadie en una plantilla tan exquisita enrosca la pelota como Granero

El conjunto catal¨¢n, con pocas costuras, se entreg¨® ya desde el calentamiento

Sin oposici¨®n por la inconsistencia de un adversario en plena transici¨®n, en el primer tiempo el Madrid gobern¨® el partido con una suficiencia extraordinaria. En realidad se enfrent¨® a s¨ª mismo. Y tuvo muchos registros: buena presi¨®n arriba, la pelota bien adiestrada, desmarques constantes y firmeza defensiva. Como resultado, el Madrid jug¨® 45 minutos a un palmo de Kameni, sin otra barrera que la del propio portero camerun¨¦s. No tuvo otro dictado el Espanyol, un equipo sin molde, que tiene el aire de los desnortados. Por algo lleva cinco meses sin marcar siquiera un gol fuera de casa. Obligado por las penurias, Mauricio Pochettino, su t¨¦cnico argentino, que ya ha hecho debutar a siete canteranos durante este curso, intenta acunar a un grupo de noveles. Tiene tajo, mucho tajo por delante.

Con tan pocas costuras, el Espanyol, tan an¨¦mico en el primer tramo, se entreg¨® desde el calentamiento. En un suspiro, ya le hab¨ªa condenado Sergio Ramos, excelente cabeceador de un estupendo centro de Granero. Nadie en una plantilla tan exquisita enrosca la pelota como ¨¦l. El bal¨®n despega de su empeine interior con vuelo quebradizo para los zagueros y gozoso para quienes buscan el gol, a los que les basta el flequillo. El gol despej¨® el camino al Madrid, que gener¨® media docena de ocasiones con un juego solvente. S¨®lo mediado el segundo acto se le agrietaron las l¨ªneas. Desconectado Benzema toda la jornada, el medio campo se fatig¨® y el Espanyol amag¨® un par de veces ante Casillas. Reaccion¨® Pellegrini, y con Lass por Guti el equipo se forr¨® de otra forma, m¨¢s dispuesto para el combate. Con Xabi Alonso, Guti y Granero, el partido estaba de cara. Ahora se trataba de guardar la ventaja. En el f¨²tbol hay muchas v¨ªas. Incluso para el Espanyol, aunque no tenga el mismo talento y la misma versatilidad. Su segundo tiempo fue meritorio. Fue m¨¢s agresivo, tuvo m¨¢s cuajo y logr¨® dar un descanso a Kameni; pero no tiene futbolistas que desequilibren.

El Madrid se volvi¨® intermitente, perdi¨® el hilo y el encanto del primer tiempo. Ya era un equipo previsible, con la quietud de otras semanas. El partido se espes¨® de mala manera, entre la falta de br¨ªo local y la escasa pujanza visitante. La faena ya se hab¨ªa ali?ado con los tantos de Ramos y Kak¨¢, autor tambi¨¦n de la mejor oportunidad tras el descanso, un remate raso al poste derecho de Kameni. Iv¨¢n Alonso, poco antes, pudo devolver al Espanyol al partido, pero se ofusc¨® ante el meta madridista. Demasiada factura para un equipo que vive en el alambre. El primer Madrid se bast¨®; el segundo estuvo de m¨¢s, salvo el tanto del resucitado Higua¨ªn. M¨¢s argumentos para el futuro Madrid.