Europa contra los especuladores
Bruselas baraja varias opciones para rescatar a Grecia - Pr¨¦stamos bilaterales, avales o incluso compras masivas de deuda son las opciones m¨¢s claras
Los problemas de Grecia han empezado a arrastrar a Portugal y Espa?a, han desatado la especulaci¨®n sobre una posible crisis fiscal en estos pa¨ªses, llevan unos d¨ªas metiendo una enorme presi¨®n sobre las Bolsas, sobre los mercados de deuda p¨²blica, sobre los Gobiernos m¨¢s afectados. Pero no se trata de Grecia, ni de Portugal, ni siquiera de Espa?a, la cuarta econom¨ªa de la Uni¨®n. La pieza es mayor. La crisis griega -y sus r¨¦plicas a lo largo del Mediterr¨¢neo- amenaza con convertirse en un hurac¨¢n contra la deuda soberana que en ¨²ltima instancia podr¨ªa desestabilizar a la eurozona en su conjunto, desde Helsinki hasta Tarifa. Tras varias semanas de negar la posibilidad de una suspensi¨®n de pagos griega, de declaraciones tibias que han atizado el fuego en los mercados, la Uni¨®n apuesta ahora por cocinar un rescate y acabar con las apuestas de casino de los especuladores que amenazan a los pa¨ªses sure?os. ?C¨®mo? No es sencillo.
La UE es contraria a que el FMI lidere el salvamento de los pa¨ªses problem¨¢ticos
La Uni¨®n teme que el ataque de los mercados provoque un efecto domin¨®
Hay expertos que consideran que un rescate de un pa¨ªs desde dentro de la eurozona ser¨ªa simple y llanamente ilegal. Que es el Fondo Monetario Internacional (FMI), el habitual apagafuegos en la crisis de deuda, quien deber¨ªa tomar las riendas. "Pero el rescate es perfectamente legal", asegura Paul De Grauwe, "adem¨¢s de necesario". Grecia supone apenas un 3% de la eurozona, pero una suspensi¨®n de pagos abocar¨ªa al sistema financiero europeo a una tremenda sacudida: una parte significativa de los bonos griegos est¨¢ en los balances de los grandes bancos europeos, muy castigados por la crisis subprime. Y provocar¨ªa un efecto contagio muy peligroso en la deuda p¨²blica de otros pa¨ªses, como Espa?a y Portugal han podido constatar.
Las cl¨¢usulas del Tratado de Maastricht impiden categ¨®ricamente que sea el BCE quien salga al rescate, y dejan claro que ning¨²n pa¨ªs puede ser forzado a salvar a otros. Pero eso no excluye que los Gobiernos decidan libremente lanzar un salvavidas financiero a uno de los Estados Miembros, en situaciones excepcionales y a cambio de contrapartidas: b¨¢sicamente, de que Grecia se apriete el cintur¨®n y ponga en marcha un dur¨ªsimo ajuste. Algo que en teor¨ªa ya ha hecho.
Al igual que Grecia y Espa?a, Europa se enfrenta a un problema grave de credibilidad. La UEM est¨¢ en entredicho "como ¨¢rea monetaria ¨®ptima", tradicional eufemismo que usan los economistas para asegurar que no puede funcionar un ¨¢rea que deja su pol¨ªtica monetaria en manos del BCE, pero que convive con pol¨ªticas fiscales muy diferentes (pa¨ªses irresponsables, cuyo ep¨ªtome es Grecia, por oposici¨®n con los r¨ªgidos cors¨¦s fiscales de Alemania), con pol¨ªticas laborales muy diferentes. Con pol¨ªticas econ¨®micas divergentes, en suma.
Hasta ahora, Bruselas ha jugado al gato y al rat¨®n. Ha exigido a Grecia un fuerte ajuste presupuestario, una subida de impuestos, una rebaja de salarios y un tijeretazo en las pensiones. Espa?a y Portugal han dado pasos en esa misma direcci¨®n. Pero los mercados no captan el mensaje. "Ahora la UE pasa a la acci¨®n: lo m¨¢s probable es que haya una declaraci¨®n inequ¨ªvoca de intenciones, una estrategia disuasoria para que los especuladores se retiren", dice De Grauwe.
Las alternativas son numerosas: pr¨¦stamos bilaterales, avales, cr¨¦ditos del Banco Europeo de Inversiones, incluso un nuevo mecanismo financiero que evite el desastre. Incluso se baraja usar un fondo extraordinario creado hace unos meses (con el apoyo expl¨ªcito del FMI) para ayudar a los pa¨ªses del Este. O la compra masiva de deuda p¨²blica griega por parte de los bancos centrales m¨¢s poderosos, con Alemania a la cabeza. Desde el Reino Unido y Suecia -los aleda?os del euro, m¨¢s euroesc¨¦pticos que nunca- se prefiere la opci¨®n del FMI, pero eso ser¨ªa casi una humillaci¨®n para Bruselas, una suerte de reconocimiento de la derrota del euro.
"Si hay voluntad pol¨ªtica puede haber rescate", asegur¨® Brian Coulton, de Fitch. En ese caso surgir¨ªa otro problema, el denominado riesgo moral. Un rescate implica que se salva a quien ha actuado de forma irresponsable. Pero dejar caer a Grecia supone un enorme riesgo de contagio: un Lehman Brothers a la europea.
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