El d¨ªa que Europa roz¨® la cat¨¢strofe
Dos horas antes de la cumbre, el plan de rescate para Grecia segu¨ªa bloqueado - Van Rompuy convoc¨® a Sarkozy, Merkel y Papandreu y les ley¨® el documento final
Jueves 11 de febrero, 10.30 de la ma?ana. Un discreto Herman Van Rompuy se estrena como presidente de la UE en una cumbre agitada por la tragedia griega, la crisis fiscal que se extiende como un virus potencialmente mort¨ªfero por el sur de Europa, desde Atenas a Lisboa. Van Rompuy, seg¨²n la reconstrucci¨®n elaborada por EL PA?S, se ha visto obligado a retrasar unas horas -con la excusa de la tremenda nevada que cubre Bruselas- la reuni¨®n de Jefes de Estado de los Veintisiete: los mercados dan por buenas las informaciones que hablan de un acuerdo para rescatar a Grecia y a cualquier otro pa¨ªs con problemas, pero en realidad no hay tal pacto. No hay apenas nada: tan s¨®lo declaraciones de buena voluntad pol¨ªtica. Cuando hay que materializarlas, reaparecen las habituales querellas paneuropeas: Alemania, el pa¨ªs con los bolsillos m¨¢s llenos, lleva meses resisti¨¦ndose a dise?ar un mecanismo anticrisis que suponga "gastar para solucionar el problema de los pillos", en palabras de la canciller Angela Merkel.
Van Rompuy forz¨® una reuni¨®n 'in extremis' con Grecia, Alemania y Francia
Berl¨ªn se resist¨ªa a ayudar a Atenas y a detallar el plan de rescate
Se cre¨® un grupo de trabajo secreto para dise?ar un mecanismo anticrisis
Los titubeos de la eurozona son "una negligencia grave", seg¨²n el Eurogrupo
Merkel reclama a Atenas un ajuste a¨²n m¨¢s severo del que ha iniciado
Algunos expertos reclaman un Fondo Monetario Europeo para los rescates
La crisis pone de manifiesto desajustes fiscales, laborales y sociales
"Grecia a¨²n tiene fuelle, pero la crisis fiscal se alargar¨¢", dice un experto
Van Rompuy es consciente de que sin el pacto los mercados caer¨¢n sin misericordia sobre Grecia, Portugal y Espa?a, en un ataque potencialmente desastroso para la eurozona en su conjunto, y convoca una reuni¨®n de urgencia con Merkel, el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, y el l¨ªder griego, George Papandreu, a la que luego se unen el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y el de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso. En poco m¨¢s de dos horas fuerza una soluci¨®n in extremis, hist¨®rica y a la vez decepcionante. ?sa suele ser la divisa de Bruselas.
La eurozona dice a las claras, por primera vez, que no va a dejar caer a ning¨²n pa¨ªs, y al menos eso sirve para mantener la calma en los mercados: los especuladores han plegado velas tras varias semanas de ataque feroz, tras convencerse de que el pacto estaba cocinado, listo para servir. La Uni¨®n logra as¨ª un acuerdo de m¨ªnimos y a la vez se ahorra todo tipo de detalles acerca del rescate: es s¨®lo una soluci¨®n transitoria, una declaraci¨®n de intenciones, un arma de disuasi¨®n. No hay dinero, ni siquiera se ha articulado un mecanismo, nadie sabe c¨®mo se va a armar el salvamento griego si al final fuera necesario apoyar a Grecia o a cualquier otro pa¨ªs, algo que los expertos consideran probable si la crisis se alarga.
Se ha criticado la vaguedad del pacto, pero la realidad es otra: "Habr¨ªa sido una cat¨¢strofe no alcanzar un acuerdo sobre Grecia", asegura uno de los seis asistentes a esa reuni¨®n decisiva -que pone punto y seguido a la primera gran crisis del euro desde su creaci¨®n, en 1999-. La crisis de deuda europea empieza a trazar as¨ª claros paralelismos con la crisis subprime y el plan aprobado por EE UU para salvar a la banca en 2008. "?bamos al descalabro total", explic¨® en su d¨ªa George Bush para argumentar la necesidad de aprobar el plan de rescate multimillonario a la banca. Se ha dado el primer paso para evitar el desastre, viene a decir ahora la Uni¨®n, aunque esta vez no sean los bancos sino los Estados quienes pueden necesitar ser salvados de la quema.
Europa se ha movido con extremo sigilo para lograr ese acuerdo, pero tambi¨¦n con la habitual esclerosis institucional. Un d¨ªa antes del encuentro decisivo, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker -muy activo en todas las negociaciones previas pero ausente en la reuni¨®n definitiva por su falta de sinton¨ªa con Sarkozy, seg¨²n algunas fuentes- convoc¨® con la m¨¢xima urgencia una teleconferencia de los 16 ministros de Econom¨ªa. El orden del d¨ªa era el de siempre: Grecia, cuya situaci¨®n se hab¨ªa agravado en la ¨²ltima semana tras la llamada reuni¨®n de los esquimales, que alude a la mantenida por los ministros de Finanzas del G-7 en Iqualit (Canad¨¢) el 5 y 6 de febrero. De Canad¨¢ se sali¨® sin un mensaje claro y eso aliment¨® los ataques sobre la deuda griega (y la portuguesa, y la espa?ola), y una fuerte p¨¦rdida de valor del euro. Pero de nuevo la teleconferencia se sald¨® sin resultados. El supuesto pacto francoalem¨¢n no era sino una especulaci¨®n fundada. Pero no hab¨ªa forma de desencallar el acuerdo pese al reguero de reuniones: Papandreu se vio con Sarkozy y Merkel unos d¨ªas antes, y hubo tambi¨¦n varios contactos entre Par¨ªs y Berl¨ªn para seguir la crisis griega.
Juncker calific¨® ayer de "negligencia econ¨®mica grave" esa actuaci¨®n titubeante de la eurozona. Papandreu ha ido m¨¢s lejos y ya habla del da?o que la inacci¨®n europea provoca en Atenas, con Grecia "convertida en un laboratorio animal en medio de la batalla entre Europa y los mercados".
Las dificultades para dise?ar un rescate con ayudas m¨¢s expl¨ªcitas proceden de Alemania. Berl¨ªn tiene dos problemas serios que no le permiten ceder. Por un lado, la complejidad de un Gobierno de coalici¨®n entre democristianos y liberales, en el que algunos de sus miembros se han mostrado radicalmente en contra del proyecto de rescate. Por otro, la opini¨®n p¨²blica alemana, en la que ha ido fraguando la idea de que los trabajadores "no quieren pagar los d¨¦ficits de otros pa¨ªses", seg¨²n una alta fuente comunitaria. "La crisis hace emerger la eterna lucha entre la necesaria solidaridad europea y los intereses nacionales", se?ala un analista de un think tank.
Merkel sac¨® en Bruselas toda la artiller¨ªa: reclam¨® a Grecia un severo ajuste (a¨²n m¨¢s all¨¢ del tijeretazo ya aprobado, que supone recortes del gasto p¨²blico, de salarios, de pensiones y una fuerte subida de impuestos) y record¨® las sentencias del Constitucional alem¨¢n sobre el Tratado de Maastricht, que alumbr¨® el euro, y sobre el reciente Tratado de Lisboa. Esas sentencias proh¨ªben adoptar cualquier medida que ponga en riesgo la estabilidad monetaria.
Hay que conocer la historia para escapar de ella: Alemania lo sabe bien y no quiere despertar viejos fantasmas. Pero a la vez la crisis obliga. "Europa es cuando todo el mundo se pone de acuerdo y Alemania paga", ironiza Daniel Gros, del Center for European Policy Studies. "Ha empezado un baile entre los griegos, los alemanes y los mercados. El nerviosismo puede haberse calmado, y Grecia tiene fuelle para bailar, para resistir unos meses. Pero las crisis fiscales no se resuelven en unos meses y los nervios van a reaparecer. La eurozona tiene que ir m¨¢s all¨¢ de la declaraci¨®n de intenciones y crear un mecanismo de rescate, un Fondo Monetario Europeo. Esa decisi¨®n no pasa por Bruselas: pasa por Berl¨ªn, que dispone del dinero", sostiene Gros.
Lo cierto es que todas las reuniones preparatorias finalizaron sin acuerdo y el pasado jueves la tormenta segu¨ªa viva -aunque menos activa- en los mercados. Formalmente, el Consejo Europeo hab¨ªa convocado la reuni¨®n para debatir medidas para salir de la crisis. Grecia barri¨® ese orden del d¨ªa. La crisis fiscal del sur de Europa lo eclipsa casi todo desde hace tiempo. "Al cabo, los mercados sobrerreaccionan... Y los pol¨ªticos necesitan sobrerreaccionar igual", seg¨²n el economista estadounidense Larry Summers.
Pero no est¨¢ nada claro que la reacci¨®n de la Uni¨®n sea suficiente. Aun as¨ª, "lo que es seguro es que la ausencia de respuesta hubiera llevado al p¨¢nico a los mercados", asegura el economista Santiago Carb¨®. Van Rompuy, el hombre que ha sido capaz de pacificar B¨¦lgica, sab¨ªa que un asunto tan espinoso no pod¨ªa solucionarse sin preparar la cumbre a conciencia. Por esa raz¨®n convoc¨® en su despacho a Sarkozy, Merkel y Papandreu, a quienes ley¨® el documento final de la cumbre, que ¨¦l mismo hab¨ªa redactado la noche anterior. Un texto de apenas cinco p¨¢rrafos que deja la p¨®lvora para el final: "Los Estados de la zona euro tomar¨¢n medidas coordinadas, si es necesario, para preservar la estabilidad financiera de la zona euro en su conjunto". Durante m¨¢s de dos horas el improvisado directorio debati¨® "con cierta tensi¨®n" los desaf¨ªos del plan de austeridad y las posibles ayudas.
As¨ª se fragu¨® el acuerdo, que ha causado cierta decepci¨®n en algunos c¨ªrculos por las expectativas creadas. "Esto es lo m¨¢ximo que pudimos hacer por Grecia", coment¨® uno de los miembros de ese reducido directorio. Con el texto pactado en la mano, Van Rompuy se dirigi¨® a la Biblioteca Solvay, un edificio que evoca un cierto modo de entender el capitalismo, tal vez algo m¨¢s social, con rostro humano. En esa sala solemne le aguardaban los l¨ªderes de los Veintisiete. Van Rompuy present¨® el texto, que fue aceptado ¨ªntegramente "sin discusiones". "No hubo intervenciones", se?ala uno de los asistentes.
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