Estrategias para afrontar la crisis
Son muchos los libros y art¨ªculos en los que se describe la crisis como una oportunidad. Nos explican que puede suponer un replanteamiento de nuestros valores, un aprender a compartir, un aumento de nuestra creatividad? Aprovechar todo lo positivo que conlleva la crisis es un mensaje muy valioso que debemos tener siempre presente. Sin embargo, estos an¨¢lisis en positivo debemos interpretarlos con cautela porque algunos podr¨ªan confundirnos.
En uno de estos libros, una de las frases que me obligaron a pararme a pensar sentenciaba: "No debemos tener miedo a la crisis". Intent¨¦ imaginar ley¨¦ndola a un padre o una madre que s¨®lo dispone de su sueldo para mantener a la familia y que se encuentra a punto de perder el empleo. ?Qu¨¦ pensar¨ªa? Probablemente, todav¨ªa se sentir¨ªa peor porque interpretar¨ªa su miedo como se?al de que no afronta la situaci¨®n como deber¨ªa. Cuando, por el contrario, en una situaci¨®n tan dura, de entrada, el miedo ser¨ªa mejor indicio de salud mental que cualquier otro tipo de emoci¨®n positiva.
"La manera menos dif¨ªcil de confiar m¨¢s en nosotros mismos, de ser m¨¢s optimistas, es intentando cambiar nuestra forma de actuar""La evitaci¨®n no es una estrategia ¨²til. El primer paso para poder empezar a avanzar es mirar a nuestros fantasmas a la cara"
El miedo puede constituir una emoci¨®n normal ante la crisis. Como tambi¨¦n puede serlo la rabia. Imaginemos a un hombre que ha pasado media vida entreg¨¢ndose a la empresa; de hecho, se siente totalmente identificado con ella. Debido a la crisis, lo prejubilan. Aunque entienda que no hab¨ªa otra salida para la empresa, puede sentir que ¨¦l todav¨ªa ten¨ªa mucho por entregar o pensar que al menos se merec¨ªa alg¨²n tipo de reconocimiento especial que no ha visto por ning¨²n lado. Sentir rabia en estas circunstancias ser¨ªa de lo m¨¢s humano.
La tristeza es otro sentimiento com¨²n en esta ¨¦poca. Si nuestra situaci¨®n econ¨®mica nos obliga a vender la casa en la que hemos veraneado toda la vida o a empe?ar una pulsera que nos regal¨® nuestra madre, ?c¨®mo no vamos a sentir pena?
El miedo, la rabia, la tristeza y muchos otros sentimientos dolorosos son emociones normales ante la crisis. En algunos casos pueden derivar en depresiones o trastornos de ansiedad. Las consultas psiqui¨¢tricas se han disparado por estos motivos. Lo que diferencia a las personas que tiran para delante de las que se hunden es precisamente qu¨¦ hacen con estas emociones, c¨®mo las gestionan.
nefasta estrategia: la evitaci¨®n
"Aceptar nuestra vulnerabilidad en?lugar de tratar de ocultarla
es la mejor manera de adaptarse
a la realidad" (David Viscott)
Cuesta mucho aguantar el sufrimiento. La pena nos deja sin energ¨ªas y sin ilusi¨®n. La rabia nos acelera y, si traspasa las fronteras, podemos acabar enfadados con el mundo. El miedo nos paraliza aprision¨¢ndonos en una espiral de preocupaciones. Por eso, muchas personas no quieren ni ver este sufrimiento y huyen. Se esconden detr¨¢s de lo que pueden. A veces, su escudo es el alcohol (seg¨²n diferentes estad¨ªsticas, el consumo de alcohol ha aumentado durante la crisis). En otras ocasiones, su anest¨¦sico puede ser la televisi¨®n. Otro refugio lo pueden constituir las fantas¨ªas esperanzadoras. La ilusi¨®n de que nos tocar¨¢ el gordo en la loter¨ªa es una de ellas, y por ello los juegos de azar son uno de los pocos mercados favorecidos actualmente.
Pero si evitamos el problema, evitamos su soluci¨®n. Como la tortuga que Wilson y Luciano describen en su libro Terapia de aceptaci¨®n y compromiso. Se trata de una tortuga que se dirige hacia su cueva, donde est¨¢n sus cr¨ªas y el resto de las tortugas. Pero cada vez que llueve, cuando sopla el viento, cuando se topa con piedras, se mete en su caparaz¨®n. A veces sale del caparaz¨®n, avanza un poco, pero en cuanto ocurre a su alrededor algo inesperado vuelve dentro. ?De esta forma puede alcanzar lo que pretende? A lo mejor, la alternativa es avanzar con todo el cuerpo fuera, en pleno contacto con el suelo, abierta a todo lo que pueda surgir en ese camino. Probablemente no le gusten muchas de las cosas que est¨¦n es ese camino, o tal vez s¨ª, pero eso es absolutamente distinto de su compromiso de avanzar por el sendero.
Mirar a la cara al sufrimiento
"S¨®lo podemos curarnos del sufrimiento experiment¨¢ndolo completamente" (Marcel Proust)
Est¨¢ claro que la evitaci¨®n no es una estrategia ¨²til. El primer paso para poder empezar a adoptar estrategias que s¨ª nos pueden ayudar es justamente lo contrario: mirar a la cara al sufrimiento y preguntarnos: ?por qu¨¦ sufrimos tanto?, ?qu¨¦ tememos?, ?qu¨¦ es lo peor que creemos que nos puede pasar? Tal como nos recomienda Gerardo Schmedling, "ante el sufrimiento, el miedo, la tristeza o la angustia, hazte una simple pregunta: ?qu¨¦ es lo que no estoy aceptando?". Si estamos sufriendo, no tapemos nuestros temores; al contrario, desenterr¨¦moslos. No es nada f¨¢cil y es doloroso, pero no podemos malgastar energ¨ªas manteni¨¦ndolos constantemente tapados. Se trata de mirar a nuestros fantasmas a la cara. De sentir todo el dolor que nos provocan. Confesarnos a nosotros mismos lo que no queremos vislumbrar. Podemos escribirlo, contarlo a alguien de nuestra confianza o, simplemente, parar, reflexionar y sentirlo.
Normalmente, lo que tememos, si acaba sucediendo, no tiene nunca ese aspecto tan terror¨ªfico que le ha conferido nuestra imaginaci¨®n. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan muestra que las personas que se preocupan demasiado por la posibilidad de perder su puesto de trabajo tienen peor estado de salud y m¨¢s s¨ªntomas de depresi¨®n que las que ya est¨¢n en paro. Resulta l¨®gicamente parad¨®jico, aunque t¨ªpicamente humano: sufrimos m¨¢s cuando tenemos un empleo y tememos perderlo que cuando realmente ya lo hemos perdido.
Hay una idea fuertemente inscrita en nuestros cerebros: que nuestros pensamientos determinan totalmente nuestras conductas. Por eso nos aconsejan que debemos ser optimistas, porque si no lo somos, no vamos a conseguir ese empleo o resucitar nuestro negocio. Pero ?c¨®mo? Si nuestra mente se empe?a en no ver nada claro, ?c¨®mo podemos eliminar esas inseguridades?
No existe ning¨²n bistur¨ª para arrancar nuestras dudas, ninguna f¨®rmula m¨¢gica para convertirnos en optimistas. Es muy dif¨ªcil cambiar nuestros pensamientos y nuestras emociones. No obstante, existe una v¨ªa indirecta que nos puede ayudar. Consiste en cambiar nuestro comportamiento. Tendemos a creer que debemos conseguir pensar en positivo para poder actuar en consecuencia, pero quiz¨¢ podamos tomar el camino contrario.
Hagamos una hip¨®tesis: Ana, una mujer de 38 a?os que debe ir a una entrevista de trabajo; su ¨¢nimo es bajo porque ya ha acudido a muchas y no ha conseguido nada m¨¢s que sentirse derrotada. Final 1: decide no acudir. Final 2: a pesar de sus sentimientos, acude. Los pensamientos no determinan totalmente lo que finalmente realizamos. En definitiva, para encontrar trabajo no importa tanto lo que Ana piensa como el hecho de acudir o no a la entrevista. Si estamos parados, debemos movernos. Si queremos prosperar, no malgastemos nuestras energ¨ªas en tapar los miedos; intentemos reconocerlos, ponerlos en una mochila y seguir hacia nuestras metas.
Es posible sufrir y avanzar
"La actividad es el ¨²nico camino que?lleva al conocimiento"
(George Bernard Shaw)
D¨ªas atr¨¢s recib¨ª una llamada, de las que ya vienen formando parte de nuestra cotidianidad, para informarme de las ventajas de una compa?¨ªa telef¨®nica. La escuch¨¦ con atenci¨®n porque pens¨¦ que quiz¨¢ me interesar¨ªa, pero finalmente declin¨¦ la oferta. El teleoperador era una persona muy amable y, no s¨¦ muy bien c¨®mo, acabamos hablando sobre la vida. Le confes¨¦ que admiraba a las personas como ¨¦l porque un trabajo como el suyo, en el que se reciben tantas negativas, debe de ser realmente duro. Me coment¨® con cierto orgullo que la mayor¨ªa de sus compa?eros no aguantaban mucho tiempo, pero que ¨¦l ya llevaba tres a?os. Y entonces me desvel¨® su estrategia: "Pienso que mi labor es como ir a coger cangrejos en una playa de piedras, debes levantar muchas para encontrar uno debajo".
A?adi¨® que los noes e incluso las malas formas con que le contestaban las encajaba bien, porque "soy consciente de que quiz¨¢ llamo en un momento que molesto o que quiz¨¢ ya han llamado muchos antes que yo y quien contesta ya est¨¢ harto de recibir este tipo de llamadas". Federico, que as¨ª se llamaba este h¨¦roe invisible, me regal¨® unas reflexiones muy sabias que demostraban mucha empat¨ªa y una visi¨®n que le permit¨ªa avanzar. La manera menos dif¨ªcil de confiar m¨¢s en nosotros mismos, de ser m¨¢s optimistas, de aumentar la autoestima, no es intentando cambiar nuestra forma de pensar, sino de actuar. Si avanzamos, nuestros peque?os o grandes logros ser¨¢n los que limar¨¢n mejor nuestras inseguridades.
Para ver el otro lado
1. Pel¨ªculas
-'Los lunes al sol', de Fernando Le¨®n de Aranoa.
-'The Full Monty', de Peter Cattaneo.
-'En busca de la felicidad', de Gabriele Muccino.
-'Lo que el viento se llev¨®', de Victor Fleming.
2. M¨²sica
-'Crisis', de Joaqu¨ªn Sabina.
-'Crisis, what crisis', de Supertramp.
Energ¨ªa para avanzar
En tiempos duros puede resultar agotador y necesitaremos energ¨ªa. Eso se consigue realizando actividades que nos hagan disfrutar, y, por fortuna, la crisis no nos priva de cosas sencillas que no cuestan dinero: un paisaje hermoso, m¨²sica, la compa?¨ªa de amigos? Una vez conseguida, debemos utilizar la energ¨ªa para no pararnos y comprometernos con un objetivo que creamos apropiado para nuestra felicidad.
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