Sur¨¢frica, 20 a?os despu¨¦s
El 11 de febrero de 1990, Nelson Mandela sal¨ªa de prisi¨®n y Sur¨¢frica se abocaba al sue?o de una sociedad no racial y pr¨®spera para todos, blancos y negros. Veinte a?os despu¨¦s, tal sue?o es una realidad s¨®lo para unos pocos, y es la falta de prosperidad para la mayor¨ªa la que impide consolidar una sociedad en la que la raza pase a segundo plano: sigue siendo la poblaci¨®n negra la que carga con una pobreza cada vez mayor. La desigualdad, de las mayores del mundo, ahora no se da s¨®lo entre blancos y negros, sino tambi¨¦n entre negros.
No es f¨¢cil darle la vuelta a una econom¨ªa construida con siglos de opresi¨®n. Y m¨¢s cuando, advirtieron los ministros del Congreso Nacional Africano (CNA), el pa¨ªs estaba hace 20 a?os en bancarrota. El Gobierno racista, acorralado por las sanciones, ped¨ªa cr¨¦ditos en Luxemburgo con intereses alocados. La deuda ascend¨ªa a 24.000 millones de euros, la mitad del PIB.
La poblaci¨®n negra carga con una pobreza cada vez mayor
El Gobierno del Congreso Nacional Africano hered¨® un pa¨ªs en bancarrota
Uno de los art¨ªfices del cambio fue Trevor Manuel, un activista sin conocimientos de econom¨ªa que se convertir¨ªa en el ministro de Finanzas m¨¢s longevo del mundo. Ten¨ªan que atajar como fuera la deuda para, como dijo el propio Manuel, "no gastar en el pasado y poder invertir en el ma?ana".
Eso en un pa¨ªs necesitado de dinero para suministrar agua, electricidad y viviendas a los guetos, dignificar escuelas y construir hospitales, extender la cobertura social y asegurar estabilidad pol¨ªtica. Manuel y sus expertos de nuevo cu?o consiguieron parar la deuda con presupuestos intransigentes, de f¨¦rreo control del gasto. El voto masivo de la poblaci¨®n al CNA en 1994 les permiti¨®, como recuerda la gobernadora del Banco Central, Gill Marcus, en la biograf¨ªa de Manuel, Choice or fate, "tomar entonces las decisiones m¨¢s duras con vistas al largo plazo".
La pol¨ªtica de Black Economic Empowerment dio acceso a los negros al accionariado de las empresas y propici¨® la creaci¨®n de una ¨¦lite poderosa por sus conexiones estrechas con el CNA, as¨ª como el nacimiento de una clase media. Sur¨¢frica se convert¨ªa en el pa¨ªs con m¨¢s seropositivos, seis millones, una tragedia humanitaria, pero tambi¨¦n econ¨®mica, en t¨¦rminos de p¨¦rdida de capital humano y coste sanitario.
La m¨¢xima para la lucha contra la mayor lacra del apartheid, el paro, en los ¨²ltimos ocho a?os ha sido el crecimiento sostenido de la econom¨ªa. Pero no ha bastado, y el desempleo (del 24%, sin contar a los que ya no buscan trabajo) es rampante en los guetos, acicate del crimen y bomba de relojer¨ªa. Es ahora, tras la estabilizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs, cuando el crecimiento retorna tras la crisis (900.000 puestos de trabajo perdidos) y con la presidencia de Jacob Zuma, cuando los surafricanos se preguntan si pueden volver a so?ar. Zuma, en su discurso del estado de la naci¨®n del jueves, incidi¨® en las grandes preocupaciones: paro, educaci¨®n, sida, viviendas dignas, corrupci¨®n...
El a?o 2010, dijo, ser¨¢ el de la acci¨®n y se comprometi¨® con los ideales de Mandela: una sociedad no sexista, no racista y pr¨®spera. Los surafricanos esperan.
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