Los males de Toyota
De las dificultades de hacer compatibles crecimiento vertiginoso y obsesi¨®n por la calidad
La reputaci¨®n de Toyota, primer fabricante mundial de autom¨®viles, ha sufrido en unos d¨ªas un castigo que casi nadie habr¨ªa podido anticipar, y del que tardar¨¢ en recuperarse plenamente. Y lo peor podr¨ªa no haber llegado, habida cuenta el c¨²mulo de ocultaciones y torpezas con que el coloso nip¨®n ha ido tratando de encubrir fallos evidentes, de a?os en algunos casos, en unos veh¨ªculos considerados por muchos la casi perfecci¨®n sobre ruedas.
La llamada de golpe al taller de nueve millones de coches en el mundo, la inmensa mayor¨ªa por problemas en el acelerador -en Europa casi dos, incluyendo su icono h¨ªbrido Prius, ¨¦ste por un defecto de frenos-, probablemente no tiene precedentes en una industria donde estos procedimientos son comunes. La mayor¨ªa de fabricantes sortea sin da?os mayores una situaci¨®n que incluso muchos clientes agradecen, como se?al de preocupaci¨®n de las marcas m¨¢s solventes por sus est¨¢ndares de calidad. Toyota, sin embargo, ha deso¨ªdo durante a?os quejas e informaciones coincidentes sobre defectos que, en algunos casos, han desembocado en accidentes fatales. S¨®lo el mes pasado, ante evidencias abrumadoras y la presi¨®n de las autoridades estadounidenses, inici¨® su b¨ªblica llamada a revisi¨®n por defectos de "aceleraci¨®n s¨²bita" y adopt¨® una medida tan excepcional como paralizar la producci¨®n en sus plantas de EE UU. Para agravar la crisis, y mientras crec¨ªa la bola de nieve, la direcci¨®n de la compa?¨ªa ha permanecido sin dar la cara. Hasta la semana pasada, el presidente de Toyota no se ha disculpado p¨²blicamente.
Toyota ha sido v¨ªctima de un crecimiento exponencial, pero no s¨®lo. Esta crisis ha puesto de manifiesto una cultura corporativa, com¨²n a otros gigantes, que prima el secretismo, consagra r¨ªgidas jerarqu¨ªas endog¨¢micas y dificulta la normal transmisi¨®n hacia la c¨²spide de cr¨ªticas y defectos. En estos a?os de v¨¦rtigo, la compa?¨ªa nipona ha ido dej¨¢ndose por el camino la atenci¨®n obsesiva por la calidad en torno a la que ha construido su ¨¦xito. Para Toyota ser¨¢n seguramente males pasajeros los m¨¢s de 1.000 millones de euros que le costar¨¢ reparar sus coches o el 20% de p¨¦rdida del valor de sus acciones. M¨¢s importante para el indisputado campe¨®n industrial y portaestandarte del orgullo tecnol¨®gico japon¨¦s es el desvanecimiento en pocas semanas del halo de supremo rigor que hab¨ªa conseguido imponer sobre su manera de trabajar.
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