Pintar sobre el muro... del museo
La Fundaci¨®n Mir¨® ha cedido sus paredes para mostrar la variedad del muralismo contempor¨¢neo
Una joven pareja aparca un momento el cochecito del beb¨¦ y se pone a disparar compulsivamente dardos contra la pared. Uno, dos, tres... Siempre aciertan. Dar en la diana es f¨¢cil. Hay muchas en este monumental relieve de dianas negras y amarillas que ha construido el sueco Jacob Dahlgren con el objetivo, dice, de mover a la reflexi¨®n sobre la peligrosidad del arte. La pieza, que ya pudo verse en la Bienal de Venecia de 2007, cierra de forma m¨¢s bien l¨²dica y participativa el recorrido de la estimulante exposici¨®n dedicada a mostrar la riqueza y variedad del muralismo contempor¨¢neo, que hasta el 6 de junio puede verse en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona.
Las 11 obras que integran Murales, todas realizadas in situ por los artistas durante las semanas previas a la inauguraci¨®n, tienen muchas cosas en com¨²n. Son ef¨ªmeras -desaparecer¨¢n bajo el manto blanco de la pintura cuando cierre la exposici¨®n, lo que no deja de ser una pena-, est¨¢n hechas sobre un muro y coinciden a la hora de buscar una cierta voluntad decorativa, algo que hace placentera la visita. Pero, al mismo tiempo, en general son muy dispares entre s¨ª, tanto por la procedencia y las intenciones de sus autores como por las t¨¦cnicas que utilizan.
La exposici¨®n muestra 11 murales que se pintaron 'in situ'
Re¨²ne a artistas profesionales con 'grafiteros' y artesanas africanas
La diversidad es total: polvo, aerosoles, papeles pintados, plantas, pigmentos...
La comisaria, Martina Mill¨¤, ha querido enfatizar este contraste al principio de la exposici¨®n confrontando el trabajo de una cooperativa de mujeres mauritanas -que han pintado, a mano, una sala de la fundaci¨®n con la misma t¨¦cnica y los mismos colores que utilizan para decorar sus casas como parte de una tradici¨®n de la etnica sosoninke- con el rigor geom¨¦trico aunque tambi¨¦n colorista de las pinturas del artista aleman Lothar G?tz. La pintura colectiva y espont¨¢nea de mujeres an¨®nimas de un pueblo perdido de ?frica se contrapone as¨ª a la racionalidad cartesiana del artista europeo. Funciona; pero, realmente, m¨¢s diferentes entre s¨ª resultan a¨²n las casi m¨ªsticas pinturas del tailand¨¦s Sakarin Krue-On -delicados dibujos inspirados en la tradici¨®n budista que realiza con polvo blanco sobre un muro rojo- con las de los previsibles grafiteros invitados, uno de Singapur (Scope One) y otros dos de Bosnia-Herzegovina (UTR Crew). Pese a la distancia, est¨¢ claro que el lenguaje de los graffiti es casi demasiado global.
M¨¢s interesante resulta la intervenci¨®n conjunta de la madrile?a N¨²ria Mora y el franc¨¦s Eltono, ambos provenientes tambi¨¦n del street art, pero cuya intenci¨®n es "aportar silencio a la ciudad" con unas pintadas de ra¨ªz geom¨¦trica de composici¨®n muy estudiada. En general trabajan en la calle, algo que no sucede en el caso de otros artistas de la exposici¨®n.
El ingl¨¦s Paul Morrisey, por ejemplo, es un artista habituado a los museos que trabaja con varios ayudantes y es conocido por sus pinturas murales en blanco y negro de tem¨¢tica vegetal, una referencia al paisajismo pict¨®rico y a la investigaci¨®n bot¨¢nica. En la Mir¨®, su mural est¨¢ protagonizado por una gran flor. Tampoco el estadounidense Brian Rea es un muralista t¨ªpico. Comenz¨® como ilustrador y fue hace unos a?os cuando se adentr¨® en el muralismo aplicando a gran escala el tipo de dibujo y las ideas e historias que narraba sobre el papel. Su obra, tambi¨¦n en blanco y negro, es una de las m¨¢s divertidas de la exposici¨®n; en una pared ha dibujado todo tipo de platillos volantes con las fechas del avistamiento (se ha basado en los ¨²tlimos documentos desclasificados) y en la otra ha creado un gr¨¢fico de los muchos miedos de todo tipo que, explica, hab¨ªa ido apuntando en una libreta, en parte para conjurarlos.
El entorno art¨ªstico es tambi¨¦n el universo de la italiana Ludovica Gioscia, que comenz¨® realizando papeles pintados, muchas veces con referencias a la historia del arte o a la actualidad m¨¢s punzante, para acabar cubriendo las paredes con una barroca y teatral mezcla de estos papeles superpuestos y a veces desconchados cuyo resultado es todo un espect¨¢culo. En el otro extremo, la opci¨®n del mexicano Jer¨®nimo Hagerman es austera y casi inexistente. Consiste en situar una hilera de hiedras, en maceta, en el patio interior de la fundaci¨®n, alineadas con la cristalera que da a las salas, de manera que sea la planta la que con el tiempo vaya creando el mural verde.
"Fue dif¨ªcil acotar y escoger estos 11 ejemplos porque la variedad y densidad de pr¨¢cticas murales que hay actualmente hace complicada la selecci¨®n", comenta Martina Mill¨¤. "El muralismo tiene una larga tradici¨®n a lo largo de la historia y en lugares muy distantes, pero despu¨¦s del resurgir que tuvo entre los artistas de vanguardia de los a?os treinta parec¨ªa que hab¨ªa deca¨ªdo. Supongo que el auge de los graffiti ha contribuido a volverlo a potenciar, aunque aqu¨ª no hemos querido centrarnos s¨®lo en el street art, sino mostrar en lo posible la diversidad del fen¨®meno". Lo consigue.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.