El dinero no llega
La coyuntura econ¨®mica nos ha cogido a contrapi¨¦. En un momento en el que en Espa?a nos fij¨¢bamos retos importantes en educaci¨®n e I+D+i, atenci¨®n a dependientes, y construcci¨®n de infraestructuras, hemos sufrido una ca¨ªda sin precedentes en los recursos p¨²blicos. En un primer momento hemos tirado del endeudamiento para mantener el nivel de gasto. Los super¨¢vits del pasado nos permitieron seguir una estrategia que hubiera bastado si la crisis hubiese sido de duraci¨®n corta, como la de 1993. No es el caso. Las previsiones para 2010 y 2011 hacen presagiar mejoras muy limitadas de la recaudaci¨®n.
La exagerada reacci¨®n de los mercados internacionales le ha servido al Gobierno espa?ol para recordarle que la deuda no es una fuente ilimitada de recursos y que hay que reconducir la situaci¨®n. La subida del IVA y la marcha atr¨¢s en la deducci¨®n de los 400 euros son un paso en esta direcci¨®n. Como lo es el recorte de gastos ministeriales, empezando por las inversiones de Fomento. A escala gallega tambi¨¦n se han hecho movimientos. Por un lado, se han aplazado sine die las rebajas fiscales anunciadas en el programa del PPdeG y se han aplicado medidas de recorte de gasto.
Va a ser necesario subir la presi¨®n fiscal. Y a lo mejor no es posible cumplir la Ley de Dependencia
Lo primero ha sido razonable. El experimento de los 400 euros ha servido para demostrar que el efecto expansivo de los recortes fiscales es muy limitado en tiempos de incertidumbre y propensi¨®n a ahorrar m¨¢s. Por tanto, la rebaja del IRPF significar¨ªa directamente menos recursos y m¨¢s dificultades para cuadrar las cuentas. En cuanto a los recortes del gasto, es una realidad que se han cebado en puestos de direcci¨®n y gabinete; as¨ª como en restricciones indiscriminadas en materia de personal. La duda es si ese recorte no puede haber significado un cierto descabezamiento del Gobierno y de ¨¢reas y puestos fundamentales para una gesti¨®n a la altura de un presupuesto de m¨¢s de 11.000 millones de euros.
En cualquier caso, todo lo anterior no parece que vaya a ser suficiente. Va a ser necesario revisar al alza la presi¨®n fiscal y replantearse objetivos por el lado del gasto. En cuanto a lo primero, la lucha contra el fraude fiscal debe ser el primer vector. Aunque este objetivo ha de ser perenne para los gobiernos, la necesidad de recursos y el espacio de mejora en este ¨¢mbito, superior a la media de la UE deben ser acicates para un nuevo impulso. A partir de ah¨ª, creo que deber¨ªa aprovecharse el momento para reconducir decisiones improvisadas o discutibles del Gobierno central, como la supresi¨®n de facto del impuesto de patrimonio, el abandono de la reforma fiscal verde que se promet¨ªa en 2004, o la agon¨ªa del impuesto sobre sucesiones. En el ¨¢mbito auton¨®mico, las responsabilidades en materia de gesti¨®n son comparativamente menores, pero la Xunta podr¨ªa intentar imitar algunas figuras impositivas ensayadas con ¨¦xito en otros territorios, como los impuestos sobre residuos.
En el terreno del gasto la cosa es si cabe m¨¢s dif¨ªcil. En este caso, parece que habr¨ªa que combinar varios tipos de actuaciones, todas ellas impopulares. En primer lugar, revisar objetivos y fijar nuevas prioridades. Por ejemplo, a lo mejor no es posible cumplir en 2015 con lo previsto en la Ley de Dependencia. Ser¨ªa bueno asumirlo y dilatar el per¨ªodo de aplicaci¨®n de la ley. Los an¨¢lisis disponibles muestras que estamos hablando de algo que pesa mucho ya en los presupuestos auton¨®micos y que ser¨¢ dif¨ªcil mantener los crecimientos explosivos que se registran desde 2006 en pr¨¢cticamente todas las comunidades.
En segundo lugar, evitar ajustes gen¨¦ricos. En contra de lo que piensan muchos observadores, me parece que no existe tanta grasa en el sector p¨²blico. Aplicar congelaciones de plantilla en todos los departamentos y servicios, o aplicar recortes iguales sin analizar previamente necesidades y m¨¢rgenes puede acabar afectando muy negativamente a los servicios p¨²blicos y la gesti¨®n de la cosa p¨²blica. Que nuestros gestores p¨²blicos aprovechen la crisis para remangarse, encontrar las ineficiencias, y reorganizar y reciclar los recursos humanos para sacarlos de donde menos falta hacen para llevarlos a donde el trabajo desborda a los empleados p¨²blicos. Una racionalizaci¨®n que los sindicatos de la funci¨®n p¨²blica no deber¨ªan torpedear de entrada.
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