Dinero para el desarrollo
Ni la coyuntura econ¨®mica ni la pol¨ªtica son las mejores. La Administraci¨®n central se halla inmersa en un plan de ajuste del gasto hasta 2013 y las relaciones de la Xunta con Madrid no se hallan en un momento boyante. Quiz¨¢ por ello debemos ser especialmente prudentes y comprensivos. Aun as¨ª, el Gobierno gallego deber¨ªa incluir en su agenda para esta legislatura la reforma del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial (FCI), el principal instrumento financiero contemplado en la Constituci¨®n Espa?ola para favorecer el desarrollo de los territorios menos desarrollados econ¨®micamente. La reforma deber¨ªa ambicionar varios objetivos.
En primer lugar, incrementar de forma sustancial el volumen global de recursos canalizados a trav¨¦s del fondo. En los primeros a?os 90, la pol¨ªtica regional espa?ola se adapt¨® a la europea. Se homogeneizaron criterios de actuaci¨®n -como la restricci¨®n de que el FCI fuese percibido s¨®lo por las regiones Objetivo 1 para la pol¨ªtica comunitaria- y, en gran medida, se le otorg¨® un papel secundario respecto a la pol¨ªtica regional europea. Un buen ejemplo de ello es la pr¨¢ctica congelaci¨®n de la dotaci¨®n global del FCI desde mediados de los a?os 90. Ha llegado el momento de empezar a cambiar los papeles y para ello es preciso reforzar financieramente el instrumento. Seg¨²n los datos recopilados por el Instituto de Estudios Fiscales, el FCI supon¨ªa en 1991 un 2.48% del total de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas (CC AA) de r¨¦gimen com¨²n; un 1.68% en 1996; un 1.11% en 2001; y s¨®lo un 0.91% en 2004. En 2010 la cifra se situar¨¢ probablemente por debajo del 0.7%, lo que supone menos de la tercera parte que en 1991 y apenas la mitad que la cifra de 2001. Adem¨¢s, no hay que olvidar la progresiva reducci¨®n de los fondos europeos. Para Galicia, en el actual marco 2007-2013, las ayudas europeas supondr¨¢n alrededor del 4% del presupuesto auton¨®mico, cuando en el per¨ªodo anterior se super¨® ampliamente el 6%. En 2006 la financiaci¨®n europea supuso el 5.86% del presupuesto de ingresos de la Xunta. En 2009, se sit¨²a alrededor del 4%. As¨ª las cosas, habr¨ªa que pensar en duplicar (al menos) el volumen global del FCI.
El fondo para las comunidades con menos recursos se ha recortado a la mitad desde 2001
En segundo lugar, habr¨ªa que caminar hacia marcos plurianuales de financiaci¨®n. En la actualidad la volatilidad del FCI es muy elevada, como consecuencia de la fijaci¨®n de la masa global de recursos en funci¨®n de una inversi¨®n estatal que fluct¨²a y, sobre todo, por las actualizaciones anuales en las variables de reparto. Ser¨ªa bueno fijar una masa global en el a?o base y tasas de crecimiento m¨¢s o menos estables referenciadas al PIB nominal espa?ol durante un per¨ªodo m¨ªnimo de cuatro a?os, a fin de facilitar la planificaci¨®n de las inversiones.
En tercer lugar, las CC AA receptoras deber¨ªan asumir la extensi¨®n de algunas pr¨¢cticas asentadas en el caso de los fondos europeos: reserva de eficacia; reforzamiento de la eligibilidad, seguimiento de gesti¨®n y evaluaci¨®n de los proyectos; y marco de planificaci¨®n plurianual.
En cuarto lugar, deber¨ªa obviarse el rec¨¢lculo anual del reparto del FCI. Como se ha indicado, introduce incertidumbre e inestabilidad. Al mismo tiempo, las variables y ponderaciones actuales de reparto en el a?o base deber¨ªan revisarse. En particular, deber¨ªa sustituirse el saldo migratorio por la evoluci¨®n en el pasado reciente (supongamos los ¨²ltimos 10 a?os) con datos disponibles de la participaci¨®n poblacional de cada CC AA sobre el total, un concepto m¨¢s amplio y que captura mejor los problemas demogr¨¢ficos asociados al desarrollo econ¨®mico. La idea es que desarrollo econ¨®mico exige mejorar en renta per c¨¢pita sin perder poblaci¨®n. Por el contrario, los saldos migratorios no capturan bien las diferencias en las din¨¢micas demogr¨¢ficas y sociecon¨®micas de los diferentes territorios.
M¨¢s deberes para el Gobierno de N¨²?ez Feij¨®o.
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