Escalera a Toledo
Cualquier ocasi¨®n es buena para redescubrir la ciudad de las tres culturas. Trascendente, misteriosa, ¨²nica
Sin orden de prelaci¨®n, sin jerarqu¨ªa, sin complejos, tan s¨®lo una ruta para quienes no han ido nunca a Toledo o, como es el caso, para quienes hac¨ªa media vida que lo hab¨ªan hecho por ¨²ltima vez. Con el esp¨ªritu abierto a la sorpresa, a los sentidos y al conocimiento. Con la impresi¨®n de que se pisa un lugar violentado por las sucesivas oleadas de la historia, en el que las piedras derrotadas se toman su revancha y sumen al visitante en un inquietante magnetismo.
01 Los Cigarrales
La colina en y desde la que se mira Toledo remite a las islas del Egeo o a la campi?a toscana. Sus cipreses, olivares y pinos pespuntean villas de exquisito estilo. Una mansi¨®n d¨®rica destaca sobre las dem¨¢s. Una leyenda urbana indica que es el capricho de una limpiadora a la que tocaron diez millones de euros en la loter¨ªa. Varios hoteles con encanto est¨¢n ubicados aqu¨ª. Uno puede elegir dormir en la ciudad, pero admirarla, al anochecer, a un kil¨®metro de distancia es un placer de c¨¦sares.
02 Puente de San Mart¨ªn
El puente de Alc¨¢ntara tiene, precisamente, or¨ªgenes romanos, pero el de San Mart¨ªn goza de mejores vistas. A la derecha, los promontorios repletos de ermitas. A la izquierda, el muro de la historia. Abajo, el Tajo suave y sedoso. Un gran escudo imperial indica al viajero que penetra en vestigios de recios poderes y se?or¨ªos.
03 San Juan de los Reyes
Fue la morada que eligi¨® Isabel de Castilla para que reposara su estirpe. La toma de Granada cambi¨® sus planes y los Cat¨®licos duermen su sue?o eterno en la catedral del Darro. Pero el claustro g¨®tico de San Juan de los Reyes (Reyes Cat¨®licos, 17; 925 22 38 02; www.sanjuandelosreyes.org) fue dise?ado a conciencia. Con las flechas de Isabel y el yugo de Fernando en cada uno de sus lados para que no hubiera dudas. Es imperdonable no subir al segundo piso; su impresionante artesonado de madera es una lacer¨ªa mud¨¦jar que representa la cosmogon¨ªa del mundo. La ciudad era cristiana desde 1085, pero, cuatro siglos despu¨¦s, los artesanos y alarifes segu¨ªan imponiendo su huella oriental.
04 Sinagoga del Tr¨¢nsito
Para estilo califal, el de la sinagoga financiada por Samuel Levi, tesorero mayor del reino en el siglo XIV, que se dej¨® matar sin desvelar el escondite de sus riquezas. Aqu¨ª, la mezcla de signos arquitect¨®nicos llega a la alucinaci¨®n. Restos de un palacio g¨®tico que guarda los libros hebreos con yeser¨ªa almohade. Las tres culturas en un espacio de oraci¨®n espectacular en el que la luz entra tamizada por celos¨ªas de yeso y arcos lobulados. El edificio alberga el Museo Sefard¨ª (Samuel Lev¨ª, s/n; 925 22 36 65; www.museosefardi.net), una educativa inmersi¨®n en la di¨¢spora espa?ola. Afuera, bajo el paseo, el r¨ªo se entretiene en meandros. A esta balaustrada se asomaban, con gran peligro para su integridad, Bu?uel, Lorca, Alberti y otros alumnos de la Residencia de Estudiantes en los felices a?os veinte, disfrazados de curas y monjas de la Orden de Toledo, ciegos como cubas.
05 El entierro del conde
La Casa Museo de El Greco est¨¢ en rehabilitaci¨®n. El turista suele sentirse frustrado y agradece encontrarse a pocos metros, en la iglesia de Santo Tom¨¦ (Santo Tom¨¦, s/n; 925 25 60 98; www.santotome.org), con una de las obras m¨¢s famosas del pintor cretense. El conde de Orgaz fue un benefactor arrancado de su vida terrestre por dos ¨¢ngeles. Dom¨¦nikos Theotok¨®poulos lo pint¨® yacente en brazos de sus caballeros bajo un cielo jer¨¢rquico, repleto de santos, que deseaba acogerlo en su seno. Unos minutos antes, en la sinagoga, el cielo, sin embargo, era un nudo de geometr¨ªas. Los mud¨¦jares eran constructivistas; los cristianos, figurativos.
06 Sacrist¨ªa de la catedral
Si lo que quiere el viajero es apreciar cuadros de El Greco, sin pagar por ello, debe esperar a la tarde de los domingos porque en ese momento la entrada a la catedral primada de Espa?a es libre (Cardenal Cisneros, s/n; 925 22 22 41; www.architoledo.org). Su sacrist¨ªa es una fant¨¢stica pinacoteca: los ap¨®stoles de El Greco, pero tambi¨¦n ¨®leos de Caravaggio, Tiziano, Van Dick, Ribera y Goya. Las columnas de la catedral de Toledo son las m¨¢s vertiginosas de Espa?a. Sus 72 b¨®vedas impresionan. Su coro cuenta en bajorrelieves y tallas cuatro historias simult¨¢neas a la vez. El doble ¨®rgano espera permanentemente a Bach. Mausoleos de las casas de Trast¨¢mara, Lancaster y Luna saturan las capillas. En una de ellas, el custodio procesional bru?ido con el primer oro que vino de Am¨¦rica. Todo, si uno no se detiene a pensar en la ostentaci¨®n, un ¨¦xtasis para la pesta?a.
07 Cristo de la Luz
Frente a este lujo, el minimalismo del Pantocr¨¢tor de la mezquita del Cristo de la Luz (Cristo de la Luz, s/n; 925 25 41 91) conmueve por su sencillez. Catacumba visig¨®tica edificada sobre una antigua calzada romana. Convertida en mezquita durante el ¨²ltimo siglo de Al-Andalus. Recuperada para la oraci¨®n cristiana con un ¨¢bside semicircular que acercara su dise?o a la cruz. Un prodigio de concreci¨®n y la muestra mud¨¦jar m¨¢s antigua de Toledo. En medio de un barrio se?orial con ancianas callejas que conducen o extrav¨ªan al visitante hacia el n¨²cleo de la ciudad.
08 Zocodover
En ¨¢rabe quiere decir "mercado de las bestias", y es el coraz¨®n de Toledo. Esta plaza con forma de tri¨¢ngulo is¨®sceles ha sido escenario de justas medievales, ejecuciones de la Inquisici¨®n, corridas de toros y solaz de soldadescas varias. En alguno de sus caf¨¦s todav¨ªa se cierran negocios ganaderos. Una peque?a cuesta conduce al alc¨¢zar, el lugar m¨¢s protegido de la ciudad desde tiempo de los romanos. Un lugar marcado por el luto, porque fue residencia de reinas viudas, y por el fuego, porque fue destruido por cuatro incendios antes del famoso sitio de la Guerra Civil. Juan de ?valos culmin¨® su reconstrucci¨®n en 1961.
09 Escaleras mec¨¢nicas
Los ¨²ltimos arquitectos que han firmado en el risco son El¨ªas Torres y Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Lape?a. Sus escaleras mec¨¢nicas son la obra de intervenci¨®n m¨¢s importante que ha vivido la ciudad en los ¨²ltimos a?os. Con parking a pie de muralla, la cinta neutraliza la altura de la colina en pocos minutos, como un cuchillo que se clavara lenta y discretamente en la piedra sin causar herida.
10 La Venta del Alma
Adolfo Mu?oz Mart¨ªn es el gran hostelero del lugar. Sus restaurantes ofrecen escogidos men¨²s. La familia se ha convertido en una saga vitivin¨ªcola que guarda su tesoro de 40.000 botellas en una casa jud¨ªa del siglo IX. Su tinto rima bien con crema de setas, cecina al tomillo y queso del Casar. Se llama Pago del Alma. Todo en Toledo remite al esp¨ªritu y al m¨¢s all¨¢. Desde hace poco est¨¢n abiertas las Cuevas de H¨¦rcules, en la calle de San Gin¨¦s, subterr¨¢neo de aquelarres y brujer¨ªas pasadas. Varios gu¨ªas ofertan paseos nocturnos a lugares misteriosos entre historias de templarios. No falta la c¨¦lebre leyenda del beso de B¨¦cquer: un oficial napole¨®nico enamorado de la estatua mortuoria de Elisa de Casta?eda, dama castellana enterrada tres siglos atr¨¢s. ?sta y otras impresiones conviene desdramatizarlas desde un bar -cuya direcci¨®n es carretera de Piedrabuena, 35- en la colina de Los Cigarrales con un buen gin-tonic en la mano, mientras la ciudad ofrece sus encantos al Tajo. ?El nombre del lugar? La Venta del Alma, claro.
Emilio Garrido es autor de la novela Ning¨²n lugar (Meteora).
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