Gresca por Cristo
La jerarqu¨ªa episcopal fuerza a retirar de la venta el libro de Pagola sobre Jes¨²s, avalado por el obispo Uriarte despu¨¦s de algunas 'correcciones' y del que se han vendido ya 80.000 ejemplares
Se llamaba Yesh¨²a, y a ¨¦l probablemente le agradaba. El nombre quiere decir Yahv¨¦ salva. Se lo hab¨ªa puesto su padre el d¨ªa de la circuncisi¨®n. Era un nombre tan corriente en aquel tiempo que hab¨ªa que a?adirle algo m¨¢s para identificar bien a la persona. En su pueblo, la gente lo llamaba Yesh¨²a bar Yosef, Jes¨²s, el hijo de Jos¨¦. En otras partes le dec¨ªan Yesh¨²a ha-notsr¨ª, Jes¨²s el de Nazaret".
Si, como dijo el poeta, el primer verso te lo dan los dioses, este primer p¨¢rrafo del cap¨ªtulo uno del libro Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica subraya el estilo vibrante con que el te¨®logo Juan Antonio Pagola ha escrito 569 p¨¢ginas sobre el fundador cristiano. Se han vendido 80.000 ejemplares en castellano, euskera y catal¨¢n, y ha sido traducido a otros idiomas. Es, como suele decirse, un best seller, un superventas. Pero no ha gustado a la jerarqu¨ªa del catolicismo La editorial PPC, de la congregaci¨®n marianista, ha ordenado a las librer¨ªas religiosas que retiren los ejemplares no vendidos. Los publicados en euskera por la editorial-librer¨ªa diocesana Idatz y en catal¨¢n por Claret siguen en el mercado. En la trifulca est¨¢n implicados cardenales y obispos, aqu¨ª y en Roma, a favor y en contra.
La Conferencia Episcopal no se atreve a censurar en p¨²blico un libro avalado por uno de sus obispos destacados
El te¨®logo Pagola no discute el dogma de Nicea, pero los cr¨ªticos le acusan de dibujar un Jesus demasiado humano
Los cronistas de la antig¨¹edad escribieron que Jes¨²s de Nazaret fue ejecutado como un malhechor porque estorbaba a los poderosos. Cuando se cumpli¨® la sentencia, en las afueras de Jerusal¨¦n, junto a una vieja cantera, probablemente el 7 de abril del a?o 30, ya estaba claro que el sistema no soportaba el empe?o del nazareno en anunciar un vuelco de la situaci¨®n con su programa sobre el reino de Dios y de una nueva justicia.
Las disputas sobre el fundador cristiano vienen de lejos porque la jerarqu¨ªa del cristianismo ha acu?ado la imagen de un fundador celeste, y no quiere controversia ni contraopinantes. El ¨²ltimo ejemplo es el Jes¨²s de Nazaret del papa Benedicto XVI (de civil, te¨®logo Joseph Ratzinger), publicado el a?o pasado, tambi¨¦n un superventas. Este pr¨®ximo verano sale un segundo tomo y la jerarqu¨ªa no quiere rivales o comparaciones, ni en ventas, ni doctrinalmente.
La disputa principal sobre Jes¨²s se ha centrado en si el nazareno era hijo de Dios y no un nuevo mes¨ªas. Ha sido el elemento de exasperaci¨®n para la jerarqu¨ªa desde los tiempos en que Pablo de Tarso, aut¨¦ntico secretario de organizaci¨®n de esa iglesia, puso firme al ap¨®stol Pedro en el concilio de Jerusal¨¦n, celebrado en torno al a?o 46. De entonces para ac¨¢, y sobre todo desde el concilio de Nicea (a?o 325), donde el emperador Constantino impuso la paz teol¨®gica aplastando la cabeza de los seguidores de Arrio, son incontables los te¨®logos que penan por ir m¨¢s all¨¢ de lo que el aparato les ten¨ªa permitido. Cuando la sabidur¨ªa popular acu?¨® la expresi¨®n "?Y se arm¨® la de Dios es cristo!", se refer¨ªa a las consecuencias, a veces sangrientas, de esos enfrentamientos.
Pagola no discute el dogma de Nicea, pero sus detractores ven a su Jes¨²s demasiado humano. Algunos se atreven incluso a acusarle de arriano. Gran parte de las correcciones introducidas en la novena edici¨®n del libro se dirig¨ªan a espantar esa maledicencia. En todo caso, el Jes¨²s de Pagola no tiene esposa ni hijos, come y bebe con pecadores, trata con prostitutas y no vive preocupado por la impureza ritual. Tampoco tiene rechazo alguno a la mujer, sino todo lo contrario. Y su comportamiento en sociedad resultaba desconcertante. Nada que ver con el Jes¨²s reinante entre la acomodada nomenclatura romana. Lo dej¨® escrito ya Dostoievski en el cap¨ªtulo quinto de Los hermanos Karamazov, cuando se encuentran en un calabozo de Sevilla un prepotente Gran Inquisidor y el pobre nazareno crucificado.
Lo curioso en esta gresca episcopal contra el Jes¨²s de Pagola -as¨ª se conoce ya a este libro-, es que la edici¨®n retirada de las librer¨ªas, la novena, hab¨ªa sido corregida por el autor para satisfacer a alguno de sus censores, y se public¨® con el Nihil obstat et imprimatur del obispo de San Sebasti¨¢n, Juan Mar¨ªa Uriarte. Ocurri¨® a finales del a?o pasado, antes de que ¨¦ste fuese relevado en el cargo por Jos¨¦ Ignacio Munilla, de car¨¢cter m¨¢s conservador. El Nihil obstat (No existe impedimento) supone una aprobaci¨®n oficial, desde el punto de vista moral y doctrinal, de una obra que aspira a ser publicada con las bendiciones eclesi¨¢sticas.
Antes de avalar a Pagola, Uriarte se hizo asesorar por tres te¨®logos destacados -entre ellos, el arzobispo em¨¦rito de Pamplona, Fernando Sebasti¨¢n-, y consult¨® a especialistas en cristolog¨ªa en el mism¨ªsimo Vaticano. Dos de los informes recabados fueron favorables al nihil obstat, y uno contrario. Ni por esas. Los cr¨ªticos han seguido alzando su voz, hasta forzar a la editorial PPC a retirar el libro. Tambi¨¦n arrecian las cr¨ªticas m¨¢s severas a Uriarte por avalarlo.
No consta orden expresa de retirar el libro, ni una condena p¨²blica sobre esa novena edici¨®n. Ni hay, ni se espera. La raz¨®n es sencilla. Salvo que hable el Vaticano, -la conocida proclama: Roma locuta, causa finita: cuando Roma habla, se acab¨® la discusi¨®n-, en las trincheras de esta batalla teol¨®gica y de poder hay prelados de mucho peso en cada bando. A un lado, intransigentes con todo lo que suena a distinto o distante, se alzan el cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco, con el poder que le da la presidencia de la Conferencia Episcopal, y el secretario portavoz de ¨¦sta, el jesuita Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, tambi¨¦n obispo auxiliar de Rouco en el arzobispado; enfrente, prelados que lo han sido todo en la organizaci¨®n episcopal, como el propio Uriarte, durante a?os miembro de su Comit¨¦ Ejecutivo, e incluso el arzobispo Fernando Sebasti¨¢n, el te¨®logo preferido de m¨ªtico cardenal Taranc¨®n y ex vicepresidente de la conferencia de prelados muchos a?os.
En ambas trincheras se ha expresado tambi¨¦n lo m¨¢s granado de la atribulada teolog¨ªa espa?ola y han alzado la voz las iglesias de base y el activo Foro de Curas. "Queremos manifestar nuestro rechazo e indignaci¨®n ante el hecho de que vuelve a ser proscrito el quehacer teol¨®gico de un compa?ero cura y te¨®logo, que a tantas personas sencillas y comunidades cristianas ha ayudado. Nos producen especial y desagradable sorpresa las desautorizaciones entre obispos al m¨¢s alto nivel", ha dicho este foro en un manifiesto, la semana pasada.
Otro clamor en favor de te¨®logo guipuzcoano se ha alzado en su misma di¨®cesis, a cargo de la mayor¨ªa de sus sacerdotes (252, sobre un censo de unos 300). En una carta p¨²blica han expresado su solidaridad con Pagola y denunciado que ¨¦ste padece "persecuci¨®n y maltrato". El ex vicario de esa di¨®cesis, F¨¦lix Azurmendi, incluso ha publicado en El Diario Vasco, en San Sebasti¨¢n, un art¨ªculo con el t¨ªtulo Pedimos la verdad, acusando a los "sectores m¨¢s conservadores de la Iglesia" de perseguir un libro que "ayuda a creer", y criticando "el modo oscurantista" utilizado. Azurmendi concluye con una exigencia de explicaci¨®n p¨²blica porque, afirma, "la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n se merece un respeto".
Pese a la actual virulencia de estas disputas, el conflicto viene del invierno de 2007, cuando la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe en Espa?a (el antiguo Santo Oficio de la Inquisici¨®n) anunci¨® que estaba preparando una llamada Notificaci¨®n de censura contra Pagola. Objetivo: desactivar los efectos del libro y frenar su vertiginosa difusi¨®n.
Como Pagola no es un eclesi¨¢stico cualquiera, aquel empe?o hubo de superar no pocos obst¨¢culos. Jos¨¦ Antonio Pagola (A?orga. Guip¨²zcoa. 1937) estudi¨® Teolog¨ªa y Ciencias B¨ªblicas en la Universidad Gregoriana de Roma, en el Instituto B¨ªblico Romano y en la ?cole Biblique de Jerusal¨¦n, y desempe?¨® el cargo de vicario general de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, con el obispo Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n. Sigue siendo director del Instituto de Pastoral guipuzcoano, con Munilla como nuevo pont¨ªfice diocesano. Es autor de otra veintena de libros -entre los ¨²ltimos, Salmos para rezar desde la vida (2004) y Jes¨²s ante la mujer (2006).
Fue el entonces obispo de Tarazona -ascendido m¨¢s tarde a C¨®rdoba-, Demetrio Fern¨¢ndez, quien primero alz¨® la voz contra Pagola. Licenciado en Teolog¨ªa Dogm¨¢tica en la Pontificia Gregoriana de Roma y ex profesor de Cristolog¨ªa en el Instituto Teol¨®gico San Ildefonso de Toledo, este prelado es miembro de la Comisi¨®n Episcopal para la Doctrina de la Fe, la encargada de velar por la recta doctrina en Espa?a. Pero su execraci¨®n contra Pagola no fue un documento oficial. La diatriba se public¨® s¨®lo en el bolet¨ªn diocesano de Tarazona, con el t¨ªtulo El libro de Pagola har¨¢ da?o. Sucedi¨® en la Navidad de 2007. Dec¨ªa: "Me produce profunda preocupaci¨®n que este libro se difunda tanto. El Jes¨²s de Pagola no es el Jes¨²s de la fe de la Iglesia. Se lee con gusto por el buen estilo literario de su autor, pero sembrar¨¢ confusi¨®n, tambi¨¦n en mi di¨®cesis, peque?a y humilde, que vive influenciada por los fen¨®menos de masas".
El obispo de la comisi¨®n doctrinal ya se tem¨ªa entonces el ¨¦xito de ventas. "Me llegan noticias de que el libro de J. A. Pagola se est¨¢ vendiendo como rosquillas. Incluso en una de mis visitas pastorales quisieron regal¨¢rmelo como el mejor de los presentes". Conclu¨ªa su alegato animando "a otros, pastores o te¨®logos", a que se ocupasen de un libro "que tanto da?o puede hacer a nuestros fieles, sobre todo a los m¨¢s sencillos".
La veda quedaba abierta. Arreciaron los escritos contra Pagola, algunos promovidos desde la Conferencia Episcopal, pero tambi¨¦n los apoyos, en una ola creciente que el propio Pagola se vio obligado a contestar. "Son muchos los que me preguntan c¨®mo estoy y qu¨¦ est¨¢ sucediendo (...) Estoy escuchando desde dentro las palabras de Jes¨²s a sus seguidores: no juzgu¨¦is a nadie... No conden¨¦is a nadie. Perdonad. Conozco bien los sentimientos de Jes¨²s. Por eso rezo por los que me rechazan. Lo hago con nombres y apellidos. Pienso de verdad que, en el fondo, no saben lo que est¨¢n haciendo".
Aquel Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica ten¨ªa 539 p¨¢ginas; el corregido despu¨¦s para satisfacer a los censores, sin ¨¦xito, alcanza las 569 p¨¢ginas. Las primeras ocho ediciones se vendieron pronto y sin el nihil obstat eclesi¨¢stico. Si la editorial PPC no retir¨® el libro entonces fue porque nadie se lo pidi¨®. Tampoco ha recibido indicaci¨®n alguna ahora, no de forma directa. Perteneciente al grupo SM, de la congregaci¨®n marianista, PPC forma parte de un rentable conglomerado editorial con fuerte presencia en Hispanoam¨¦rica. Edita tambi¨¦n libros de texto y la prestigiosa revista cristiana Vida Nueva, que lanzar¨¢ esta primavera ediciones en varios pa¨ªses hispanoamericanos. Su director, el sacerdote Juan Rubio Fern¨¢ndez, acaba de publicar un libro a la manera del famoso Diario de un cura rural, de Georges Bernanos. Se titula En memoria m¨ªa. Fragmentos de la vida de un cura. El cap¨ªtulo titulado "M¨¢s di¨¢logo y comuni¨®n" lo empieza con la famosa consigna de san Agust¨ªn: "En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad". El cura del libro de Juan Rubio, como Pagola en su carta de queja, tambi¨¦n a?ora una iglesia "hogar de comuni¨®n y no un cuartel blindado".
Una condena expresa de la moderna inquisici¨®n espa?ola al Jes¨²s de Pagola, con la complacencia de Roma, hubiera retirado el libro de las estanter¨ªas, como le ha ocurrido a la novena edici¨®n, pese a contar ¨¦sta con el nihil obstat del prelado de San Sebasti¨¢n. ?Por qu¨¦ no se hizo? ?Cu¨¢l ha sido el papel del nuevo obispo de San Sebasti¨¢n, el correoso Munilla, en esta historia? No hay respuestas, de momento. Munilla calla. Es impensable que vaya a desautorizar a su predecesor, pero tampoco apoyar¨¢ a Pagola. Pero s¨ª se ha reunido con el te¨®logo censurado, sin trascendencia p¨²blica alguna, y de momento lo mantiene en el cargo de director del Instituto diocesano de Pastoral.
La cruda realidad para la jerarqu¨ªa conservadora es que, como se tem¨ªa el obispo Demetrio Fern¨¢ndez, las tribulaciones del libro incrementaron su difusi¨®n, ya extraordinaria entonces en un texto de teolog¨ªa. Ni siquiera ha podido neutralizarlo la Comisi¨®n para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal cuando se decidi¨® en junio de 2008 a hacer publica su "nota doctrinal" (eufemismo de censura) acusando a Pagola de "tergiversar" el sentido de la vida de Jes¨²s. Presidida entonces por el cardenal de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa Gasco, ya jubilado, la comisi¨®n se?alaba tres deficiencias "principales" de la obra: "la ruptura que, de hecho, se establece entre la fe y la historia"; "la desconfianza respecto a la historicidad de los evangelios", y "facilitar la lectura de la historia de Jes¨²s desde unos presupuestos que acaban tergivers¨¢ndola". Tambi¨¦n se?alaba como deficiencias doctrinales "la presentaci¨®n de Jes¨²s como un mero profeta"; la negaci¨®n de su conciencia filial divina, y la negaci¨®n del sentido redentor dado por Jes¨²s a su muerte, entre otras.
Frente a esas execraciones, abundan los obispos que ven muchos m¨¦ritos y virtudes en el Jes¨²s de Pagola. Pero nadie lo ha defendido tanto como su superior jer¨¢rquico, el ya em¨¦rito Uriarte. Lo ha hecho en escenarios diversos, por ejemplo en la Universidad de Deusto (ante todos los ¨¢mbitos de la sociedad vasca), y en una conferencia en la Tribuna Euskadi del F¨®rum Europa. Seg¨²n Uriarte, el libro es un "intento serio de aproximaci¨®n hist¨®rica, honesta, documentada y bien hecha". Tambi¨¦n ha dicho que su decisi¨®n de apoyar la publicaci¨®n con el nihil obstat la tom¨® "con todo el coraz¨®n y el alma".Se llamaba Yesh¨²a, y a ¨¦l probablemente le agradaba. El nombre quiere decir Yahv¨¦ salva. Se lo hab¨ªa puesto su padre el d¨ªa de la circuncisi¨®n. Era un nombre tan corriente en aquel tiempo que hab¨ªa que a?adirle algo m¨¢s para identificar bien a la persona. En su pueblo, la gente lo llamaba Yesh¨²a bar Yosef, Jes¨²s, el hijo de Jos¨¦. En otras partes le dec¨ªan Yesh¨²a ha-notsr¨ª, Jes¨²s el de Nazaret".
Si, como dijo el poeta, el primer verso te lo dan los dioses, este primer p¨¢rrafo del cap¨ªtulo uno del libro Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica subraya el estilo vibrante con que el te¨®logo Juan Antonio Pagola ha escrito 569 p¨¢ginas sobre el fundador cristiano. Se han vendido 80.000 ejemplares en castellano, euskera y catal¨¢n, y ha sido traducido a otros idiomas. Es, como suele decirse, un best seller, un superventas. Pero no ha gustado a la jerarqu¨ªa del catolicismo La editorial PPC, de la congregaci¨®n marianista, ha ordenado a las librer¨ªas religiosas que retiren los ejemplares no vendidos. Los publicados en euskera por la editorial-librer¨ªa diocesana Idatz y en catal¨¢n por Claret siguen en el mercado. En la trifulca est¨¢n implicados cardenales y obispos, aqu¨ª y en Roma, a favor y en contra.
Los cronistas de la antig¨¹edad escribieron que Jes¨²s de Nazaret fue ejecutado como un malhechor porque estorbaba a los poderosos. Cuando se cumpli¨® la sentencia, en las afueras de Jerusal¨¦n, junto a una vieja cantera, probablemente el 7 de abril del a?o 30, ya estaba claro que el sistema no soportaba el empe?o del nazareno en anunciar un vuelco de la situaci¨®n con su programa sobre el reino de Dios y de una nueva justicia.
Las disputas sobre el fundador cristiano vienen de lejos porque la jerarqu¨ªa del cristianismo ha acu?ado la imagen de un fundador celeste, y no quiere controversia ni contraopinantes. El ¨²ltimo ejemplo es el Jes¨²s de Nazaret del papa Benedicto XVI (de civil, te¨®logo Joseph Ratzinger), publicado el a?o pasado, tambi¨¦n un superventas. Este pr¨®ximo verano sale un segundo tomo y la jerarqu¨ªa no quiere rivales o comparaciones, ni en ventas, ni doctrinalmente.
La disputa principal sobre Jes¨²s se ha centrado en si el nazareno era hijo de Dios y no un nuevo mes¨ªas. Ha sido el elemento de exasperaci¨®n para la jerarqu¨ªa desde los tiempos en que Pablo de Tarso, aut¨¦ntico secretario de organizaci¨®n de esa iglesia, puso firme al ap¨®stol Pedro en el concilio de Jerusal¨¦n, celebrado en torno al a?o 46. De entonces para ac¨¢, y sobre todo desde el concilio de Nicea (a?o 325), donde el emperador Constantino impuso la paz teol¨®gica aplastando la cabeza de los seguidores de Arrio, son incontables los te¨®logos que penan por ir m¨¢s all¨¢ de lo que el aparato les ten¨ªa permitido. Cuando la sabidur¨ªa popular acu?¨® la expresi¨®n "?Y se arm¨® la de Dios es cristo!", se refer¨ªa a las consecuencias, a veces sangrientas, de esos enfrentamientos.
Pagola no discute el dogma de Nicea, pero sus detractores ven a su Jes¨²s demasiado humano. Algunos se atreven incluso a acusarle de arriano. Gran parte de las correcciones introducidas en la novena edici¨®n del libro se dirig¨ªan a espantar esa maledicencia. En todo caso, el Jes¨²s de Pagola no tiene esposa ni hijos, come y bebe con pecadores, trata con prostitutas y no vive preocupado por la impureza ritual. Tampoco tiene rechazo alguno a la mujer, sino todo lo contrario. Y su comportamiento en sociedad resultaba desconcertante. Nada que ver con el Jes¨²s reinante entre la acomodada nomenclatura romana. Lo dej¨® escrito ya Dostoievski en el cap¨ªtulo quinto de Los hermanos Karamazov, cuando se encuentran en un calabozo de Sevilla un prepotente Gran Inquisidor y el pobre nazareno crucificado.
Lo curioso en esta gresca episcopal contra el Jes¨²s de Pagola -as¨ª se conoce ya a este libro-, es que la edici¨®n retirada de las librer¨ªas, la novena, hab¨ªa sido corregida por el autor para satisfacer a alguno de sus censores, y se public¨® con el Nihil obstat et imprimatur del obispo de San Sebasti¨¢n, Juan Mar¨ªa Uriarte. Ocurri¨® a finales del a?o pasado, antes de que ¨¦ste fuese relevado en el cargo por Jos¨¦ Ignacio Munilla, de car¨¢cter m¨¢s conservador. El Nihil obstat (No existe impedimento) supone una aprobaci¨®n oficial, desde el punto de vista moral y doctrinal, de una obra que aspira a ser publicada con las bendiciones eclesi¨¢sticas.
Antes de avalar a Pagola, Uriarte se hizo asesorar por tres te¨®logos destacados -entre ellos, el arzobispo em¨¦rito de Pamplona, Fernando Sebasti¨¢n-, y consult¨® a especialistas en cristolog¨ªa en el mism¨ªsimo Vaticano. Dos de los informes recabados fueron favorables al nihil obstat, y uno contrario. Ni por esas. Los cr¨ªticos han seguido alzando su voz, hasta forzar a la editorial PPC a retirar el libro. Tambi¨¦n arrecian las cr¨ªticas m¨¢s severas a Uriarte por avalarlo.
No consta orden expresa de retirar el libro, ni una condena p¨²blica sobre esa novena edici¨®n. Ni hay, ni se espera. La raz¨®n es sencilla. Salvo que hable el Vaticano, -la conocida proclama: Roma locuta, causa finita: cuando Roma habla, se acab¨® la discusi¨®n-, en las trincheras de esta batalla teol¨®gica y de poder hay prelados de mucho peso en cada bando. A un lado, intransigentes con todo lo que suena a distinto o distante, se alzan el cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco, con el poder que le da la presidencia de la Conferencia Episcopal, y el secretario portavoz de ¨¦sta, el jesuita Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, tambi¨¦n obispo auxiliar de Rouco en el arzobispado; enfrente, prelados que lo han sido todo en la organizaci¨®n episcopal, como el propio Uriarte, durante a?os miembro de su Comit¨¦ Ejecutivo, e incluso el arzobispo Fernando Sebasti¨¢n, el te¨®logo preferido del m¨ªtico cardenal Taranc¨®n y ex vicepresidente de la conferencia de prelados muchos a?os.
En ambas trincheras se ha expresado tambi¨¦n lo m¨¢s granado de la atribulada teolog¨ªa espa?ola y han alzado la voz las iglesias de base y el activo Foro de Curas. "Queremos manifestar nuestro rechazo e indignaci¨®n ante el hecho de que vuelve a ser proscrito el quehacer teol¨®gico de un compa?ero cura y te¨®logo, que a tantas personas sencillas y comunidades cristianas ha ayudado. Nos producen especial y desagradable sorpresa las desautorizaciones entre obispos al m¨¢s alto nivel", ha dicho este foro en un manifiesto, la semana pasada.
Otro clamor en favor del te¨®logo guipuzcoano se ha alzado en su misma di¨®cesis, a cargo de la mayor¨ªa de sus sacerdotes (252, sobre un censo de unos 300). En una carta p¨²blica han expresado su solidaridad con Pagola y denunciado que ¨¦ste padece "persecuci¨®n y maltrato". El ex vicario de esa di¨®cesis, F¨¦lix Azurmendi, incluso ha publicado en El Diario Vasco, en San Sebasti¨¢n, un art¨ªculo con el t¨ªtulo Pedimos la verdad, acusando a los "sectores m¨¢s conservadores de la Iglesia" de perseguir un libro que "ayuda a creer", y criticando "el modo oscurantista" utilizado. Azurmendi concluye con una exigencia de explicaci¨®n p¨²blica porque, afirma, "la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n se merece un respeto".
Pese a la actual virulencia de estas disputas, el conflicto viene del invierno de 2007, cuando la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe en Espa?a (el antiguo Santo Oficio de la Inquisici¨®n) anunci¨® que estaba preparando una llamada Notificaci¨®n de censura contra Pagola. Objetivo: desactivar los efectos del libro y frenar su vertiginosa difusi¨®n.
Como Pagola no es un eclesi¨¢stico cualquiera, aquel empe?o hubo de superar no pocos obst¨¢culos. Jos¨¦ Antonio Pagola (A?orga. Guip¨²zcoa. 1937) estudi¨® Teolog¨ªa y Ciencias B¨ªblicas en la Universidad Gregoriana de Roma, en el Instituto B¨ªblico Romano y en la ?cole Biblique de Jerusal¨¦n, y desempe?¨® el cargo de vicario general de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, con el obispo Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n. Sigue siendo director del Instituto de Pastoral guipuzcoano, con Munilla como nuevo pont¨ªfice diocesano. Es autor de otra veintena de libros -entre los ¨²ltimos, Salmos para rezar desde la vida (2004) y Jes¨²s ante la mujer (2006).
Fue el entonces obispo de Tarazona -ascendido m¨¢s tarde a C¨®rdoba-, Demetrio Fern¨¢ndez, quien primero alz¨® la voz contra Pagola. Licenciado en Teolog¨ªa Dogm¨¢tica en la Pontificia Gregoriana de Roma y ex profesor de Cristolog¨ªa en el Instituto Teol¨®gico San Ildefonso de Toledo, este prelado es miembro de la Comisi¨®n Episcopal para la Doctrina de la Fe, la encargada de velar por la recta doctrina en Espa?a. Pero su execraci¨®n contra Pagola no fue un documento oficial. La diatriba se public¨® s¨®lo en el bolet¨ªn diocesano de Tarazona, con el t¨ªtulo El libro de Pagola har¨¢ da?o. Sucedi¨® en la Navidad de 2007. Dec¨ªa: "Me produce profunda preocupaci¨®n que este libro se difunda tanto. El Jes¨²s de Pagola no es el Jes¨²s de la fe de la Iglesia. Se lee con gusto por el buen estilo literario de su autor, pero sembrar¨¢ confusi¨®n, tambi¨¦n en mi di¨®cesis, peque?a y humilde, que vive influenciada por los fen¨®menos de masas".
El obispo de la comisi¨®n doctrinal ya se tem¨ªa entonces el ¨¦xito de ventas. "Me llegan noticias de que el libro de J. A. Pagola se est¨¢ vendiendo como rosquillas. Incluso en una de mis visitas pastorales quisieron regal¨¢rmelo como el mejor de los presentes". Conclu¨ªa su alegato animando "a otros, pastores o te¨®logos", a que se ocupasen de un libro "que tanto da?o puede hacer a nuestros fieles, sobre todo a los m¨¢s sencillos".
La veda quedaba abierta. Arreciaron los escritos contra Pagola, algunos promovidos desde la Conferencia Episcopal, pero tambi¨¦n los apoyos, en una ola creciente que el propio Pagola se vio obligado a contestar. "Son muchos los que me preguntan c¨®mo estoy y qu¨¦ est¨¢ sucediendo (...) Estoy escuchando desde dentro las palabras de Jes¨²s a sus seguidores: no juzgu¨¦is a nadie... No conden¨¦is a nadie. Perdonad. Conozco bien los sentimientos de Jes¨²s. Por eso rezo por los que me rechazan. Lo hago con nombres y apellidos. Pienso de verdad que, en el fondo, no saben lo que est¨¢n haciendo".
Aquel Jes¨²s. Aproximaci¨®n hist¨®rica ten¨ªa 539 p¨¢ginas; el corregido despu¨¦s para satisfacer a los censores, sin ¨¦xito, alcanza las 569 p¨¢ginas. Las primeras ocho ediciones se vendieron pronto y sin el nihil obstat eclesi¨¢stico. Si la editorial PPC no retir¨® el libro entonces fue porque nadie se lo pidi¨®. Tampoco ha recibido indicaci¨®n alguna ahora, no de forma directa. Perteneciente al grupo SM, de la congregaci¨®n marianista, PPC forma parte de un rentable conglomerado editorial con fuerte presencia en Hispanoam¨¦rica. Edita tambi¨¦n libros de texto y la prestigiosa revista cristiana Vida Nueva, que lanzar¨¢ esta primavera ediciones en varios pa¨ªses hispanoamericanos. Su director, el sacerdote Juan Rubio Fern¨¢ndez, acaba de publicar un libro a la manera del famoso Diario de un cura rural, de Georges Bernanos. Se titula En memoria m¨ªa. Fragmentos de la vida de un cura. El cap¨ªtulo titulado "M¨¢s di¨¢logo y comuni¨®n" lo empieza con la famosa consigna de san Agust¨ªn: "En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad". El cura del libro de Juan Rubio, como Pagola en su carta de queja, tambi¨¦n a?ora una iglesia "hogar de comuni¨®n y no un cuartel blindado".
Una condena expresa de la moderna inquisici¨®n espa?ola al Jes¨²s de Pagola, con la complacencia de Roma, hubiera retirado el libro de las estanter¨ªas, como le ha ocurrido a la novena edici¨®n, pese a contar ¨¦sta con el nihil obstat del prelado de San Sebasti¨¢n. ?Por qu¨¦ no se hizo? ?Cu¨¢l ha sido el papel del nuevo obispo de San Sebasti¨¢n, el correoso Munilla, en esta historia? No hay respuestas, de momento. Munilla calla. Es impensable que vaya a desautorizar a su predecesor, pero tampoco apoyar¨¢ a Pagola. S¨ª se ha reunido con el te¨®logo censurado, sin trascendencia p¨²blica alguna, y de momento lo mantiene en el cargo de director del Instituto diocesano de Pastoral.
La cruda realidad para la jerarqu¨ªa conservadora es que, como se tem¨ªa el obispo Demetrio Fern¨¢ndez, las tribulaciones del libro incrementaron su difusi¨®n, ya extraordinaria entonces en un texto de teolog¨ªa. Ni siquiera ha podido neutralizarlo la Comisi¨®n para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal cuando se decidi¨® en junio de 2008 a hacer publica su "nota doctrinal" (eufemismo de censura) acusando a Pagola de "tergiversar" el sentido de la vida de Jes¨²s. Presidida entonces por el cardenal de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa Gasco, ya jubilado, la comisi¨®n se?alaba tres deficiencias "principales" de la obra: "la ruptura que, de hecho, se establece entre la fe y la historia"; "la desconfianza respecto a la historicidad de los evangelios", y "facilitar la lectura de la historia de Jes¨²s desde unos presupuestos que acaban tergivers¨¢ndola". Tambi¨¦n se?alaba como deficiencias doctrinales "la presentaci¨®n de Jes¨²s como un mero profeta"; la negaci¨®n de su conciencia filial divina, y la negaci¨®n del sentido redentor dado por Jes¨²s a su muerte, entre otras.
Frente a esas reprobaciones, abundan los obispos que ven muchos m¨¦ritos y virtudes en el Jes¨²s de Pagola. Pero nadie lo ha defendido tanto como su superior jer¨¢rquico, el ya em¨¦rito Uriarte. Lo ha hecho en escenarios diversos, por ejemplo en la Universidad de Deusto (ante todos los ¨¢mbitos de la sociedad vasca), y en una conferencia en la Tribuna Euskadi del F¨®rum Europa. Seg¨²n Uriarte, el libro es un "intento serio de aproximaci¨®n hist¨®rica, honesta, documentada y bien hecha". Tambi¨¦n ha dicho que su decisi¨®n de apoyar la publicaci¨®n con el nihil obstat la tom¨® "con todo el coraz¨®n y el alma".
El libro 'impresentado' del jesuita Masi¨¢
La Iglesia de Roma tiene un n¨²cleo irrenunciable de doctrina (sobre Dios, Jes¨²s, la Trinidad, o sobre la Virgen...), y lo guarda con siete llaves. Pero los te¨®logos que escapan a su disciplina, o que no viven de su salario, liberados de amenazas de exilio u hoguera, no cejan de especular sobre nuevas formas de ver... A eso se llamaba antes Teolog¨ªa, la emperatriz de las ciencias en tiempos de Tom¨¢s de Aquino, Incluso ¨¦ste figura en la n¨®mina de los perseguidos por desviaciones varias, y est¨¢ tambi¨¦n Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, que lleg¨® a ser un preso de la Inquisici¨®n. S¨®lo desde 1978, a?o en que se asent¨® en el Vaticano el polaco Wojtyla, con el actual papa Ratzinger como polic¨ªa doctrinal, el Vaticano ha censurado o excomulgado a m¨¢s de 500 te¨®logos. En Espa?a sobresalen el redentorista Marciano Vidal, los jesuitas D¨ªez-Alegr¨ªa, Castillo y Estrada, el claretiano Benjam¨ªn Forcano, el mercedario Xavier P?caza, el laico Juan Jos¨¦ Tamayo, e incluso Casiano Florist¨¢n, por la direcci¨®n de Nuevo Diccionario de Teolog¨ªa. Pero los te¨®logos condenados siguen llam¨¢ndose cristianos y tienen gran eco entre los creyentes, entre los otros te¨®logos, y entre obispos, sacerdotes y religiosas. Incluso entre los agn¨®sticos que, con raz¨®n, sostienen que si Dios existe y es uno, ser¨ªa in¨²til encerrar su concepto entre muros de ortodoxia en un mundo que no para de hacerse preguntas.
El ¨²ltimo de los pensadores censurados ha sido el jesuita Juan Masi¨¢, cuyo libro, Vivir en la frontera, ha tenido una presentaci¨®n accidentada en Madrid el pasado d¨ªa cuatro. Exiliado por su orden a Jap¨®n con el mandato de callar, Masi¨¢ iba a estar arropado en la presentaci¨®n por Jos¨¦ Bono, Forcano y el escritor y jesuita Pedro Miguel Lamet. Este ¨²ltimo, periodista tambi¨¦n -ha trabajado incluso en Radio Vaticano, en Roma, en tiempos de libertad- no pudo hablar. La orden de sus superiores le lleg¨® horas antes. El discurso no pronunciado est¨¢ en su blog El alegre cansancio, con el t¨ªtulo "Mi presentaci¨®n impresentada del libro de Juan Masi¨¢". All¨ª sigue, para escarnio de censores.
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