Mayor¨ªa de izquierda, gobierno de centro derecha
Una exposici¨®n del Memorial Democr¨¢tico rememora las elecciones de 1980 al Parlament, que pusieron en marcha la autonom¨ªa de Catalu?a y lanzaron el liderazgo de Pujol
Lecciones de la historia: las elecciones del 20 de marzo de 1980, convocadas para constituir el primer Parlamento de Catalu?a despu¨¦s de la larga dictadura franquista, se convirtieron en la pr¨¢ctica en unas elecciones presidenciales. Y, paradojas de la pol¨ªtica, con ellas se form¨® una C¨¢mara parlamentaria con una clara mayor¨ªa de izquierdas, de la que sin embargo surgieron un presidente y un Gobierno del centro derecha nacionalista. El presidente fue Jordi Pujol y el Gobierno lo form¨® la coalici¨®n que ¨¦l encabezaba, Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU).
El Memorial Democr¨¢tico inaugura hoy en su nueva sede de Via Laietana, 69, una interesante exposici¨®n en la que pueden contemplarse numerosos carteles, fotograf¨ªas, audiovisuales y cuadros explicativos de unas elecciones que significaron nada menos que la puesta en marcha de la autonom¨ªa de Catalu?a.
En aquel momento nadie dud¨® que la izquierda hab¨ªa perdido las elecciones y que Pujol y CiU las hab¨ªan ganado, aunque estaban lejos de la mayor¨ªa absoluta y en aquel Parlamento hab¨ªa por lo menos tres posibles mayor¨ªas de gobierno y una de ellas era la de las tres fuerzas de izquierdas si entre ellas se inclu¨ªa a la Esquerra Republicana (ERC) dirigida por Heribert Barrera. Nadie crey¨® entonces que fuera excesivamente parad¨®jico ni contradictorio tener un gobierno de centro derecha en un Parlamento de izquierdas.
CiU hab¨ªa ganado porque obtuvo el 27,8% de los votos y 43 esca?os, frente al 22,4% y los 33 esca?os del segundo partido, el socialista, encabezado por Joan Ravent¨®s. Lo que se impuso, en la interpretaci¨®n y en la pr¨¢ctica, es que la izquierda estaba formada por los partidos marxistas, es decir, el socialista y el comunista, y la derecha por todos los dem¨¢s, incluida ERC, una formaci¨®n que cab¨ªa definir como de izquierda liberal. Los socialistas del PSC y los comunistas del PSUC sumaban s¨®lo 58 esca?os y quedaban a 10 de los 68 que foman la mayor¨ªa absoluta.
El PSC y el PSUC se consideraron perdedores porque en las dos elecciones a Cortes celebradas anteriormente, en 1977 y 1979, se hab¨ªan bastado para sumar mayor¨ªa. Y estaban convencidos de que iban a lograrla de nuevo en las primeras elecciones auton¨®micas. Asumieron que hab¨ªan perdido porque aunque la suma de socialistas, comunistas y republicanos superaba ampliamente la mayor¨ªa absoluta (72 esca?os en una C¨¢mara de 135), nadie dudaba en aquel momento que Barrera y su ERC jam¨¢s se sumar¨ªan a los comunistas para formar una mayor¨ªa parlamentaria de gobierno. Hasta tal extremo era conocida y generalmente asumida esta situaci¨®n que al d¨ªa siguiente de las elecciones, la prensa de orientaci¨®n progresista no se permiti¨® ning¨²n disimulo. El t¨ªtulo de Diario de Barcelona fue 'Gan¨® la derecha', el de Tele/eXpr¨¦s fue 'Cae la mayor¨ªa de izquierdas' y el de Mundo Diario fue 'Triunf¨® Pujol'.
El otro factor que se impuso desde el primer momento fue que nadie se atrevi¨® a discutir el car¨¢cter presidencialista que las elecciones hab¨ªan tomado ni a plantear a Pujol la batalla poselectoral para la presidencia de la Generalitat y la consiguiente formaci¨®n de gobierno. Ravent¨®s rechaz¨® situar al PSC como aliado segund¨®n de CiU, a pesar de que Pujol se lo ofreci¨®. Y ni siquiera quiso considerar una de las hip¨®tesis posibles, la de intentar una mayor¨ªa con CiU, el PSC y ERC con un presidente socialista, puesto que el PSC y ERC habr¨ªan aportado 47 de los 90 esca?os que la hubieran integrado.
Lo que se impuso fue la formaci¨®n de un Gobierno monocolor de CiU con Pujol de presidente sostenido por una mayor¨ªa compuesta por sus propios 43 diputados, los 18 de Centristes de Catalunya-Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, el partido de Adolfo Su¨¢rez dirigido por Anton Ca?ellas en Catalu?a, y los 14 de ERC. Parec¨ªa inicialmente una mayor¨ªa contradictoria, pero lo cierto es que no tuvo dificultades para completar la legislatura ni para superar la moci¨®n de censura que en 1982 le present¨® en el Parlament el cabeza de cartel del PSUC, Josep Benet.
A 30 a?os vista, es l¨®gico preguntarse por las razones que llevaron a ERC a integrarse antes en una mayor¨ªa con la derecha ex franquista de CC-UCD que con los comunistas del PSUC que hab¨ªan batallado como el primero para conseguir la democracia, con los que s¨ª hab¨ªa compartido gobiernos durante la Segunda Rep¨²blica y el Gobierno de unidad de la Generalitat provisional presidido entre 1978 y 1980 por Josep Tarradellas. Barrera aplic¨® en 1980 el esquema pol¨ªtico e ideol¨®gico propio de la guerra fr¨ªa, de la divisi¨®n del mundo en dos bloques enfrentados, el formado en torno al comunismo sovi¨¦tico y el occidental hegemonizado por Estados Unidos. Uno de los axiomas de aquel esquema era la exclusi¨®n de los comunistas de los gobiernos democr¨¢ticos del bloque occidental. Lo hab¨ªan aplicado durante d¨¦cadas los socialistas en Italia, por ejemplo. Se hab¨ªa aplicado en Francia despu¨¦s del primer Gobierno de unidad formado tras la II Guerra Mundial. Quienes conoc¨ªan a Barrera, y Pujol se contaba entre ellos, no dudaban de que este ser¨ªa el criterio que lo guiar¨ªa. Obtuvo un premio: la presidencia del Parlament, y un castigo: su partido sufri¨® la escisi¨®n del ala izquierda encabezada por Joan Casanellas y en las siguientes elecciones ERC cay¨® del 8,9% al 4,4% de los votos, y perdi¨® nueve de los 14 esca?os de 1980.
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