Chuck, el mu?eco diab¨®lico
?Que si me doli¨®? Bueno, s¨ª. Es como correr una marat¨®n: el dolor es parte del subid¨®n de adrenalina". Con estas palabras, Annabel Chong, actriz de cine para adultos, resum¨ªa la experiencia de hac¨¦rselo con 251 hombres en 10 horas para una cinta porno. Su r¨¦cord qued¨® plasmado en el documental Sex: The Annabel Chong story (1999). Cuando Chuck Palahniuk lo vio supo que hab¨ªa encontrado un fil¨®n. "Me result¨® fascinante pensar en la cantidad de gente que practica deportes de riesgo que pueden llegar a causar la muerte, pero que jam¨¢s se juzgan moralmente. Con una marat¨®n sexual, sin embargo, siempre hay una condena moral", recuerda por tel¨¦fono.
Para Snuff, el escritor se invent¨® a una reina del porno en decadencia, Cassie Wright, que perpetra su golpe final: batir la marca hist¨®rica de polvos consecutivos ante una c¨¢mara con 600 hombres. El autor de El club de la lucha convierte esta gesta en una experiencia nada erotizante recurriendo a sus consignas tem¨¢ticas b¨¢sicas. "En cada uno de mis libros trato de incluir aspectos muy f¨ªsicos del comportamiento humano: a veces es la violencia, otras, la enfermedad, el sexo o las drogas. Son cuatro cosas que crean una sensaci¨®n f¨ªsica en el lector; una f¨®rmula b¨¢sica para involucrarle". ?Piensa que queda alguna l¨ªnea por cruzar en la literatura? "No lo creo", dice de inmediato. "Al menos, yo, si la veo, la cruzo de manera autom¨¢tica".
"El sexo, la violencia, la enfermedad o las drogas causan al lector una sensaci¨®n f¨ªsica"
Palahniuk nunca ha ocultado su naturaleza vamp¨ªrica. Tras m¨¢s de una d¨¦cada como mec¨¢nico de tractores, ilumin¨® su vida ejerciendo de voluntario en una residencia para enfermos terminales. "En los grupos de apoyo, en los hospitales, en los sitios donde a la gente no le queda nada que perder es donde se cuentan las verdades m¨¢s grandes". Como resultado pari¨® El club de la lucha, la novela que le hizo famoso tras el culto generado por la adaptaci¨®n al cine dirigida por David Fincher. Para Monstruos invisibles, se dedic¨® a llamar a l¨ªneas er¨®ticas y a pedir a la gente que le contara sus historias m¨¢s obscenas. Con Asfixia (la otra novela que ya hemos visto en cine), asisti¨® a sesiones de terapia oral para adictos al sexo. Y Snuff se alimenta de incontables an¨¦cdotas sobre estrellas del cine o trucos para convertirse en atleta sexual provistos por una inacabable red de amigos. Es lo que Palahniuk llama el juego de caza y captura: "Les planteo el tema en el que estoy trabajando y enseguida me van llegando historias interesantes".
No todo en su carrera parte de la observaci¨®n l¨²dica. En 1999, su padre y la novia de su padre fueron asesinados por el ex marido de ¨¦sta, reci¨¦n salido de la c¨¢rcel. Para superarlo, Palahniuk escribi¨® Nana, una novela sobre un poema infantil que causa la muerte a quien lo escucha. "Uno de mis mayores temores es la muerte, en particular la de los seres queridos. Y los accidentes de coche. Hay cosas que escapan a nuestro control, por eso tenemos que estar preparados". El suicidio, en 2008, de David Foster Wallace, con quien compart¨ªa d¨ªa y a?o de nacimiento, adem¨¢s de editor, tambi¨¦n le marc¨®. "Jam¨¢s nos llegamos a conocer, pero me inquieta tanta conexi¨®n".
Fue Foster Wallace quien dijo hace diez a?os: "Los escritores americanos no escriben sobre la sociedad actual, sino sobre la manera en la que la vemos en la tele". Palahniuk no tiene tele desde 1991, pero seguro que es capaz de decirnos qu¨¦ huella est¨¢ dejando Internet en la literatura de hoy. "La clave es que ha derribado la seguridad de una verdad ¨²nica. Wikipedia, por ejemplo, hace veraces muchas mentiras. Su presentaci¨®n, tan bonita, da una apariencia fiable. Internet se ha convertido en un monstruo de mil cabezas, en una enorme corrosi¨®n de la verdad. Ofrece millones de realidades entre las que elegir. Y eso te obliga a tomar elecciones: en qu¨¦ crees y en qu¨¦ no". ?Y cu¨¢les son las mayores mentiras que se ha encontrado sobre s¨ª mismo en la Red? "Jam¨¢s googleo mi nombre, me parece insensato; pero mis amigos me han dicho que vivo en Canad¨¢, en un castillo, y que estoy casado con una ex Miss Am¨¦rica". En realidad, Palahniuk sigue escribiendo en lugares p¨²blicos en su Portland natal y es gay, algo que, seg¨²n se ha escrito, le averg¨¹enza reconocer. Se r¨ªe. "Lo ¨²nico que me da verg¨¹enza en esta vida es no saber nadar y cuando no s¨¦ deletrear una palabra. No creas a la Wiki".
Le cuesta reconocerse como representante de la Next generation, el movimiento que renov¨® los c¨®digos literarios en EE UU, generando aut¨¦nticas rockstars de las letras, como Michael Chabon, Jonathan Franzen o Foster Wallace. Aunque admite que "hay una idea rescatable de todo eso. La m¨²sica era superpopular en los ochenta. Los videoclips la convirtieron en algo m¨¢s relevante culturalmente. La generaci¨®n de los noventa necesitamos definirnos de otra manera, y ya no pod¨ªa ser con la m¨²sica, de ah¨ª que proliferaran tantos nuevos escritores, tantas peque?as editoriales, tantos productos dirigidos a lectores j¨®venes. Es algo que le¨ª en el Wall Street Journal, y en cierto modo estoy de acuerdo". En el caso de Palahniuk, su condici¨®n de estrella se cimenta en extravagantes tours por su pa¨ªs donde lee historias que provocan desmayos o lanza pr¨®tesis, mu?ecas hinchables o ping¨¹inos firmados al p¨²blico. "Ahora me pillas embalando miles de r¨¦plicas hinchables del Oscar. La novela que presento [Tell all], trata sobre un escritor que engancha a una vieja actriz con el prop¨®sito de matarla tras escribir su biograf¨ªa y que ella no pueda demandarle por todas las mentiras que cuenta. Tambi¨¦n he alquilado un almac¨¦n para perfumar los primeros diez mil libros con Chanel N? 5".
Y ahora, ?qu¨¦ nos depara la generaci¨®n poscrisis del milenio? ?Un crisol de voces bien jodidas? Se r¨ªe. "Se nos vienen encima nuevas formas de religi¨®n. Incluso en tiempos ego¨ªstas, la gente necesita dar un sentido a las cosas, escuchar y ser escuchada. Los dem¨¢s ayudan a soportar la experiencia de nuestras vidas, es imposible que las digiramos por nosotros mismos".
Snuff est¨¢ editado por Mondadori.
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