"60 millones de viajeros sin pagar son una p¨¦rdida gigantesca para una ciudad"
William J. Bratton forma parte de la historia reciente de Estados Unidos. Jefe de la Polic¨ªa de Nueva York con el alcalde Rudolph Giuliani, fue el responsable del gran descenso del crimen en esa ciudad en la d¨¦cada de 1990. Es la ¨²nica persona que ha dirigido la polic¨ªa de Nueva York y Los ?ngeles, las dos mayores ciudades de EE UU. Comenz¨® su revoluci¨®n como jefe de la Polic¨ªa de Transportes, desde donde atac¨® sin cuartel el fraude en el transporte p¨²blico.
Pregunta. Hasta 60 millones de viajeros al a?o no pagan por usar el transporte p¨²blico en Barcelona. En una l¨ªnea de tranv¨ªa, el fraude supera el 50%.
Respuesta. Yo no creo en los sistemas de honor, aquellos que presumen que la gente paga aunque no haya barreras, como en vuestros tranv¨ªas. En Barcelona existe el problema de la teor¨ªa de las ventanas rotas (broken windows theory, en ingl¨¦s). Si no se frena un problema que empieza siendo peque?o, ¨¦ste crecer¨¢ y se convertir¨¢ en muy importante. Si no se aplica la ley, el 92% de los que pagan se preguntar¨¢n: ?Por qu¨¦ hacerlo si nadie lo hace y no se les sanciona? Es la naturaleza humana.
"Si no se frena un problema peque?o, crecer¨¢ y acabar¨¢ siendo importante"
P. ?Qu¨¦ se puede hacer?
R. Es muy importante calcular el coste para las arcas p¨²blicas. En Nueva York, en 1990, usaban el metro 3,5 millones de personas al d¨ªa y se colaban 250.000. El fraude crec¨ªa cada mes. Se estaban perdiendo 110 millones de d¨®lares al a?o. Era un problema de proporciones epid¨¦micas.
P. Las p¨¦rdidas aqu¨ª superan los 20 millones de euros al a?o.
R. Es una cifra enorme. Siendo Barcelona una ciudad m¨¢s peque?a, el problema es incluso peor que en Nueva York. 60 millones de viajeros sin pagar son un problema y una p¨¦rdida gigantesca para cualquier ciudad del mundo.
P. ?C¨®mo actuaron?
R. Gastamos mucho dinero en contratar m¨¢s polic¨ªas para vigilar las estaciones. Utilizamos agentes de inc¨®gnito en algunas y equipos de polic¨ªas de uniforme, para disuadir, en otras. Llegamos a arrestar a los que no pagaban. Nunca podr¨¢s vigilar todas las entradas las 24 horas del d¨ªa, pero tienes que lograr que la gente tenga expectativas razonables de que, si no pagan, alguien va a detectarlo y actuar. Que duden de si les est¨¢n vigilando en el circuito interno de televisi¨®n, de si esa persona de pie en la entrada es o no un polic¨ªa de paisano. Tambi¨¦n invertimos en redise?ar los tornos para hacer m¨¢s dif¨ªcil que la gente se pudiera colar. Por ¨²ltimo, lanzamos campa?as diciendo que no se iba a tolerar el fraude.
P. ?Qu¨¦ descubrieron?
R. Los delincuentes perciben que el metro es un sistema en el que cometer delitos si nadie vigila. Esta gente no quiere pagar por el privilegio de delinquir. Si ven que pueden colarse, es una invitaci¨®n a actuar, porque el mensaje que env¨ªas es que las autoridades no tienen el control. Cuando empezamos a atajar el fraude, descubrimos que una de cada siete identificados por colarse estaban en busca y captura. Atacar el fraude en el metro hizo descender el crimen en toda la ciudad.
P. Hemos visto que se cuela gente de todo tipo. ?Qu¨¦ le parece el argumento de que hay gente que no puede permitirse pagar?
R. Eso tambi¨¦n lo dec¨ªan en Nueva York. Nosotros aplicamos la ley tanto en Wall Street como en los vecindarios pobres. Los ricos tambi¨¦n piensan que si nadie paga, ?por qu¨¦ ellos? El precio del billete es una decisi¨®n pol¨ªtica. Pero todo el mundo tiene que pagarlo. Las leyes est¨¢n para que las cumplan todos, sin excepciones.
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