Los amos opacos de Internet
Megaupload y Rapidshare ocupan la cima del negocio de las descargas
Sus webs est¨¢n entre las 30 m¨¢s visitadas por los internautas. Miles de ellos las utilizan para bajar pel¨ªculas o m¨²sica. Pero no busquen en Google ning¨²n dato financiero ni las declaraciones de sus responsables. No las encontrar¨¢n. Su eficacia para facilitar las descargas por Internet, que los estudios cinematogr¨¢ficos y las discogr¨¢ficas consideran un saqueo ilegal, va paralela a su opacidad. Se llaman Megaupload y Rapidshare y son los verdaderos amos de la red.
Se les conoce como ciberlockers o discos duros virtuales y su funci¨®n es alojar cientos de miles de archivos de cualquier tipo, entre ellos pel¨ªculas, videojuegos y m¨²sica que pueden estar sujetos a derechos de autor. A diferencia de los originarios programas de intercambio p2p (par a par) en el que los archivos est¨¢n alojados en los ordenadores personales de millones de usuarios que, de forma desinteresada, los comparten con otros millones de internautas an¨®nimos como ellos, los ciberlockers son programas de descarga directa, es decir, sus enlaces redirigen a servidores que alojan el contenido completo, por ejemplo, de una pel¨ªcula de estreno. Y eso les hace mucho m¨¢s r¨¢pidos y eficaces que el nost¨¢lgico eMule.
Sus servidores alojan cientos de miles de pel¨ªculas y m¨²sica, y viven del pago de sus suscriptores 'premium'
Para escarnio de las productoras de Hollywood, bajarse los recientes ¨¦xitos Avatar o En tierra hostil con una conexi¨®n a Internet de seis megas tarda entre media hora y dos horas en descarga directa, y m¨¢s de un d¨ªa con eMule. Hay otra diferencia fundamental. Los programas p2p son gratis, y en torno a ellos apenas se mueve un negocio residual publicitario. Nadie se lucra. En el caso de las descargas directas hay un negocio fabuloso, que las sociedades de gesti¨®n de derechos llaman pirater¨ªa digital.
Tanto Megaupload como Rapidshare tienen como principal fuente de ingresos el pago mensual de sus suscriptores, aunque dispongan de un servicio gratuito alternativo al premium, de pago. En ambos casos, las pel¨ªculas se bajan por trozos -m¨¢s de diez-, pero mientras que cuando es gratis hay que esperar a que se descargue una parte para empezar a bajar la siguiente en el premium se bajan todas a la vez. Es decir, frente a la gratuita, la descarga premium es, como m¨ªnimo, diez veces m¨¢s r¨¢pida, no tiene l¨ªmite de descargas y ofrece seguridad de que lo que te est¨¢s bajando es la pel¨ªcula que buscas y no un archivo falso (casi siempre pornogr¨¢fico).
Los precios oficiales son casi id¨¦nticos, aunque Rapidshare acaba de sacar una oferta entre 3 y 5 euros m¨¢s barata: 9,9 euros por un mes; 19,9 por tres meses y 59,9 por un a?o. Megaupload tiene adem¨¢s una curiosa oferta "vitalicia" de 199 euros. Oficialmente, los ¨²nicos datos corporativos que facilitan son: Rapidshare tiene su sede oficial en la ciudad suiza de Cham y Megaupload en Hong Kong, y como m¨¢ximos responsables figuran Christian Schmid en el primer caso y un correo electr¨®nico en el segundo. Ni accionistas, ni cifra de ingresos, ni beneficios, nada.
Megaupload y Rapidshare est¨¢n en la cima de la pir¨¢mide. En la base de su negocio se encuentran los administradores de p¨¢ginas (webmasters) nacionales, las p¨¢ginas que facilitan a los usuarios de cada pa¨ªs la b¨²squeda de los enlaces donde encontrar las pel¨ªculas. Son p¨¢ginas como Todotorrente, Vagos, Spadescargas y otros cientos que, casi en ning¨²n caso, alojan los archivos con los contenidos, evitando as¨ª que prosperen la mayor¨ªa de las demandas por vulneraci¨®n de la propiedad intelectual que les ponen las productoras.
Los ingresos de estos administradores provienen de dos fuentes: la publicidad que alojan (en forma de banners o pop up) y la venta de los datos personales de sus usuarios registrados. Y es que, a diferencia de los alojadores, las webmasters no cobran nada a sus usuarios pero, en casi todos los casos, les obligan a registrarse aportando una serie de datos personales: correo electr¨®nico, edad, domicilio, profesi¨®n, aficiones, h¨¢bitos de consumo, etc¨¦tera.
Aqu¨ª precisamente entra el eslab¨®n intermedio de la cadena. Son las empresas de marketing dirigido que remiten publicidad v¨ªa correo electr¨®nico. Generan su base de datos a partir de las que les proporcionan los webmasters y remiten publicidad a sus usuarios, seg¨²n su perfil. El beneficio que se genera se reparte al 50% entre la empresa y el site que aporta los correos. En Espa?a la firma m¨¢s importante de marketing electr¨®nico es Canalmail, que dice disponer de 10,8 millones de suscriptores ¨²nicos que le proporcionan administradores de p¨¢ginas como Vagos.es que, a su vez, dice tener 3,7 millones de usuarios registrados. Respecto a los ingresos, Canalmail, en su p¨¢gina, se?ala que cada administrador puede ganar "entre 30 y 15.000 euros al mes".
Curiosamente, Megaupload y Rapidshare reciben menos denuncias que las nacionales que alimentan sus servidores con pel¨ªculas. Su principal defensa jur¨ªdica es que no conocen el contenido de los archivos que les suben sus usuarios o las webmasters. Adem¨¢s, poseen un servicio ¨¢gil de retirada de los archivos cuando los propietarios de los derechos como los estudios denuncian que se han colgado contenidos suyos. Existe un protocolo y basta remitir un email (abuse@rapidshare.com) para que, en unas horas, se retire el archivo. No obstante, en esas horas, otros miles de enlaces han reemplazado a los que han sido retirados, y la oferta de pel¨ªculas no var¨ªa.
No son del todo inmunes. Rapidshare fue condenado a pagar 24 millones de euros tras la denuncia de la GEMA (la SGAE alemana) por almacenar y distribuir archivos de m¨²sica de forma ilegal. La compa?¨ªa ha anunciado que almacenar¨¢ la direcci¨®n IP (la matr¨ªcula de cada conexi¨®n) de los usuarios que suban o descarguen contenidos protegidos, lo que pone en peligro la intimidad de sus usuarios y su propio negocio. Megaupload y Rapidshare dominan el negocio de las descargas. Las p¨¢ginas nacionales son s¨®lo sus manteros, aunque, como los inmigrantes del top manta, ocupen los titulares de la prensa y los banquillos de los tribunales.
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