No cambien la ley con un crimen caliente

La muerte de la ni?a de 13 a?os Cristina Mart¨ªn a manos de una amiga de 14 vuelve a reabrir el debate sobre la Ley del Menor y de nuevo surgen las voces que reclaman su endurecimiento. Se trata de un eterno Guadiana que aparece siempre que se produce un crimen tan violento como el de Sese?a y que se esfuma a los pocos d¨ªas, aunque no falta quienes en ese tiempo utilizan el dolor de las v¨ªctimas y se apuntan a lo que algunos juristas han calificado de "populismo punitivo". Es decir, pedir m¨¢s mano dura para colmar las ansias de castigo contra los acusados que siempre generan esos cr¨ªmenes.

En 2008 entraron en los juzgados de menores de Espa?a 35.893 asuntos, seg¨²n la memoria del Consejo General del Poder Judicial. Diversas fuentes judiciales coinciden en que no llegan ni al 5% los que se consideran delitos graves o muy graves (lesiones, homicidio, asesinato o violaci¨®n). Pese a ser minoritarios sacuden a la sociedad al tratarse de v¨ªctimas muy vulnerables -la mayor¨ªa son ni?as- y de las absurdas circunstancias o m¨®viles que pueden llevar a cometer estos cr¨ªmenes.

S¨®lo el 5% de los delitos cometidos por ni?os son graves

M¨¢s del 90% de los j¨®venes se reinsertan despu¨¦s del tratamiento

La legislaci¨®n espa?ola est¨¢ en l¨ªnea con el entorno europeo

El PP trata de sacar r¨¦ditos pol¨ªticos fichando al padre de Mari Luz

El tratamiento del delincuente precoz es educativo y psicol¨®gico

Determinadas conductas violentas son ¨²tiles para los j¨®venes

En contra de la opini¨®n mayoritaria que se instala entre la poblaci¨®n en estos casos, la mayor¨ªa de los juristas coinciden en que no se ha de rebajar la edad penal por debajo de los 14 a?os ni se han de endurecer las penas de la Ley del Menor. Coinciden, con matices, en que se trata de episodios aislados y recuerdan que, aunque los asesinos no acaben en prisi¨®n eso no significa que los hechos queden impunes. La joven acusada de la muerte de Cristina Mart¨ªn tiene ahora 14 a?os y ser¨¢ sometida a un juicio que puede desembocar en una condena de hasta cinco a?os de internamiento en r¨¦gimen cerrado en un centro y otros tres de libertad vigilada. Es decir, que habr¨¢ de esperar a los 22 a?os para saldar sus cuentas con la justicia, cuando ya haya transcurrido toda la adolescencia.

"Cinco a?os en la vida de una ni?a de 14 no son lo mismo que en una persona de 40. La gente es muy generosa para disponer de la libertad de los dem¨¢s, mucho m¨¢s que si se trata de la propia", explica Mercedes Garc¨ªa Ar¨¢n, catedr¨¢tica de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, muy cr¨ªtica con las voces que reclaman un endurecimiento de la Ley del Menor.

"Yo creo que para los juristas de todas las tendencias con los que me relaciono, la reforma de la Ley del Menor es un tema cerrado. En todo caso, el debate parece que s¨®lo est¨¢ abierto para los medios y algunos sectores pol¨ªticos", explica Garc¨ªa Ar¨¢n, quien hace tiempo acu?¨® la expresi¨®n "populismo punitivo" para referirse a la utilizaci¨®n del dolor de las v¨ªctimas. Ocurri¨®, por ejemplo, con motivo de la excarcelaci¨®n hace unas semanas de Rafael Fern¨¢ndez Garc¨ªa, El Rafita, que particip¨® en el asesinato y violaci¨®n de la joven madrile?a Sandra Palo. Entonces, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, aprovech¨® para cuestionar la Ley del Menor y solicitar su endurecimiento, al tiempo que se exculpaba de cualquier responsabilidad en el tratamiento que recibi¨® El Rafita en el centro donde estuvo internado y las medidas de vigilancia que se le deb¨ªan aplicar al salir. El juez decano de Madrid, Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Armengol, tambi¨¦n se pronunci¨® entonces a favor de rebajar la edad penal a los 13 a?os.

Siguiendo esa estela de Esperanza Aguirre, otros dirigentes del PP tampoco han dudado en utilizar el caso Mari Luz para obtener r¨¦ditos pol¨ªticos al fichar al padre de la v¨ªctima como asesor del partido. E incluso se han apuntado a la petici¨®n de cadena perpetua para algunos delitos, ignorando a sabiendas que en la actualidad algunos criminales pueden llegar a pasar hasta 40 a?os en prisi¨®n en Espa?a, m¨¢s tiempo del que pasar¨ªan en aquellos pa¨ªses de nuestro entorno que aplican aquella medida de enunciado tan severo.

"La Ley del Menor funciona razonablemente bien, aunque se comprende que casos como el de Sese?a generen una din¨¢mica dif¨ªcil de entender en la sociedad. Pero hay que recordar que son situaciones excepcionales", explica Ram¨®n Mari?osa, que es titular del Juzgado de Menores n¨²mero 4 de Barcelona desde 2001, coincidiendo con la entrada en vigor de la Ley del Menor. Durante este tiempo, Mari?osa ha tramitado unos 6.000 asuntos, a una media de 600 anuales, y s¨®lo 10 de ellos han sido asesinatos u homicidios, lo que avala la situaci¨®n de excepcional a la que antes se refer¨ªa.

Hasta hace una d¨¦cada, la responsabilidad penal del menor oscilaba entre los 12 y los 16 a?os, mientras que la reforma la situ¨® entre los 14 y los 18. Por debajo de los 14 a?os, el autor de un delito es inimputable, por muy grave que sea, y se le aplican las medidas previstas en el C¨®digo Civil. El ¨²ltimo de esos casos salt¨® a los medios el pasado mes de julio, cuando fueron violadas dos ni?as en C¨®rdoba y Huelva por varios menores de 14 a?os.

"La legislaci¨®n de menores espa?ola es la adecuada en el contexto europeo en el que estamos y no hace otra cosa recoger las normas del Consejo de Europa y de diversas convenciones internacionales", explica el fiscal Ignacio Monreal, que durante m¨¢s de 20 a?os ha estado especializado en menores. "El problema no es la ley, sino el creciente aumento de la violencia gratuita que afecta tambi¨¦n a los menores, pero que nos aterra cuando una mujer muere golpeada por un hombre o cuando se agrede a un profesor o a un m¨¦dico. Lo que hay que hacer es actuar antes de que se produzca el delito, no despu¨¦s", explica Monreal.

"No se puede endurecer la ley para todos por culpa de unos pocos. Y si lo hacemos ahora, ?por qu¨¦ no seguir baj¨¢ndola dentro de unos a?os, cuando vuelva a haber otro crimen horrendo? ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite?", se pregunta Garc¨ªa Ar¨¢n, al tiempo que se responde que la ley est¨¢ bien como est¨¢. El fiscal coincide con ella y recuerda que el mejor indicador de que la ley funciona es que m¨¢s del 90% de los menores que pasan por este circuito legal acaban reinsertados, unos ¨ªndices que nada tienen que ver con los adultos que delinquen. El resto reinciden y algunos de ellos dif¨ªcilmente ser¨¢n recuperables. En este sentido, el juez Mari?osa resalta la importancia de la familia para facilitar la integraci¨®n del delincuente menor y recuerda el caso de dos j¨®venes que estaban bajo su tutela y que al alcanzar la mayor¨ªa de edad le pidieron que los sacara del centro de menores en el que se encontraban y acordase su ingreso en una c¨¢rcel.

Esa posibilidad se incluy¨® en una de las nueve reformas que ha sufrido la ley desde su promulgaci¨®n, pues no en vano es la norma que m¨¢s se ha cambiado, al margen del C¨®digo Penal. Y siempre para endurecerla. Baste recordar que la primera modificaci¨®n se produjo cuando la ley se encontraba en vacatio legis, que es como se define el per¨ªodo comprendido entre la publicaci¨®n de una ley y su entrada en vigor.

"Los j¨®venes explicaron que en la c¨¢rcel se sentir¨ªan m¨¢s acompa?ados, porque ten¨ªan varios familiares en esa situaci¨®n y a todos les resultar¨ªa m¨¢s c¨®modo", explica el juez. Y eso es lo que hizo, puesto que la ley deja a criterio suyo c¨®mo ha de acabar cumpliendo la condena una persona cuando deja de ser menor.

"La Ley del Menor es un p¨¦simo C¨®digo Penal adulto", asegura Jaume Funes, psic¨®logo y educador especializado en adolescencia con 35 a?os de experiencia y que ha ocupado diversos cargos institucionales en esta materia. "Yo no s¨¦ qu¨¦ quiere esta gente que no hace m¨¢s que pedir mano dura e ignoran que el sistema penal pinta muy poco a estas edades y provoca m¨¢s desgracias de las que arregla", a?ade. En su opini¨®n, el tratamiento de los delincuentes menores pasa por un programa educativo y psicol¨®gico riguroso, "porque sus c¨®digos y comportamientos son otros y est¨¢n muy marcados por la adolescencia".

Funes ironiza despu¨¦s de haber escuchado y le¨ªdo que la presunta asesina de Cristina Mart¨ªn no ha mostrado s¨ªntoma de arrepentimiento o dolor. "?Es que la expresi¨®n no se corresponde en nada a la realidad a esas edades! Una chica es capaz de pasar dos d¨ªas llorando porque la ha dejado el novio y mostrarse inexpresiva por matar a una amiga. Sus c¨®digos de lectura son muy distintos a los de los adultos, lo que no significa en absoluto que sean insensibles al dolor", a?ade.

En este sentido, la catedr¨¢tica Garc¨ªa Ar¨¢n apunta que "en todo caso, aunque se aumentara la pena de internamiento para los menores y se rebajara la edad penal, la pregunta que debemos hacernos es qu¨¦ demonios estamos haciendo con los ni?os que cada vez son m¨¢s violentos". El psic¨®logo Funes apunta alguna explicaci¨®n: "Determinadas conductas violentas han adquirido valor de utilidad. La actuaci¨®n pac¨ªfica no es un valor entre la juventud, prima el egocentrismo y eso quiere decir que no se valora al otro ni se cree que se le necesite. Eso es lo que m¨¢s nos cuesta trabajar con los menores".