No hay charco que no pise
Mientras las autoridades, con extrema timidez y lentitud, siguen estudiando la regulaci¨®n financiera necesaria para meter en cintura a las entidades que abusaron y enga?aron, y que son el origen de la actual crisis planetaria, contin¨²an apareciendo casos de ocultaci¨®n y deslealtad de las mismas. Ahora se ha sabido que Northern Rock (el banco brit¨¢nico nacionalizado en cuyas oficinas se formaron colas de ciudadanos aquejados de p¨¢nico, intentando que les devolvieran sus ahorros), ocult¨® las cifras reales de cr¨¦ditos morosos en los meses previos a su colapso. O que Lehman Brothers utiliz¨® una empresa de inversiones para desviar fondos, como pasadizo oculto en Wall Street, y nunca revel¨® esa informaci¨®n.
Pero la palma se la ha llevado Goldman Sachs (GS), el patr¨®n oro de la banca de inversi¨®n, que acaba de ser acusado por la Comisi¨®n de Valores de EE UU (SEC), de enga?o y ruptura total de la confianza del inversor. A trav¨¦s de un sofisticado producto (como su nombre: Abacus 2007-AC1) relacionado con las hipotecas subprime -esas que Warren Buffet calific¨® de "armas de destrucci¨®n masiva"- hizo perder a sus clientes al menos 1.000 millones de d¨®lares, parte de los cuales gan¨® el hedge fund Paulson & Co (que hab¨ªa sido contratado por GS sin desvelarlo) apostando a la baja con ese producto. Paulson entend¨ªa que el precio de ese producto estaba sobrevalorado e iba a bajar; procedi¨® a su venta y lo recompr¨® a un precio inferior, logrando as¨ª su ganancia. Abacus 2007-AC1 era uno de los 24 "paquetes" que GS ofrec¨ªa a sus clientes basado en las hipotecas basura. La demanda de la SEC dice que "no se incluy¨® en la informaci¨®n a los inversores del producto que un fondo de alto riesgo, Paulson & Co, con intereses econ¨®micos totalmente contrarios a los suyos, jug¨® un papel importante al seleccionar los activos de la cartera". Demoledor para la reputaci¨®n de GS, si se confirma y su ej¨¦rcito de abogados no consigue desmontar la grav¨ªsima acusaci¨®n de la SEC.
En realidad, durante d¨¦cadas no ha habido charca que Goldman Sachs no haya pisado. En un art¨ªculo publicado en la revista Rolling Stone hace ahora un a?o, y que ha dado la vuelta al mundo a trav¨¦s de la Red, su autor, Matt Taibbi, define a GS como "un gigantesco calamar vampiro que envuelve a la humanidad y succiona sin piedad dondequiera que encuentre algo de dinero", y describe el papel central del banco de inversi¨®n en todas las burbujas especulativas que han afectado a EE UU en el ¨²ltimo medio siglo, de las cuales siempre ha salido reforzado. Ello lo hace, adem¨¢s, favorecido las extraordinarias pasarelas que ha conseguido con el poder pol¨ªtico, tanto con los dem¨®cratas como los republicanos: Robert Rubin y Harry Paulson, secretarios del Tesoro con Bill Clinton y George Bush, fueron antes altos empleados de GS. Harry Paulson fue el que ide¨® el paquete de rescate a los bancos en dificultades del que se benefici¨® GS al recibir decenas de miles de d¨®lares. Un periodista sat¨ªrico, Andy Borowitz, escribe que GS est¨¢ en negociaciones para comprar el Departamento del Tesoro y que la fusi¨®n crear¨ªa sinergias para las dos entidades debido al alto volumen de empleados y de dinero que ya fluye entre ambas. En 2009, GS fue el banco que m¨¢s dinero pag¨® en bonus a sus ejecutivos; como explic¨® su consejero delegado Lloyd Blankfein, esos multimillonarios sobresueldos estaban justificados porque los banqueros hacen "el trabajo de Dios".
Hace escasamente un mes, el espa?ol Jos¨¦ Vi?als, ahora director de Asuntos Monetarios y Mercados del Fondo Monetario Internacional (FMI) declaraba que la banca no ha aprendido las lecciones de la crisis y que "muchos lo que quieren es que no haya un cambio de reglas aduciendo que han entendido la lecci¨®n, y no es as¨ª". Lo que se teme es que las pr¨¢cticas de GS no sean la excepci¨®n sino la regla en Wall Street y todav¨ªa vaya a emerger mucha de la basura que caus¨® la crisis financiera.
El asesor de Obama, Lawrence Summers, desvelaba en Davos que en EE UU hay tres lobbistas financieros por cada miembro del Congreso, que cobran porque no cambie la autorregulaci¨®n inane. ?Ser¨¢ posible que, una vez m¨¢s, la codicia organizada prevalezca sobre los intereses de la democracia?
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