El 'hiyab' de la discordia
La decisi¨®n sobre el pa?uelo debe conjugar la libertad individual y el principio de laicidad
La joven de 16 a?os Najwa Malha, alumna del colegio Camilo Jos¨¦ Cela, de Pozuelo (Madrid), que acud¨ªa al mismo tocada con un hiyab (velo isl¨¢mico que s¨®lo deja al descubierto el ¨®valo de la cara) deber¨¢ acatar la disciplina del centro, que impide a los alumnos cubrirse la cabeza con cualquier prenda, o cambiar de instituto si desea seguir los estudios. Por suerte, otro centro escolar pr¨®ximo permite el uso de gorras y pa?uelos, por lo que el derecho a la educaci¨®n de la adolescente queda a salvo. Pero si no se diera esa circunstancia, ?ser¨ªa esa prohibici¨®n el criterio aplicable? ?Deber¨ªa ser el asunto objeto de una ley de aplicaci¨®n general que prohibiera todo tipo de distintivos? ?O la prohibici¨®n deber¨ªa limitarse al hiyab por sus connotaciones espec¨ªficas como s¨ªmbolo religioso?
El debate se ha planteado en todos los pa¨ªses con sistema pol¨ªtico pluralista que cuentan con una fuerte presencia de poblaci¨®n de religi¨®n musulmana, y lo primero que cabe decir es que no hay soluciones obvias; que plantea dilemas en los que entran en juego valores no f¨¢cilmente compatibles. De entrada, la contradicci¨®n entre la libertad individual del alumno y el principio de laicidad; pero tambi¨¦n entre ese principio y el derecho a la ense?anza; y como en tantos otros casos en que hay que elegir entre soluciones imperfectas, el sentido com¨²n debe guiar la decisi¨®n.
As¨ª, entre escolarizar con velo o no escolarizar, es mejor lo primero. Incluso puede pensarse que la escolarizaci¨®n es la mejor receta para que las escolares renuncien un d¨ªa a portar ese s¨ªmbolo identitario de ra¨ªz religiosa con connotaciones de discriminaci¨®n, dado que s¨®lo afecta a las mujeres. Y hay que evitar la confusi¨®n entre ese s¨ªmbolo en concreto y otras prendas, como el burka, que plantea otro tipo de problemas: la ocultaci¨®n de la fisonom¨ªa est¨¢ expresamente prohibida en algunos pa¨ªses por razones de seguridad. Y no es lo mismo la prohibici¨®n de s¨ªmbolos religiosos en el espacio escolar p¨²blico, en las aulas, que en la indumentaria particular de los alumnos. Una pol¨ªtica excesivamente rigorista podr¨ªa tener el efecto de convertir al velo en una bandera que enarbolar¨ªan los sectores m¨¢s fundamentalistas.
El profundo respeto europeo a la libertad individual tiene en Espa?a unos l¨ªmites por definir en lo tocante a los s¨ªmbolos religiosos y la laicidad del Estado y nos enfrenta a visibles contradicciones. Si los s¨ªmbolos y las confesiones religiosas pertenecen al ¨¢mbito privado, ?por qu¨¦ nuestros gobernantes siguen organizando funerales cat¨®licos de Estado? La reforma de la Ley de Libertad Religiosa prometida por los socialistas es urgente. Regular¨ªa el uso de los s¨ªmbolos religiosos y ahondar¨ªa en la laicidad del Estado, como ya han hecho otros pa¨ªses europeos. Y fijar¨ªa, en todo caso, desde el respeto a todas las creencias, una jerarqu¨ªa de valores a respetar por todos, sean musulmanes, jud¨ªos o cat¨®licos.
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