Mordiscos sin Dr¨¢cula
La ciudad rumana de Sibiu y sus plazas monumentales reci¨¦n rehabilitadas huyen del t¨®pico de Transilvania
Dr¨¢cula y z¨ªngaros. Hay clich¨¦s que pesan como una losa. Y los rumanos est¨¢n hartos de ellos. Sobre todo los rumanos de Transilvania. Hartos de que en el imaginario colectivo su regi¨®n no sea m¨¢s que ese lugar tenebroso y lleno de murci¨¦lagos que, a la que te descuidas, te clavan sus colmillos.
Transilvania es m¨¢s que un escenario de densos bosques, nieblas perennes y castillos siniestros. Esta regi¨®n del centro de Rumania, protegida por el arco de altas cimas que forman los C¨¢rpatos, es una de las m¨¢s industriales y ricas del pa¨ªs. Hay bosques, s¨ª; sobre todo de con¨ªferas. Hay castillos, muchos, incluido el famoso de Bran, al que la iconograf¨ªa tur¨ªstica ha colgado el sambenito de castillo de Dr¨¢cula. Pero en lo que Transilvania es rica es en ciudades monumentales. Urbes medievales llenas de palacios, iglesias y fortalezas, tan numerosas y tan bien conservadas que resultar¨ªa dif¨ªcil encontrar una concentraci¨®n similar en otro pa¨ªs europeo.
Brasov, Alba Julia, Sighisoara, Cluj-Napoca (la Salamanca rumana) son algunas de ellas. Pero sobre todo est¨¢ Sibiu, uno de los cascos hist¨®ricos m¨¢s sorprendentes de Transilvania y de todo el pa¨ªs. Un peque?o burgo medieval lleno de palacios, casonas, iglesias ortodoxas, cat¨®licas y evangelistas, y calles peatonales donde la vida discurre a¨²n a ritmo pausado. Un pastel de colores suaves cuyas fachadas de estilo saj¨®n sufrieron una ingente rehabilitaci¨®n tras d¨¦cadas de abandono gracias a la capitalidad cultural europea que la ciudad ostent¨® en 2007. Ese fue el revulsivo necesario para poner a Sibiu de nuevo en el mapa de Europa, despu¨¦s del esplendor que la ciudad vivi¨® entre los siglos XII y XIV, cuando artesanos y comerciantes de origen alem¨¢n, convocados por el rey h¨²ngaro Geisa II, se establecieron en ¨¦sta y otras muchas ciudades de Transilvania para repoblarlas. Y lo de rey h¨²ngaro no es un error tipogr¨¢fico: durante siglos y hasta hace poco, esta zona de Rumania perteneci¨® a Hungr¨ªa. De hecho, el mejor Dr¨¢cula cinematogr¨¢fico de la historia, el actor Bela Lugosi, era en realidad h¨²ngaro, ya que cuando naci¨® en 1882 en Lugoj, una peque?a aldea transilvana hoy dentro de las fronteras rumanas, ¨¦sta pertenec¨ªa al reino de Hungr¨ªa y, por lo tanto, al imperio austroh¨²ngaro.
De aquella repoblaci¨®n alemana guarda Sibiu esa impronta eslava en la arquitectura y en el urbanismo, esa p¨¢tina centroeuropea de calles empedradas, arcos que comunican espacios ¨ªntimos y silenciosos, campanarios que se elevan como soldados en vig¨ªa, tejas de barro rojizo, la p¨¢tina de ¨®xido y verd¨ªn que cubre las paredes, los viejos r¨®tulos en hierro fundido... Una escena perdida hace ya mucho tiempo en la Europa del oeste.
La vida de la ciudad se desarrolla en torno a tres plazas contiguas: Piata Mica, Piata Mare y Piata Huet. Las tres conforman el coraz¨®n de la ciudad alta, situada en una colina de unos 430 metros de altitud por la que se despliega el casco hist¨®rico. Alrededor est¨¢ la ciudad baja -y m¨¢s moderna-, unida a la otra mediante escaleras, pasadizos y callejuelas.
La Piata Mare, la plaza Mayor, es el epicentro de todos los paseos urbanos. Es rectangular, di¨¢fana, con una soberbia escenograf¨ªa de soportales porticados, tejados rojizos de fuerte inclinaci¨®n, alf¨¦izares multicolores y solemnes fachadas de edificios medievales apoyados en gruesos muros de sillar y de mamposter¨ªa sobre los que despuntan el campanario de la iglesia cat¨®lica y el casi gemelo torre¨®n del Concejo, el emblema de Sibiu.
Terrazas y flores
En invierno, la plaza Mayor es un patio helado que se cruza a la carrera huyendo de los aires g¨¦lidos que bajan de los C¨¢rpatos. Pero en cuanto llega la primavera se convierte en el pulm¨®n bullicioso de la ciudad y se llena de terrazas, de flores, de quioscos y de actuaciones al aire libre. El paseante deambula por su pavimento enlosado y lo que acierta a ver es una sucesi¨®n de fachadas monumentales con una sorprendente unicidad de estilo. Pero si ahonda un poco m¨¢s en la informaci¨®n, sabr¨¢ que esas casas tienen adem¨¢s nombre propio y dilatada historia. El n¨²mero 16 es la Casa Weidner-Reussner, plantada all¨ª desde el siglo XVI. El n¨²mero 13 es la Casa Lutsch, cien a?os m¨¢s vieja que la anterior. El 10 es la Casa Haller, habitada por la misma familia durante 350 a?os. Apellidos alemanes, familias de comerciantes que hicieron de Sibiu un emporio econ¨®mico en el este de Europa cuando la ciudad se llamaba Hermannstadt.
Cerrando una esquina de la plaza, la casa del bar¨®n Samuel Bruckenthal, gobernador de Transilvania a finales del siglo XVIII y prohombre de la cultura y las letras que don¨® una fabulosa colecci¨®n de arte a la iglesia luterana que se exhibe hoy en esta su casa-museo.
Por un extremo de la Piata Mare se baja hacia el Pasajul Scarilor, el pasaje de las escaleras. Uno de los rincones m¨¢s t¨ªpicos y encantadores de Sibiu, una calle empinada que conecta la ciudad alta y la baja. Un es¨®fago de mamposter¨ªa cubierto por arcos arbotantes que soportan los muros de la vecina iglesia evang¨¦lica donde el viajero cree trasladarse a un cuento de H?nsel y Gretel, a una escena de Mary Poppins (por los tejados oscuros y llenos de chimeneas que rodean el pasaje) o al burgo original transilvano que constru¨ªa muros y fortificaciones conc¨¦ntricas para defenderse de los ataques de los t¨¢rtaros o de los otomanos.
Un mont¨®n de hoteles peque?os y casi familiares alojados en antiguos edificios medievales tratan de dar respuesta a la creciente afluencia de turistas que llegan atra¨ªdos por los viejos burgos medievales transilvanos. Ciudades de otro tiempo a las que el formol del comunismo conserv¨® aletargadas, pero intactas, y que hoy, con la cara lavada y reci¨¦n pintada, ofrecen lo mejor de Rumania. M¨¢s all¨¢ del Conde Dr¨¢cula.
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
? Tarom (www.tarom.ro), Vueling (www.vueling.com), EasyJet (www.easyjet.com) e Iberia (www.iberia.com) tienen vuelos directos de Madrid y Barcelona a Bucarest (a 277 kil¨®metros de Sibiu). Air Europa (www.aireuropa.com) tiene tambi¨¦n un vuelo directo a Cluj-Napoca, en Transilvania, a 174 kil¨®metros de Sibiu.
? Calma Viajes (www.concalmaviajes.com; 914 02 32 80) organiza estancias en Sibiu, con visitas guiadas a los alrededores y alojamiento en peque?os hoteles familiares del centro hist¨®rico.
Dormir y comer
? Hotel Casa Luxemburg (www.casaluxemburg.ro; 0040 269 21 68 54). Piata Mica, 16. Edificio hist¨®rico muy bien situado en pleno centro. Acogedor y sencillo. Unos 72 euros la doble.
? Restaurante Butoiul de Aur (0040 729 50 06 77).
Pasajul Scarilor, s/n. Cena con vino, unos 10 euros.
Informaci¨®n
? Turismo de Rumania en Madrid (914 01 42 68).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.