La regresiva financiaci¨®n
Alcanzar una mayor cohesi¨®n social basada en la igualdad de oportunidades en el acceso a la educaci¨®n superior constituye un requisito b¨¢sico de cualquier sistema educativo eficaz y equitativo. Frente a la extendida creencia de que el sistema p¨²blico en Espa?a alcanza dichos objetivos, la realidad es bien distinta: la probabilidad de acceso a la universidad de los hijos de padres no universitarios contin¨²a siendo casi cinco veces inferior a la de los hijos de padres universitarios.
En la actualidad, cada alumno en las universidades p¨²blicas cuesta anualmente unos 8.000 euros al contribuyente, mientras que las tasas de matriculaci¨®n representan el 12% de dicho coste. Con independencia de su estrato de procedencia y de su rendimiento acad¨¦mico, cada universitario recibe una subvenci¨®n anual de 7.000 euros, cuya justificaci¨®n convencional descansa en la naturaleza de la educaci¨®n como un bien "cuasi" p¨²blico, fuente de externalidades positivas para la sociedad globalmente (mayor productividad y capacidad de innovar, mejor calidad de vida, etc¨¦tera).
Las tasas id¨¦nticas para todo el mundo penalizan a las rentas bajas
No obstante, el resultado de dicha financiaci¨®n resulta ser preocupantemente regresivo. En efecto, el rendimiento salarial de un a?o adicional de educaci¨®n universitaria viene a ser del 7%-10% frente a un rendimiento social del 1%-3%. En nuestro pa¨ªs, estas rentabilidades relativas se interpretan a la inversa: el estudiante deber¨ªa sufragar el 70% del coste de su formaci¨®n (suponiendo un impuesto medio sobre la renta del 30%) en vez del 12%. Con una mayor¨ªa de alumnos procedentes de las clases media / alta, el mantenimiento de tasas id¨¦nticas para todo el alumnado conlleva que el contribuyente situado en las zonas media y baja de la distribuci¨®n de la renta acabe subvencionando a aquellos que potencialmente se situar¨¢n en la parte m¨¢s alta.
Frente a una financiaci¨®n alternativa basada en pr¨¦stamos-renta y tasas variables en funci¨®n de la capacidad econ¨®mica del alumno capaces de sufragar un ambicioso programa de becas para los alumnos con menos medios (Espa?a destina a becas el 0,09% del PIB frente a un 0,25% de media en la UE), rige el "caf¨¦ para todos". Ello se debe en gran parte a que la obtenci¨®n de un t¨ªtulo en una buena o mala universidad resulta escasamente relevante como aval de calidad sobre la inserci¨®n del universitario en el mercado laboral.
El retraso en completar una titulaci¨®n tampoco importa. Repetir en tercera convocatoria la mitad de las asignaturas de un curso supone una penalizaci¨®n total de 765 euros, menos del 10% del coste anual sufragado por el contribuyente. Ante estos incentivos tan perversos, no es de extra?ar que un 30% de los alumnos abandonen sin obtener titulaci¨®n alguna y que s¨®lo un 30% se licencien en el periodo preestablecido. Sorprendentemente se ignora en el debate p¨²blico que dicho fracaso lleva aparejado un elevado despilfarro de recursos que podr¨ªan utilizarse, por ejemplo, para fortalecer la denostada Formaci¨®n Profesional Superior (FPS) y aumentar sustancialmente el gasto en becas. Las estimaciones existentes sit¨²an dicho despilfarro entre el 0,15% y el 0,20% del PIB anualmente, dependiendo del tama?o del efecto "acreditaci¨®n" asociado a completar una titulaci¨®n frente al abandono.
En contraste con EE UU, la universidad privada en Espa?a (un 11% del alumnado en primer y segundo ciclo) no ha supuesto una mayor competencia para el sistema p¨²blico. Suele acoger al alumnado de clase media / alta que, careciendo de nota suficiente para acceder al sistema p¨²blico, acaba pagando una elevada matr¨ªcula a cambio de una formaci¨®n mediocre. Incluso aquellas que cuentan con cierto prestigio docente, presentan una actividad investigadora muy reducida. En otras palabras, a diferencia de lo que ha ocurrido con algunas destacadas Escuelas de Negocios, las clases pudientes en Espa?a no han apostado ni por la creaci¨®n de universidades privadas de ¨¦lite (tipo Ivy League en EE UU), ni por apoyar generosamente centros p¨²blicos prestigiosos donde formar a la alta administraci¨®n (tipo Grande ?cole en Francia).
La reforma de nuestro sistema p¨²blico universitario pasa necesariamente por una mayor apuesta por la calidad que por la cantidad. Un sistema m¨¢s flexible de tasas no s¨®lo servir¨ªa para contrarrestar la perniciosa regresividad del actual sistema de financiaci¨®n y reducir el fracaso escolar, sino tambi¨¦n para potenciar la FPS y dotar de mayor autonom¨ªa a los centros universitarios en la captaci¨®n de esos recursos globalizados llamados esfuerzo y talento.
Juan J. Dolado es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.