El Atl¨¦tico despierta a Neptuno
Un maravilloso gol de Forl¨¢n en la pr¨®rroga glorifica de nuevo a los rojiblancos ante un resistente Fulham
No fue Hans-Georg Schwarzenbeck y se deletrea mejor: Diego Forl¨¢n. Treinta y seis a?os despu¨¦s, el ¨²ltimo segundo fue rojiblanco, por una vez el Atl¨¦tico se entroniz¨® con honores cuando se le escurr¨ªa otra oportunidad de alcanzar el Olimpo. A una campanada del cierre, como aquel Bayern del 74 que tanta pupa le hizo con el punterazo de ese mocet¨®n alem¨¢n llamado Schwarzenbeck en su ¨²nica final de la Copa de Europa, una maravillosa espuela de Forl¨¢n hizo bingo para el Atl¨¦tico. Hamburgo se ti?¨® de roja y blanca, como la cercana Stuttgart de 1962, sede hasta ayer del primer y ¨²ltimo t¨ªtulo europeo del Atl¨¦tico, anoche con la solera de anta?o. No fue una faena de ali?o. Para el Atl¨¦tico no hay alfombras, ya se sabe que en su gen¨¦tica hay un embrujo especial, algo de masoquismo. Est¨¢ de nuevo en los altares y con todo merecimiento. Ha resistido en una competici¨®n asfixiante, inacabable. Ante un entusiasta y resistente Fulham, el broche final mereci¨® la pena. Forl¨¢n, majestuoso otra vez, le puso el lazo en la pr¨®rroga y se hizo justicia. Sin alardes, el Atl¨¦tico fue mejor. Su delantera tiene un encanto especial, le sobra ingenio. Ag¨¹ero y Forl¨¢n, Forl¨¢n y Ag¨¹ero no son materia gris precisamente. A ellos, en gran medida, les debe Neptuno su dulce despertar.
ATL?TICO 2 - FULHAM 1
Atl¨¦tico: De Gea; Ujfalusi, Perea, Dom¨ªnguez, Antonio L¨®pez; Reyes (Salvio, m. 77), Assun??o, Ra¨²l Garc¨ªa, Sim?o (Jurado, m. 67); Ag¨¹ero (Valera, m. 117) y Forl¨¢n. No utilizados: Joel; Juanito, Valera, Cabrera y Camacho.
Fulham: Schwarzer; Baird, Hughes, Hangeland, Koncheskhy; Duff (Nevland, m. 83), Etuhu, Murphy, Davies; Zamora (Dempsey, m. 54) y Gera. No utilizados: Zuberb¨¹hler; Pantsil, Dikgacoi, Riise y Greening.
Goles: 1-0. M. 31. Forl¨¢n remata un pase de Ag¨¹ero. 1-1. M. 36. Davies, desde el segundo palo tras un centro de Gera. M. 116. Forl¨¢n, otra vez a pase del Kun.
?rbitro: Nicola Rizzoli (ITA). Amonest¨® a Hangeland, Salvio, Ra¨²l Garc¨ªa y Forl¨¢n.
57.000 espectadores en el Hamburgo Arena.
La maravillosa espuela del uruguayo devolvi¨® al conjunto madrile?o a la cima
Para los de Quique no hubo alfombras. Est¨¢n en los altares con todo merecimiento
Visto el cartel, el linaje respaldaba al Atl¨¦tico, que alguna vez tuvo otro rango. Nada comparable al desierto del Fulham: 131 a?os de vida a la espera de una final, de cualquier final. Su primer asalto le hab¨ªa costado 18 partidos y un tour de miles y miles de kil¨®metros desde su estreno en la competici¨®n el pasado 30 de julio. Historias al margen, en el presente el gran desequilibrio entre ambos lo marcan dos prodigiosos delanteros rojiblancos. El Atl¨¦tico, con una plantilla corta y un curso maratoniano, cuelga del Kun, un p¨ªcaro con cara de dibujo animado, y Forl¨¢n, gol puro forrado de abdominales. El Fulham no est¨¢ en la burgues¨ªa del f¨²tbol brit¨¢nico, no hay estrellas en su firmamento. Su fortaleza es el colectivo, su esp¨ªritu gregario: le mueve Murphy, percute Zamora y amenaza Gera, que apunta al mejor jugador producido por Hungr¨ªa en d¨¦cadas. Es un equipo muy ortodoxo, nada cosm¨¦tico, pero toca dos teclas y las sabe tocar. Ante el mayor repertorio futbol¨ªstico del Atl¨¦tico, que siempre tuvo m¨¢s cerca el podio, ofreci¨® respuestas y apret¨® la mand¨ªbula.
Es costumbre que las finales despeguen al ralent¨ª. Todos quieren saber de qu¨¦ va el adversario, el tanteo es inevitable. La cita de Hamburgo no fue una excepci¨®n. Anudado como estaba el partido, s¨®lo pod¨ªa descorcharse con una trenza de Ag¨¹ero y Forl¨¢n, la etiqueta del mejor Atl¨¦tico, o una embestida de Bobby Zamora, el sabueso del Fulham, que, renqueante, aguant¨® una hora. Y as¨ª fue por ambas partes. A un eslalon de Reyes respondi¨® el Kun con un tiro dislocado, al que estuvo atento el ariete uruguayo, tantas veces sost¨¦n de los suyos. No falt¨® a la gran cita. La ventaja madrile?a era consecuencia de la facilidad de sus atacantes para desestabilizar el d¨¦bil dique defensivo ingl¨¦s, con dos centrales poco sutiles como el gigant¨®n Hagenland y Hughes. El Kun y su socio charr¨²a les sacaban de rueda con una facilidad pasmosa. El poste derecho de Schwarzer ya hab¨ªa escupido un zurdazo de Forl¨¢n antes de que hiciera diana. El portero australiano tambi¨¦n hab¨ªa sido exigido en un lanzamiento picante de falta de Reyes.
No hab¨ªa novedad en el despliegue de uno y otro equipo, que van justos de f¨²tbol. Donde el Atl¨¦tico buscaba a sus pretorianos, el Fulham descargaba el juego de forma machacona sobre Zamora, un p¨ªvot que maneja muy bien su carrocer¨ªa. Mejor anclado por Dom¨ªnguez, para Perea, m¨¢s liviano, fue una cruz. Como era previsible, por esa v¨ªa lleg¨® el empate ingl¨¦s. Zamora hizo descarrillar al central colombiano, que se empotr¨® en el suelo tras un cuerpo a cuerpo, y la jugada deriv¨® hacia Gera. El centro de ¨¦ste, tras un desv¨ªo desafortunado de Assun?ao con la coronilla, cay¨® a pies de Davies, a un palmo de la l¨ªnea de gol. De Gea estaba sentenciado.
A falta de centrocampistas, al Atl¨¦tico le cuesta gobernar el juego. Los laterales no son profundos, Assun?ao tira de pico y pala, Ra¨²l Garc¨ªa no tiene peso y Sim?o y Reyes son delanteros desde las orillas. Juegan en una direcci¨®n y a la m¨¢xima velocidad posible. Sin tr¨¢nsito, al Atl¨¦tico no le queda otra que tirar los dados cerca del ¨¢rea rival. Por esa periferia, Ag¨¹ero y Forl¨¢n le dan otra jerarqu¨ªa. Su despliegue en la final fue extraordinario. Quique S¨¢nchez Flores les dio todo el auxilio posible. Fundidos Reyes y Sim?o, les escolt¨® con Jurado y Salvio. No hay m¨¢s.
El mayor empuje final del conjunto espa?ol lleg¨® tambi¨¦n propiciado por la retirada de Zamora, lesionado los d¨ªas previos. No es que sea un estilista o tenga dotes para el Bolshoi, pero ¨¦l es el gui¨®n del Fulham. Dempsey, su relevo, el estadounidense que despach¨® a Espa?a en la ¨²ltima Copa Confederaciones, tiene menos gancho. As¨ª, el Atl¨¦tico se fue a la pr¨®rroga desde el ¨¢rea de Schwarzer. Tras diez meses de competici¨®n, la primera Liga Europa a¨²n ten¨ªa cuerda. Ah¨ª la tuvo el Kun tras otra magn¨ªfica jugada de Forl¨¢n. Otra evidencia del mayor empe?o ofensivo colchonero. En las pr¨®rrogas los dep¨®sitos se secan. A Forl¨¢n, no. Ag¨¹ero, c¨®mo no, le encontr¨® de nuevo. Esta vez no fue casual como en el primer gol. La maravillosa espuela del uruguayo cuando faltaba un suspiro para los penaltis devolvi¨® al Atl¨¦tico a la cima. Gloria para Neptuno, tanto tiempo con telara?as.
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