El derrumbe del tab¨²
Ha sucedido como con el muro de Berl¨ªn. Con estr¨¦pito.
En pocas y ag¨®nicas horas, desde el pasado viernes hasta ayer, se ha derrumbado el gran tab¨² de la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola. Y los de la europea. De forma simult¨¢nea y conectada.
En aras de reenderezar la econom¨ªa dom¨¦stica y asentar el futuro de la zona euro, el presidente Zapatero ha renunciado a su mantra, no tocar el gasto social.
Traslada la incipiente austeridad tambi¨¦n a los sueldos de los funcionarios, a las jubilaciones medias y altas, a la dependencia, al cheque-beb¨¦... Gran rectificaci¨®n, se dijo ayer. Et pour cause. Nace un gobernante, aquel que decide lo que conviene, aunque sea amargo y allegue fracasos electorales; no lo que le gusta. Quiz¨¢ para durar poco. Churchill perdi¨® cuando avizoraba la victoria, pero la fabric¨®. Kohl pag¨® en las urnas su apuesta por el euro, pero ancl¨® a Alemania en Europa.
Todos afinaron su papel, menos uno, que segu¨ªa con su le?a al mono, aunque ya hable ingl¨¦s
Espa?a cumple con estas medidas de austeridad el compromiso con la Uni¨®n, y se autoprotege. Paga su contrapartida a la creaci¨®n de un Fondo de emergencia para el rescate de euro-socios en apuros financieros. El surgimiento de este mecanismo es una revoluci¨®n copernicana de alcance similar a la creaci¨®n del euro. Completa la uni¨®n monetaria (hasta hoy, moneda y Banco Central) garantizando su estabilidad. Y acelera la uni¨®n econ¨®mica de los 27 apretando las tuercas de las pol¨ªticas de saneamiento de las finanzas p¨²blicas y la coordinaci¨®n presupuestaria. Europa resucita del duermevela.
Para alcanzar ese hito, la UE ha debido a su vez romper tres tab¨²s. El de que los Gobiernos s¨®lo pod¨ªan acompa?ar a los mercados: han plantado cara con 750.000 millones a sus segmentos m¨¢s especulativos. El de mantener el veto, pues la activaci¨®n de los rescates se har¨¢ por la Comisi¨®n y ya no por unanimidad del Consejo (los Gobiernos). Y el de actuar s¨®lo caso por caso, como ante Grecia: han establecido un mecanismo permanente (de momento por tres a?os) y no uno improvisado para cada ocasi¨®n.
Apenaba ayer o¨ªr reacciones castizo- provincianas denunciando que unos "extranjeros" imponen su "dictado" a Espa?a. Que viajen. Y aprendan que ambas decisiones, la espa?ola y la europea, son parte del mismo paquete, haz y env¨¦s.
Lo son tambi¨¦n por su origen. El terremoto en los mercados de la pasada semana oblig¨® a Espa?a y a Europa a crecerse frente a la crisis, so pena de sucumbir ante ellos. De ah¨ª la renuncia del Gobierno a su catecismo del gasto social. Y la de Alemania al s¨ªndrome de mirar a otro lado si arrecia una tormenta financiera.
Contra Zapatero: es cierto que estaba instalado en el vaiv¨¦n, sin lograr hasta ahora mostrar contundencia y, pues, convencer. A su favor: es cierto que la turbulencia especulativa de "las manadas de lobos" (retrat¨® el ministro sueco de Finanzas, Anders Borg) rompi¨® su cadencia de reformas, demasiado tenue. Pero nadie a?adi¨® ayer en el Congreso la otra explicaci¨®n clave de la vor¨¢gine: la vacilaci¨®n y tardanza europeas (cuatro meses) para suturar la crisis griega, lo que facilit¨® el contagio enloquecido a otros.
El tab¨² de la intangibilidad absoluta del gasto social debe ceder paso a un paradigma m¨¢s realista, un reparto equitativo de la factura de la crisis. Entre todos. De cada cual seg¨²n sus posibilidades. Las izquierdas y algunos centros -como Coalici¨®n Canaria- reclamaron con raz¨®n una equidad que quedaba pospuesta. Ya no por la v¨ªa del gasto, sino del ingreso: ten¨ªamos parados ajust¨¢ndose el cintur¨®n, tendremos funcionarios y pensionistas en lo mismo, pues que tambi¨¦n se sacrifiquen los m¨¢s pr¨®speros. Qued¨® como asignatura pendiente. Y los nacionalismos enarbolaron la productividad como causa mayor del crecimiento y de la lucha contra el d¨¦ficit: c¨®mo crecer, otra asignatura. Todos afinaron en su papel.
Todos, menos uno. Ahora que parece que tenemos un presidente-presidente, esto es, alguien capaz de repartir disgustos y no s¨®lo caranto?as, el jefe de la oposici¨®n mantiene su gastado or¨¢culo: le?a al mono hasta que hable ingl¨¦s. Y cuando lo habla, le?a doble. Con lo eficaz que le hubiera sido jugar a padre del hijo pr¨®digo, darle la bienvenida a la austeridad y exigirle cumplir con buena letra.
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