Grecia saca los dientes
?Qu¨¦ es un zombi? Una flor amarilla. ?Una autopista? Una r¨¢faga de aire. ?Y Canino? La pel¨ªcula que m¨¢s te puede afectar al cerebro esta temporada y, posiblemente, la actualizaci¨®n que necesitaba el retrato de las familias disfuncionales en el cine. De la Grecia preincendio macroecon¨®mico y de la Europa posmonstruo de Amstetten llega un ¨¦xito del circuito VO internacional que gan¨® la C¨¢mara de Oro en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes. Aunque la cr¨ªtica todav¨ªa no se pone de acuerdo en si, aparte de inyectar certeras dosis de mala leche al retrato de la familia moderna, se trata adem¨¢s de una par¨¢bola pol¨ªtica centrada en la deriva democr¨¢tica actual, de una versi¨®n neur¨®tica del mito de la caverna, de un ajuste de cuentas con los medios de comunicaci¨®n? S¨®lo hay algo claro: si te gustan los gatos, mejor no la veas.
"Si dejas la puerta abierta a diferentes lecturas, es m¨¢s f¨¢cil que tu obra perdure"
En un chalet de alg¨²n lugar de Grecia vive una familia. El padre dirige una f¨¢brica mientras la madre se ocupa de sus tres hijos posadolescentes. Un chico con picores hormonales y dos chicas que se entretienen coloc¨¢ndose con anest¨¦sicos. Hasta aqu¨ª, todo normal. Pero ?qu¨¦ pasar¨ªa si tus padres nunca te hubieran dejado salir de los muros de tu casa y te hubieran hecho creer que Frank Sinatra es tu abuelo, que la piscina es el mar; los zombies, flores amarillas; las autopistas, vientos, y los gatos, fieros depredadores? ?Y si el ¨²nico contacto que tienes con el exterior son unas cintas VHS de Rocky y Tibur¨®n? "Pues ser¨ªa como la t¨ªpica familia griega", comenta el realizador de 36 a?os Yorgos Lanthimos desde la Grecia en pie de guerra.
En su segunda pel¨ªcula, Lanthimos dice observar la familia "desde fuera, casi como si fuera un producto de ciencia-ficci¨®n". Hijo de madre soltera, el realizador no experiment¨® en persona el tradicional patriarcado mediterr¨¢neo, aunque sinti¨® la necesidad de retratar lo que a su juicio es una estructura social al borde del colapso. "En Grecia, los hijos viven con sus padres hasta los 30 a?os y hay mucho conservadurismo con las hijas. Quer¨ªa mantenerme muy firme en la idea de hablar de la familia. As¨ª que por eso no entiendo, aunque respeto, las lecturas que se est¨¢n haciendo de mi pel¨ªcula", dice no sin ¨¢nimo provocador. Y es que en EE UU Canino se ha le¨ªdo como un ataque a la escolarizaci¨®n dom¨¦stica. En Europa, la cr¨ªtica ha visto en esta familia una corrosiva alegor¨ªa pol¨ªtica sobre la dictadura y ahora, con Atenas en efervescencia, un retrato de la Europa en crisis con su clase pol¨ªtica y el Estado de bienestar. "Habr¨ªa hecho la misma pel¨ªcula hace un a?o. La sociedad es la misma y la familia es la misma", desv¨ªa.
La cinematograf¨ªa griega depende directamente de las ayudas p¨²blicas. La coyuntura de dr¨¢sticos recortes en la inversi¨®n p¨²blica pone en peligro la financiaci¨®n de un cine que en los ¨²ltimos a?os parec¨ªa superar la repercusi¨®n internacional de dos grandes vacas sagradas: Theo Angelopoulos y Costa-Gavras. Ah¨ª est¨¢n quit¨¢ndose la caspa realizadores como Panos H. Koutras, cuya Strella (2009) dio que hablar entre la cinefilia gay de la pasada Berlinale, o Fillipos Tsitos, que con su Akadimia Platonos (2009) se hizo con tres premios en el pasado Festival de Locarno.
Quiz¨¢ sea pronto para hablar de una nueva ola en el cine heleno, pero es evidente que varios realizadores del pa¨ªs buscan una voz propia a base de actualizar algunos referentes. Para muchos, Lanthimos va de la mano de Michael Haneke, aunque, seg¨²n asegura, el austriaco "es mucho m¨¢s serio". El humor, negr¨ªsimo, del que hace gala Canino distancia su parentesco con el responsable de otros brutales retratos familiares como en El s¨¦ptimo continente (1989) o Benny's video (1992). Tambi¨¦n podemos rastrear el germen de esta rareza en la obra de un primerizo Atom Egoyan (Family viewing, 1987) y, sobre todo, en aquel Todd Solondz que incomod¨® a medio planeta con Happiness (1998).
"Si dejas la puerta abierta a diferentes lecturas, es m¨¢s f¨¢cil que tu obra perdure", admite Lanthimos tras insistirle en la interpretaci¨®n pol¨ªtica de su obra. Una criatura que apuesta por lo absurdo para que, v¨ªa el desconcierto, el espectador saque sus propias conclusiones sobre las mentiras que dan forma a la realidad. Ya sea en familia, en la Europa de principios de siglo, o en compa?¨ªa de gatos. Esos terribles monstruos que comen ni?os.
Canino se estrena hoy en Espa?a.
El pueblo y el enga?o paternalista
El Gobierno griego pareci¨® jugar con sus ciudadanos al mismo pasatiempo que el padre de Canino.
Yorgos Lanthimos no se cansa de repetir que cuando dirigi¨® Canino ni se le pasaba por la cabeza la hecatombe econ¨®mica que se cern¨ªa sobre su pa¨ªs. Seguro que es cierto, pero tambi¨¦n lo es que hay algo en el padre de la familia protagonista que recuerda al ex primer ministro griego. C¨®mo no pensar en el conservador Kostas Karamanlis ¡ªque se pas¨® a?os enga?ando a sus ciudadanos y, de paso, al resto de Europa sobre las estad¨ªsticas oficiales¡ª al ver a unos padres que ense?an a sus hijos que el salero se llama tel¨¦fono o que la palabra co?o significa l¨¢mpara.
La mentira real ha resultado m¨¢s nociva que la del cine: el descubrimiento de que las cifras de d¨¦ficit y deuda p¨²blica eran infinitamente peores que las anunciadas ha sido uno de los desencadenantes de la crisis. Para ser justos hay que reconocer que tal falseamiento no fue una invenci¨®n de Karamanlis; sus antecesores socialistas ya lo hab¨ªan practicado con profusi¨®n.
Tras aprobar un dr¨¢stico ajuste, el primer ministro se ha visto obligado a anunciar, entre otras, una subida del IVA al 23%, rebajas de sueldos para funcionarios y jubilados y recortes a¨²n m¨¢s salvajes del gasto p¨²blico. El Gobierno parece estar jugando con sus ciudadanos al mismo pasatiempo que practican los tres hijos del filme: poner las manos bajo un chorro de agua caliente a ver qui¨¦n aguanta m¨¢s.
Canino parece una actualizaci¨®n de Los idiotas una d¨¦cada despu¨¦s de que la rodara Lars von Trier. Es verdad que se trata de una pel¨ªcula con m¨²ltiples lecturas y que la econ¨®mica es s¨®lo una de ellas. Pero ya es casualidad que hasta el nombre de pila de su director, el hombre que ha llevado el cine heleno a lo m¨¢s alto justo cuando su pa¨ªs vive uno de sus momentos m¨¢s dram¨¢ticos, coincida con el de los otros dos griegos que m¨¢s salen en los peri¨®dicos: el primer ministro Yorgos Papandreu, que anunci¨® una nueva Odisea para Grecia el d¨ªa que solicit¨® a la Uni¨®n Europea que rescatara al pa¨ªs, y el ministro de Econom¨ªa, Yorgos Papaconstantinu, responsable de dise?ar los recortes m¨¢s salvajes que recuerda Atenas. LUIS DONCEL
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