Agua pasada
A falta de cosas mejores, en estos ¨²ltimos dos a?os se est¨¢ volviendo la vista atr¨¢s para revisar obras, actos e ideas surgidos hace unos cuarenta a?os que sucedieron fugazmente o que los acontecimientos inmediatamente posteriores relegaron a una forzosa obsolescencia en beneficio de las novedades que impone el nervioso mercado del arte. As¨ª, en el ¨²ltimo a?o hemos podido ver en diferentes ciudades espa?olas varias exposiciones de poes¨ªa y arte experimental que, no sin cierta nostalgia, nos han situado en torno a unos episodios acaecidos en los alrededores de 1968, pero que hab¨ªan sido arrollados por una historiograf¨ªa basada en el ¨¦xito comercial. De entre esas exposiciones ha sido notable la dedicada a los Encuentros de Pamplona de 1972 en el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid. Ensartada en esta cadena de actos expositivos no premeditados habr¨ªa que situar la actual exposici¨®n de Francesc Torres (Barcelona, 1948) que muestra una de sus primeras obras, ideada en 1969.
Francesc Torres
Galer¨ªa Elba Ben¨ªtez.
San Lorenzo, 11. Madrid
Hasta el 29 de mayo
Vista ahora, m¨¢s de cuarenta a?os despu¨¦s de su concepci¨®n, esta obra refleja bien algunas de las contradicciones de uno de los momentos creativos m¨¢s interesantes de la modernidad, producido cuando, tras el fracaso de las revueltas de Mayo del 68, empezaba a ser desmantelada la utop¨ªa social y las relaciones entre forma art¨ªstica y contenido ideol¨®gico alcanzaban los m¨¢s altos grados de contradicci¨®n. La obra fue ideada en el momento ¨¢lgido del "arte conceptual", justo cuando las "nuevas tecnolog¨ªas" empezaban a tentar a los artistas y el coreano Nam June Paik mostraba en p¨²blico las primeras obras de videoarte. Entonces, cuando s¨®lo contaba 20 a?os y no dispon¨ªa de medios, Francesc Torres, que no pod¨ªa acceder a realizar ning¨²n tipo de obra "tecnol¨®gica", dio rienda suelta a su imaginaci¨®n pensando un proyecto en el que poder servirse de esos procedimientos experimentales que ofrec¨ªa el v¨ªdeo y, a la vez, plantear una alternativa al cerrado mundo del arte de militancia pol¨ªtica.
As¨ª proyect¨® una obra, en teor¨ªa posible pero a¨²n irrealizable, en la que "la idea era tanto o m¨¢s importante que la obra en s¨ª". Con el tiempo, aquel proyecto conceptual se llev¨® a cabo ¨ªntegramente en 1995. Entonces la obra cobr¨® existencia f¨ªsica, pero la utop¨ªa ideol¨®gica a la que pretend¨ªa servir ya hab¨ªa fracasado definitivamente. Para tener una idea de sobre qu¨¦ estoy hablando, he de explicar que la obra de Francesc Torres a la que me refiero se titula Lluvia Uniforme o algo M¨¢s de una gota de agua y consiste en una videoinstalaci¨®n en tiempo real en la cual una videoc¨¢mara toma la imagen de unas gotas de suero que pausadamente van cayendo sobre una bandeja desde un sistema de goteo para aplicaciones m¨¦dicas. Esa imagen de la gota individual cayendo sobre el agua, acompa?ada del sonido producido por la ca¨ªda, es instant¨¢neamente reproducida en una cuarentena de peque?os monitores distribuidos, como bandejas id¨¦nticas, por el suelo de la galer¨ªa. De esta manera, la gota genera un efecto de lluvia, uniforme y mon¨®tono.
Tal vez esta obra pueda parecer ingenua o simplista, dados los procedimientos empleados y la inmediatez con que se percibe y racionaliza el fen¨®meno que el espectador contempla y escucha en la exposici¨®n, pero cualquiera de los trabajos art¨ªsticos de Torres es consecuencia siempre de una reflexi¨®n y depuraci¨®n que, como sucede en la poes¨ªa y, m¨¢s concretamente, en la poes¨ªa experimental, le permite al artista concentrar en una ¨²nica imagen, esencialista y pregnante, un universo de ideas; en el caso de esta Lluvia Uniforme esa imagen cala en las entretelas de una ideolog¨ªa que se ha puesto en relaci¨®n dial¨¦ctica con el aparato cr¨ªtico-ling¨¹¨ªstico del "arte conceptual".
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