La universidad de Galicia
A finales de los a?os ochenta se decidi¨® optar por la creaci¨®n de las Universidades de A Coru?a y Vigo. Exist¨ªan argumentos que justificaban este paso. El fundamental: el crecimiento exponencial del n¨²mero de alumnos y, consecuentemente, el excesivo tama?o global y la dificultad de gestionar centralizadamente una instituci¨®n con 100.000 alumnos y m¨¢s de 10.000 empleados. A pesar de que existen voces cr¨ªticas, a mi me parece que, en general, fue una buena decisi¨®n. Con m¨¢s autonom¨ªa, se pudieron poner en pr¨¢ctica nuevas formas de gesti¨®n y proyectos diferentes que han resultado bien y sirven hoy de modelo de referencia; nacieron departamentos universitarios que han alcanzado r¨¢pidamente un status de excelencia reconocido en Espa?a y fuera de ella; y se han creado infraestructuras universitarias (campus) en las principales ¨¢reas urbanas de Galicia, con lo que ello conlleva en t¨¦rminos de porosidad entre la universidad y su entorno.
El sistema universitario gallego es de los peor financiados de Espa?a en relaci¨®n al PIB
No obstante, es verdad que se han cometido errores. Se han producido duplicidades de titulaciones poco razonables desde un punto de vista coste-beneficio social y existen departamentos y facultades de nueva creaci¨®n a los que le queda lejos eso de la excelencia. Adem¨¢s, no hay que olvidar la creciente competencia entre universidades a golpe de rankings, la necesidad de impulsar el papel de la universidad en el sistema de innovaci¨®n gallego, la obligada internacionalizaci¨®n de las actividades investigadoras y docentes, y las insuficiencias financieras que arrastran las universidades gallegas en comparaci¨®n a la media espa?ola, en mala posici¨®n en el concierto europeo.
Por todo lo anterior, resulta fundamental que Xunta de Galicia y universidades se sienten para acordar, en un mismo lote, la mejora de la financiaci¨®n, la definici¨®n multilateral y bilateral de los objetivos a los que debe estar condicionada esa mejora, y la coordinaci¨®n de las universidades gallegas. Coordinaci¨®n en pos de un sistema verdaderamente integrado y que deber¨ªa tener un socio fundamental en las universidades del Norte de Portugal; en particular, Minho y Porto. Vayamos por partes.
El sistema universitario gallego es de los peor financiados de Espa?a. Aunque las cifras en t¨¦rminos de PIB regional son mejores que la media, ello se debe no a un mayor esfuerzo relativo, sino a que nuestro PIB es m¨¢s bajo. En la medida en que la Xunta cuenta con un presupuesto que equivale a casi 20 puntos del PIB gallego, frente a los escasos 13 de Catalu?a, es evidente que un mismo porcentaje de PIB no conlleva el mismo esfuerzo. Desde esta perspectiva, el objetivo del 1,5% que hace unos d¨ªas defend¨ªan los rectores gallegos es razonable a medio plazo, si se quiere hacer una apuesta seria por la sociedad del conocimiento. Sin embargo, el necesario incremento de recursos deber¨ªa basarse, fundamentalmente, en la figura del contrato-programa, hoy residual en Galicia. No deber¨ªamos dar dinero a las universidades sin condiciones. En una ¨¦poca de vacas flacas como la que estamos sufriendo y con unas universidades con resultados claramente mejorables en todos los frentes, es obligado condicionar incremento de recursos a cumplimiento de objetivos. Hoy existe un n¨²mero altamente significativo de profesores, grupos de investigaci¨®n y personal administrativo que trabaja mucho y bien. Pero no todos. La l¨®gica de los objetivos y la excelencia debe imponerse a todas las escalas, empezando por la global. Objetivos en calidad docente (m¨¢sters y doctorados internacionales, movilidad, docencia en ingl¨¦s...) y en investigaci¨®n (publicaciones, patentes, proyectos, contratos con empresas...). ?Qu¨¦ mejor excusa que apelar a lo firmado con la Xunta para que los rectorados puedan apretar o recompensar a los trabajadores individual y colectivamente (departamento, grupo de investigaci¨®n) de la universidad en funci¨®n de los resultados? Adem¨¢s, existe financiaci¨®n estatal y europea que puede ayudarnos tambi¨¦n si estos son nuestros objetivos.
Finalmente, es fundamental que las universidades gallegas funcionen como un verdadero sistema, evitando duplicidades injustificables por la escasa demanda, apostando por la especializaci¨®n de los siete campus, cooperando entre ellas para el uso compartido de infraestructuras, pero tambi¨¦n para la impartici¨®n coordinada de programas. Y en este caso, las universidades de Minho y Porto deben ser socios de referencia. Porque son muy buenas en algunas ¨¢reas. Porque est¨¢n muy cerca, pero en otro pa¨ªs, lo que significa internacionalizaci¨®n a efectos de financiaci¨®n europea. Y porque esa cooperaci¨®n deber¨ªa servir de ejemplo para construir el espacio eurorregional.
Con las universidades de Vigo y Santiago de Compostela en pleno proceso electoral, ser¨ªa importante que triunfasen los candidatos cuyo programa se ajusta m¨¢s a este enfoque global.
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