Torear la supervisi¨®n financiera
Despu¨¦s de una corrida en A Coru?a, el torero Rafael G¨®mez, El Gallo, exclam¨®: "Ya estamos en Sevilla". "Pues no est¨¢ lejos Sevilla", contest¨® un paisano. Y El Gallo replic¨®: "Sevilla est¨¢ donde tiene que estar, lo que est¨¢ lejos es A Coru?a". Esta an¨¦cdota ilustra cu¨¢n lejos est¨¢n los Gobiernos y el Parlamento Europeo de alcanzar un acuerdo sobre la supervisi¨®n de las entidades financieras. Mientras nosotros queremos anticipar el ma?ana, ellos siguen empe?ados en mirar atr¨¢s y sin acuerdo todo puede quedar bloqueado porque ambos tienen id¨¦nticas competencias legislativas.
Las discrepancias vienen de 1999, cuando se acord¨® el mercado interior de servicios financieros. Entonces el Parlamento advirti¨® que sin un avance paralelo en materia de supervisi¨®n acabar¨ªamos en una crisis sist¨¦mica, porque es imposible que supervisores cuya jurisdicci¨®n termina en las fronteras nacionales controlen instituciones financieras que operan en todo el territorio europeo.
Cuando lleg¨® la tempestad porque no nos hicieron caso, encargaron el informe Larosi¨¨re. Sobre ¨¦l, han propuesto establecer una Junta de Riesgos Sist¨¦micos, para la supervisi¨®n del sistema en su conjunto, y tres Autoridades Europeas encargadas de la supervisi¨®n de bancos, seguros y fondos de pensiones, y mercados y valores. Pero su propuesta prev¨¦ el mismo r¨¦gimen jur¨ªdico para supervisar la sucursal en Par¨ªs de una peque?a caja de ahorros, que para una de esas grandes instituciones financieras cuya quiebra arruinar¨ªa el sistema y la econom¨ªa real.
Un fallo que advierte hasta Lord Turner, presidente de la Financial Services Authority brit¨¢nica, para quien solo hay dos opciones: bien dando a los supervisores nacionales poder para controlar a los bancos que operen en su territorio, incluidas sucursales, y la de decidir sobre su solvencia y liquidez, o bien avanzando hacia una mayor integraci¨®n de la supervisi¨®n europea.
Frente a la soluci¨®n nacional de los ministros, la Euroc¨¢mara apuesta por la contraria; mejor supervisi¨®n y m¨¢s Europa. Queremos que la Autoridad Europea supervise las entidades transfronterizas cuando se encienda la luz amarilla, que advierte de la entrada en zona de riesgo. Si la cosa empeora y aparece la luz roja, una Unidad de Resoluci¨®n Bancaria Europea ser¨¢ quien adopte las medidas necesarias (sustituci¨®n de los administradores, requisitos de capital o liquidez, ventas de activos, liquidaci¨®n ordenada... etc¨¦tera) para evitar el contagio y preservar la estabilidad. Y si al final hay que poner dinero proponemos que un fondo, prefinanciado por el propio sector, corra con la factura en vez de que lo haga el contribuyente. Por fortuna, los vientos soplan en nuestra direcci¨®n y no en la de los ministros, pues el FMI y la Comisi¨®n Europea parece que quieren convertir el principio de "quien contamina, paga" en el nuevo lema de la regulaci¨®n financiera.
La Presidencia Espa?ola de la UE debe torear un nuevo consenso en materia de supervisi¨®n que sustituya al que han defendido hasta ahora, m¨¢s pr¨®ximo al pensamiento neoconservador que al de quienes creemos en la regulaci¨®n para frenar la "exuberancia irracional" de los mercados. Zapatero tiene que coger el toro por los cuernos. Si no lo hace, la crisis financiera nos volver¨¢ a pillar en pa?os menores.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo y Marfil es vicepresidente de la Comisi¨®n Econ¨®mica del Parlamento Europeo.
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