Todo es econom¨ªa
Las noticias de contenido econ¨®mico se acumulan sin parar y resulta dif¨ªcil incluso para el economista profesional mantenerse informado en todos los frentes. Dificultad que se agrava por la confusi¨®n que parece envolver la acci¨®n del Gobierno central, con claro exceso de globos sonda y rectificaciones, y la actitud escasamente cooperativa de la oposici¨®n, m¨¢s interesada en obtener r¨¦ditos electorales que en arrimar el hombro en esta coyuntura econ¨®mica negativa extraordinaria.
?Qu¨¦ efectos va a tener en Espa?a y en Galicia el ajuste fiscal anunciado hace unas semanas por el Gobierno? La respuesta no es f¨¢cil, porque a los efectos de demanda puramente presupuestarios (las familias y la Administraci¨®n p¨²blica va a tener menos renta y por tanto gastar¨¢n menos) se le unen los efectos generados por las expectativas. En particular, lo inesperado y urgente del recorte de salarios p¨²blicos ha regado los brotes de la inquietud. Probablemente el efecto final sobre el crecimiento del PIB en 2010 se acabe situando entre las consecuencias pr¨¢cticamente nulas de las que se habla desde el Gobierno central y el casi medio punto que argumentan algunos analistas. Desde esta perspectiva y teniendo en cuenta que el peso del empleo p¨²blico en Galicia y el volumen de inversi¨®n del Ministerio de Fomento supera la media espa?ola, cabr¨ªa esperar que el recorte en el PIB de Galicia fuese alguna d¨¦cima superior al caso de Espa?a. En definitiva, aun aceptando que el ajuste se va a notar en el crecimiento econ¨®mico de Espa?a y que el efecto ser¨¢ algo mayor en Galicia, me parece que revisar las estimaciones de crecimiento para Galicia para situarlas en el terreno negativo es excesivamente pesimista. El diferencial positivo de crecimiento heredado desde la etapa del bipartito y el efecto del Xacobeo deber¨ªan ser suficientes para acabar con un incremento del PIB gallego y situarse en los puestos de cabeza en el ranking auton¨®mico.
Revisar el crecimiento de Galicia para situarlo en el terreno negativo es excesivamente pesimista
En cuanto a la imposibilidad para los ayuntamientos de acceder al cr¨¦dito a largo plazo aprobada esta misma semana, era una medida inicialmente dura, que necesariamente iba a provocar fuertes recortes en el gasto local y desfases presupuestarios. Especialmente en Galicia, donde los problemas de insuficiencia financiera son m¨¢s graves, porque combinan un problema estructural de abstinencia fiscal con el coyuntural del crac inmobiliario. La rectificaci¨®n sobre la fecha de entrada en vigor desactiva la medida: va a anticipar la negociaci¨®n de cr¨¦ditos en 2010 e incrementar¨¢ la deuda de los ayuntamientos en este a?o, para congelarla el que viene. O la medida era innecesaria y la rectificaci¨®n un error; o la medida era un error y la r¨¢pida rectificaci¨®n necesaria.
No es preciso meditar la creaci¨®n de ning¨²n nuevo "impuesto sobre los ricos". Ya tenemos el impuesto sobre el patrimonio que el Gobierno de Zapatero meti¨® en la nevera, pero no elimin¨®, hace ahora dos a?os. Es verdad que es un tributo con deficiencias y que precisa de una reforma. Pero es evidente que otros tributos bien vigentes los tienen (la escandalosa evasi¨®n y elusi¨®n fiscal de rentas empresariales y profesionales en el IRPF, por ejemplo) y no por ello los abandonamos. El profesor Alfonso Utrilla nos recordaba hace unos d¨ªas algunos datos a tener presentes. En 2007, 981.291 personas declararon el Impuesto de Patrimonio en Espa?a, por un total de 761.437 millones de euros (el 72,3% del PIB). El 70,4% de su patrimonio era capital mobiliario. Un total de 3.965 personas ten¨ªan un patrimonio neto de m¨¢s de seis millones de euros; en total 57.219 millones de euros, con una media de 14,4 millones por declarante. Esas mismas personas pagaron 416,2 millones de euros (el 19,6% de la recaudaci¨®n total), con una media de 104.971 euros por persona. Ahora no pagan nada, por la supresi¨®n del impuesto.
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