Seguimos naciendo
Me alegraba ayer leyendo sobre el nacimiento de una nueva plataforma de acci¨®n por la lengua que quiere ensayar nuevas estrategias (GalegoLab), y eso es una buena noticia. Lo es por la nueva plataforma pero, sobre todo, lo es por las novedades estrat¨¦gicas que se insin¨²an de cara a "facer facer" por el gallego. Gentes como Xos¨¦ Manuel Pereiro o Ant¨®n Reixa, por hablar de los que conozco, vienen de esos dos mundos que confluyen en las ideas vivas y en la modernidad m¨¢s moderna, como son el rock oce¨¢nico (o como se diga) y el periodismo decente, que es en s¨ª mismo una provocaci¨®n intolerable, tan intolerable como que alguien pretenda dar vida urbana al idioma propio de Galicia, de nuestros ancestros, de nuestra tierra o de nuestra patria, como gusten.
Con la lengua sobran ya narraciones de pura queja. Deben sustituirse por acciones ante un juez
Seguimos, pues, naciendo a la vida y seguimos empujando a otros para que nazcan con nosotros y hagan nacer a sus hijos y nietos y que esta lengua no desaparezca, como algunos datos parecen indicar con una claridad inquietante.
Henrique Monteagudo tampoco es manco, y le dar¨¢ a ese laboratorio de ideas el sustrato acad¨¦mico que todo esc¨¢ndalo urbano necesita. Siempre es bueno que vaya un profesor por delante, por si hay debate, y que luego ceda el paso a las fuerzas de choque que vayan a recitar a Pondal en Riazor, en la playa y en el estadio, por supuesto. El gallego en acci¨®n invitando a la juventud urbana a volver a la casa com¨²n de la lengua, que siempre es la nuestra, a partir de la cual podemos hablar todos los idiomas que queramos, que para eso tenemos a¨²n m¨¢s vocales que ganas tienen algunos de que todo esto acabe mal, en un entierro de tercera para una lengua a la que empiezan a dar poor muerta desde haace ya un a?o largo.
Se han citado tantas veces las referencias a las legislaciones europeas, a la Constituci¨®n del Reino de Espa?a, al Estatuto de Galicia, a los textos de la Real Academia Galega, del Consello de Cultura Galega, del Consello Consultivo, del Consello Escolar, del ILG, de los movimientos por la lengua, etc, etc, se han citado las palabras de grandes cient¨ªficos, historiadores, ling¨¹istas, se han citado leyes y sentencias, se ha citado todo, que ya aburre seguir enumerando obviedades culturales, pol¨ªticas, ling¨¹¨ªsticas, hist¨®ricas o sociol¨®gicas, al menos. Aburre, y es bueno ir cambiando de registro, salir a la calle y pasear la lengua en todo tiempo y lugar, porque esa es la llamada que quiz¨¢ se nos est¨¢ haciendo
Un d¨ªa de estos, seg¨²n nos cuenta la prensa, se transgredir¨¢ por en¨¦sima vez la ley dejando sin gallego a los ni?os m¨¢s peque?os de las ciudades, cuyos padres determinar¨¢n la lengua de referencia y a partir de esa lengua, que en las ciudades gallegas es, muy mayoritariamente, el castellano, ir¨¢ despareciendo cualquier posibilidad de que los m¨¢s peque?os se inicien en gallego como lengua cognitivamente activa. Esto es ilegal de toda ilegalidad y a estas alturas es tambi¨¦n una gran provocaci¨®n social y jur¨ªdica a la mayor¨ªa de un pueblo que, sencillamente, no quiere desaparecer.
La defensa de nuestra lengua propia no debe decaer, pero quiz¨¢ sobran ya muchas narraciones de pura queja que han de ser sustituidas por acciones ante un juez que, a buen seguro y m¨¢s pronto que tarde, ordenar¨¢ poner de nuevo en marcha un proceso que comienza a ser, en su estado actual, una pesadilla antidemocr¨¢tica, como si hubi¨¦ramos vuelto a lo m¨¢s oscuro de los tiempos innombrables. Que venga pronto la justicia y que haga cumplir las leyes estatales, auton¨®micas y europeas a las que el Reino de Espa?a se ha adherido.
Y, mientras tanto, que gentes como estas de GalegoLab llenen de ideas las plazas y las playas, y que el happening ling¨¹¨ªstico galaico marque una ruta de reencuentro de este pa¨ªs consigo mismo en el instante en el que se prepara otra maravillosa creaci¨®n humana: Touri?¨¢n, uno de los pocos lugares que nos van quedando con algo parecido a la Naturaleza en buen estado, va a ser ocupado por una f¨¢brica de peces y toda la alteraci¨®n que esto supone en un lugar indebido, empezando por los mismos piensos que van a consumir los animalitos. Hay mil sitios para esto, pero no, ha de ser en Touri?¨¢n. Esto, m¨¢s las iglesias que se derriban, los destrozos de los r¨ªos, la deriva costera y todo lo que se destruye en nombre, dicen, de la modernidad (estos matarifes, decididamente, no han viajado), conforman un paisaje (m¨¢s paro, m¨¢s fe¨ªsmo) que comienza a ser desolador en muchos sitios. Quiz¨¢ necesitemos tambi¨¦n nuevas estrategias para el territorio, no s¨®lo para la lengua. Que as¨ª sea, que sin duda lo ser¨¢. Seguimos dando la vara a quien corresponda, que sabemos quien es, y que no se esconda (esto es por rimar). Con m¨¢s ganas que nunca.
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