"No gest¨¦ a los ni?os por dinero"
Una 'madre de alquiler' y su marido explican por qu¨¦ se han prestado a tener dos hijos para otros - La pr¨¢ctica est¨¢ prohibida en Espa?a, pero es legal en EE UU
"No lo har¨ªa gratis, pero tampoco lo hice por dinero". Myriam Reynolds, estadounidense de 39 a?os (aunque nacida en M¨¦xico), habla con energ¨ªa y simpat¨ªa de su decisi¨®n de ser -dos veces- lo que coloquialmente se llama madre de alquiler, un t¨¦rmino que ella rechaza de plano y que prefiere cambiar por el de gestante subrogada o sustitutiva.
Sentada en un sal¨®n del hotel, Reynolds se muestra divertida seg¨²n va desmontando los prejuicios que se pueden tener sobre ella. "Soy muy normal", dice, mirando a su marido, Robert Wright, seis meses m¨¢s joven y nacido en Filadelfia, que se sienta junto a ella. ?l, m¨¢s afectado por el trastorno horario del vuelo que les ha tra¨ªdo a Madrid desde Colorado, asiente. La pareja -ella, psic¨®loga; ¨¦l, enfermero- son padres de dos ni?as, de cinco y seis a?os y medio. A los otros dos beb¨¦s que ha gestado, Reynolds se resiste a llamarlos hijos. "No lo son, no tienen mis ¨®vulos ni su esperma", afirma convencida, contradiciendo totalmente la regulaci¨®n espa?ola, que establece que la madre es la que lleva a cabo la gestaci¨®n, independientemente del origen de los gametos.
Las mujeres cobran alrededor de 18.000 euros por el embarazo
"Es un negocio gratificante para los padres y para nosotros"
La historia empez¨® hace cuatro a?os, cuando se enter¨® de que una amiga suya, desesperada porque no pod¨ªa ser madre, estaba buscando ayuda. "Yo lo har¨¦ por ti. Tengo mucha facilidad para quedarme embarazada", le dijo. Su amiga insisti¨® en que todo se hiciera de una manera conforme a las leyes del Estado, con todos los papeles, contrato incluido. Sab¨ªa de qu¨¦ hablaba: trabajaba en una cl¨ªnica de fecundaci¨®n asistida y conoc¨ªa el procedimiento, que es legal en la mayor¨ªa de EE UU desde 1986. "Estaba sufriendo mucho, y ten¨ªa una conexi¨®n personal con ella, as¨ª que se lo dije a Robert y ¨¦l me dijo que adelante, que no ten¨ªa inconveniente".
Estados Unidos -y no todo- es de los pocos pa¨ªses donde hubiera podido hacerlo. Tambi¨¦n en India, Reino Unido, Grecia y Ucrania. En la mayor¨ªa de los occidentales, Espa?a incluida, la pr¨¢ctica est¨¢ prohibida. Algo que Reynolds, "sinceramente", no entiende.
Porque a ella aquella historia le result¨® tan "gratificante" que acab¨® trabajando para la agencia Circle Surrogacy, que es la que les ha tra¨ªdo a Espa?a para unos seminarios (hoy en Madrid, ma?ana en Barcelona) sobre gestaci¨®n subrogada. Ah¨ª se dedica a hacer asesor¨ªa con los grupos de mujeres que van a ser futuras madres sustitutivas. Lo que le permite generalizar a partir de su caso.
"La mayor¨ªa son mujeres como yo, licenciadas o incluso con m¨¢steres que est¨¢n en la treintena, que ya han tenido los hijos que quieren para formar una familia. Eso de que se trata de drogadictas o marginales es mentira. De hecho, una de las condiciones que les ponen en la agencia es que tengan sus ingresos, que no lo hagan por el dinero", dice de un tir¨®n.
Eso s¨ª, tampoco se arredra para explicar que no lo har¨ªa gratis. "El dinero ayuda. Da claridad a la relaci¨®n con los padres. A nosotros nos ha permitido tener una casa mejor, o, por lo menos, pagarla m¨¢s f¨¢cilmente", indica. "?No cobras t¨² por tu trabajo, por mucho que te guste? ?No lo hacen los m¨¦dicos, los profesores, los enfermeros? Aunque su trabajo sea tan bonito como salvar vidas, tambi¨¦n lo hacen por dinero. Pues es lo mismo. Adem¨¢s, el proceso es largo y molesto, tienen que pincharte durante dos semanas, pierdes d¨ªas de trabajo durante el embarazo y despu¨¦s del parto. Lo justo es que te paguen", insiste.
Al llegar a este punto, Reynolds reh¨²sa decir cu¨¢nto cobr¨® ella. "La tarifa est¨¢ entre 18.000 y 25.000 d¨®lares [15.000 y 21.000 euros]". A lo que hay que sumar el coste del tratamiento de inseminaci¨®n in vitro (otros 25.000 euros), los gastos m¨¦dicos de la mujer y la comisi¨®n de la agencia. Total, m¨¢s de 100.000 euros. "Fue un negocio, pero uno de los m¨¢s gratificantes. Los padres se quedan felices, y nosotros tambi¨¦n".
Que se lo digan a Jordi y Vicent, una pareja espa?ola que est¨¢ en el hotel con su hijo de un a?o. El ¨²ltimo que ha tenido Reynolds. La mujer reconoce el cari?o que se tienen, pero no duda en que el hijo no es suyo, sino -"a pesar de lo que digan las leyes espa?olas"- de ellos. Como prueba, Reynolds y su marido mantienen una tremenda tranquilidad cuando el ni?o alborota: "Que lo cuiden sus padres", dicen medio ri¨¦ndose.
No se trata de un comentario desde la frialdad. "Desde el principio ten¨ªa claro que no era mi hijo. A las otras madres del grupo les ha pasado lo mismo. Solo un par de veintea?eras, cuando dieron a luz, se dieron cuenta de que solo ten¨ªan un hijo y de que quer¨ªan otro. Pero otro, de ella y su marido, no ese", cuenta Reynolds.
Su marido admite que, despu¨¦s de dos ni?as, cuando vio que nac¨ªa un var¨®n pens¨® en probar suerte otra vez. "Pero no. Nuestra familia ya est¨¢ completa. Nuestras dos hijas tienen mucha personalidad, son muy activas y en nuestra casa ya hay suficiente foll¨®n", dice Reynolds, que lleva la voz cantante.
La mujer aporta otra visi¨®n de lo que ha hecho: "Nuestra familia es multirracial y, de alguna manera, ayudar a esta pareja de gays a tener un hijo que deseaban tanto es otra manera de comprometernos, de contribuir a la sociedad con nuestro ejemplo. Tenemos amigos que lo han pasado muy mal por no poder tener hijos. Si podemos ayudar a que alguien sea feliz, a que se vea que los gays pueden ser padres y las lesbianas, madres, estaremos contentos".
Por eso est¨¢ tan orgullosa de que sus hijas hayan entendido que el ¨²ltimo embarazo no iba a acabar d¨¢ndoles un hermanito. "Ellas lo sab¨ªan, como todos a nuestro alrededor. Y lo entienden. Es parte de su crecimiento, como haber aprendido, al conocer a Jordi y a Vicent, que dos hombres, o dos mujeres, se pueden querer y casar".
Pendientes del Registro Civil
En Espa?a, la ley de reproducci¨®n asistida proh¨ªbe, desde su primera redacci¨®n en 1988, la gestaci¨®n subrogada. El texto es tajante: "Ser¨¢ nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestaci¨®n, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiaci¨®n materna a favor del contratante o de un tercero". Y en su art¨ªculo dos a?ade: "La filiaci¨®n de los hijos nacidos por gestaci¨®n de sustituci¨®n ser¨¢ determinada por el parto".
Este ¨²ltimo punto es el que trae de cabeza al menos a una decena de parejas gays espa?olas que tienen o est¨¢n en tr¨¢mites de tener hijos por este m¨¦todo en el extranjero (la mayor¨ªa, en Estados Unidos). Porque aunque el procedimiento sea legal ah¨ª, los consulados se niegan a registrar al hijo con dos padres, ya que entienden que debe haber una madre. As¨ª que el ni?o llega a Espa?a, pero como estadounidense. La situaci¨®n no se da en el caso de mujeres solas, de parejas heterosexuales o de lesbianas que recurren a esta t¨¦cnica, ya que siempre pueden inscribir a la mujer (o a una de ellas) como madre.
Quienes m¨¢s lejos han llegado para inscribir a su hijo son dos homosexuales de Valencia. El matrimonio consigui¨® que la Direcci¨®n General de Registros y Notariados emitiera un dictamen que les permit¨ªa inscribir al ni?o como hijo de ambos (igual que si fuera una adopci¨®n conjunta). Pero la Fiscal¨ªa lo ha recurrido, por entender que hay un fraude de ley.
Los hombres habr¨ªan podido evitar este conflicto si en vez de inscribir a los ni?os (en este caso han tenido dos) como hijos de ambos, lo hubieran hecho con s¨®lo un padre y el otro hubiera iniciado un tr¨¢mite de adopci¨®n. Pero ellos se niegan porque creen que es injusto para su matrimonio. El resto de las parejas que est¨¢n en situaci¨®n similar est¨¢n a la espera.
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