Pasi¨®n por el directo
De Vigo a Granada, 32 locales donde triunfa la m¨²sica sin enlatar
La barra en la que al d¨²o Pereza le ofrecieron su primer contrato discogr¨¢fico. Una habitaci¨®n alejada del mundo donde Eva Amaral escribi¨® su letra de homenaje a Allen Ginsberg. O el escenario sobre el que Iv¨¢n Ferreiro volvi¨® a empezar de cero. Seis m¨²sicos -o grupos- espa?oles eligen los garitos que les han marcado. Por su historia, su ac¨²stica, su decoraci¨®n, o por motivos personales. Una ruta con sabor a rock and roll por las mejores salas de m¨²sica en directo de Espa?a.
Hielos y humo
PEREZA
Miguel Leiva (Madrid, 1980), que forma junto a Rub¨¦n Pozo el grupo Pereza, asocia "casi todas las noches especiales" de su vida con una sala madrile?a: Siroco. En ese pub con forma de tubo caben (apretadas) unas 200 personas. La visibilidad y la ventilaci¨®n no se cuentan entre sus virtudes. Pero desde 1999 Pereza habr¨¢ tocado all¨ª "m¨¢s de 40 veces". El vocalista recuerda dos momentos: "Un jueves cualquiera se nos acerc¨® un cazatalentos y nos dijo que trabajaba para RCA; ?que si no nos importaba pasarnos a firmar un contrato discogr¨¢fico de tres a?os!". La segunda noche fue a?os despu¨¦s, entre amigos: "Xoel (Deluxe) subi¨® a cantar There is a light that never goes out [Hay una luz que nunca se apaga], de The Smiths. Estaban tambi¨¦n Coque Malla, Quique Gonz¨¢lez... Acabamos versionando a las Supremes hasta las mil".
A Leiva se le nota que sigue apegado a los bares de Malasa?a, en Madrid. Pero cuando enumera sus favoritos del resto de Espa?a, parece que le hayan dado cuerda: "Sidecar en Barcelona, Mardi Gras en A Coru?a, Terminal en Pamplona... La comidilla es decir que escasean, pero en cada ciudad encuentras dos o tres que merecen la pena. Es de ley reconocerlo".
Hay un local que no se parece a ninguno: "El N¨¢utico, en San Vicente do Mar (Pontevedra). Cabr¨¢n 90 personas. El due?o, Miguel de la Cierva, es un enamorado de la m¨²sica. Toca el pedal steel. Todos los a?os trae grandes nombres. Si vas un jueves, te quedas hasta el martes. Un rollo muy hippy: comes pescado en el bar con los paisanos, sales y est¨¢s en medio de la playa...".
El cantante de Pereza, que hasta diciembre presenta por toda Espa?a su sexto ¨¢lbum, Aviones, disfruta m¨¢s de los recitales en ac¨²stico: "El sonido de los hielos mientras canto solo al piano, las luces, el humo... En un estadio, impresiona que miles de personas canten un tema tuyo, pero la parte rom¨¢ntica del club es insustituible". Asiduo espectador, sue?a con abrir su propio garito. "Pero no me apetece pelear por las licencias... ni vivir de noche".
Noches 'zelestes'
MANOLO GARC?A
"?El mejor escenario? Me gusta la boca del de Razzmatazz. Que, por cierto, no es una superficie horizontal, sino liger¨ªsimamente inclinada". Manolo Garc¨ªa (Barcelona, 1955) aprecia las cosas bien hechas... y a lo grande. El escenario barcelon¨¦s en cuesti¨®n mide 132 metros cuadrados. Y sus camerinos favoritos son "los de cualquier palacio de deportes: holgados, con duchas, nada de olor a cerrado".
Sin embargo, el que fue l¨ªder de El ?ltimo de la Fila defiende una teor¨ªa: "Pobre del que comience directamente en los estadios, sin formaci¨®n de carretera". ?l se curti¨® en s¨ªmbolos de la noche barcelonesa como M¨¤gic, que 20 a?os despu¨¦s a¨²n celebra fiestas mod. O como el antiguo Zeleste, un almac¨¦n de tejidos remodelado por donde pasaron los pianistas Bill Evans o Tete Montoliu. Pero al entonces cantante de Los Burros no le interesaba el jazz: "Flipaba con el directo demoledor del punk. Y ver all¨ª a Smash, con la guitarra espa?ola de Manuel Molina, fue como la sopa de ajo, lo m¨¢s".
La sala Zeleste se traslad¨® al Poblenou en 1987. Hoy se llama Razzmatazz y en ella han tocado Paul McCartney o Radiohead. Garc¨ªa recuerda "noches muy ca?eras", como cuando encaden¨® ocho conciertos en diez d¨ªas. "Tiene el tama?o perfecto: 3.000 personas por noche. No hacen falta pantallas para que la gente vea. La proximidad f¨ªsica es un aliado: cualquier l¨ªnea r¨ªtmica, un golpe de bajo o de bater¨ªa, dispara la adrenalina".
Manolo Garc¨ªa se ha tomado un descanso despu¨¦s de una gira de dos a?os. Que incluy¨® un alto en el camino: en junio de 2009 cant¨® por sorpresa en El Caf¨¦ de la Luna, el bar de un amigo en C¨®rdoba. "Habr¨ªa 100 personas, y otros tantos apelotonados en la calle. En el escenario no cab¨ªamos". Da fe un v¨ªdeo en YouTube, en el que no suelta una toalla para el sudor. "La gente me tocaba la rodilla para pedir canciones. Fue muy divertido".
? Razzmatazz. Almog¨¤vers, 122. www.salarazzmatazz.com.
? Caf¨¦ de la Luna. 957 48 44 50. Alhak¨¦n II, 12. C¨®rdoba.
?M¨¢s madera!
LORI MEYERS
Las salas de madera son la debilidad de Noni L¨®pez, cantante de los granadinos Lori Meyers: "Es el mejor conductor de sonido, por algo se hacen as¨ª las guitarras". No extra?a que cayera rendido a Moby Dick, una especie de taberna marinera con forma de gale¨®n boca abajo pr¨®xima al Santiago Bernab¨¦u de Madrid. All¨ª telonearon a The Shins en 2003. "Recuerdo que me temblaban las rodillas", dice. "Luego nos pegamos la t¨ªpica juerga madrile?a en la que acabas fatal".
Entonces ni siquiera hab¨ªan sacado su primer ¨¢lbum, Viaje de estudios. Eso s¨ª, aquellos novatos ten¨ªan tablas. En Granada abundan los escenarios: "Todos bares peque?¨ªsimos y c¨¦ntricos. Hay una sola norma: que no falle la cerveza... ni la m¨²sica". Noni trabaj¨® de camarero en El Ruido Rosa, donde empezaron a abrirse hueco. Fundado a finales de los ochenta por los hermanos Lapido (del grupo 091), pinch¨® antes que nadie las maquetas de Lagartija Nick o Los Planetas. A Lori Meyers les toc¨® rebajar decibelios: "Tuvimos problemas con los vecinos y nos adaptamos a un formato ac¨²stico".
Las cosas no eran m¨¢s f¨¢ciles en Planta Baja, otro bar de larga trayectoria que, por las denuncias, cerr¨® temporalmente en 2004. Una vez acondicionado, merece los halagos de Noni: "Tiene un escenario perfecto y una pantalla para que vean los de atr¨¢s. Despu¨¦s del concierto, te quedas toda la noche porque pinchan muy bien".
Como vocalista de un grupo indie, Noni reconoce que Valencia y Alicante se llevan la palma con salas como Wah-Wah o Camelot. ?Y en el Norte? "Capitol, en Santiago de Compostela: un sonido perfecto". ?Adivinan? Las paredes est¨¢n forradas de lamas de madera. Aunque para el l¨ªder de Lori Meyers (que acaban de presentar su ¨¢lbum Cuando el destino nos alcance) lo mejor son los camerinos: "Preparados para quien necesite tocador, y con espejo gigante donde ponerme bien las lentillas".
Menorca con Ginsberg
AMARAL
Cuando Juan Aguirre (San Sebasti¨¢n, 1970) dice que al principio Amaral tocaba en salas "realmente peque?as", hay que tomarle la palabra: en La Lata de Bombillas o el Arrebato de Zaragoza caben unas pocas decenas de personas. Pero la primera, con su decoraci¨®n pop, es una instituci¨®n en la escena indie. Y el Arrebato, gestionado desde hace 15 a?os por una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, programa m¨¢s de cien conciertos por curso. Los m¨²sicos tocan a un metro del p¨²blico. Y sin cobrar. Bueno, hay unas urnas para que contribuya el que quiera darles algo.
La de Amaral ha sido una carrera de fondo. Antes de su estreno en Madrid (en un semivac¨ªo San Mateo 6), mucho antes de saltar a Chicago, Nueva York o Hannover, viajaban sin parar por Espa?a. "No rechaz¨¢bamos nada", relata Aguirre. "Llegamos a tocar 18 d¨ªas seguidos en agosto". Eva y Juan, mano a mano: "Yo con guitarra distorsionada y ella con arm¨®nica".
Un lugar les dej¨® huella: SaSinia, en Menorca. A¨²n lo recuerdan 13 a?os despu¨¦s: "Lo regentaba un barcelon¨¦s que se hab¨ªa retirado a la isla. Nos dejaba una casa donde alojarnos varias noches. Un esp¨ªritu muy familiar, como de huida del mundo occidental. Eva escribi¨® all¨ª varias canciones del primer disco. Estaba leyendo La ca¨ªda de Am¨¦rica, de Ginsberg, y le dedic¨® un tema, 1997, el a?o en que Allen Ginsberg muri¨®".
En Madrid, donde viven ahora, r¨¢pidamente encontraron su sitio: El Sol. "Hemos dado muchos conciertos, y todav¨ªa m¨¢s veces hemos colaborado con amigos, celebrado fiestas, entrevistas...". Aguirre alaba su equipo t¨¦cnico: "Es muy dif¨ªcil que Willy [Vijande] o Jos¨¦ Lanot lo hagan sonar mal". Y subraya que los responsables de esta sala veterana "tienen amor por la m¨²sica".
Amaral a veces se da el gustazo de tocar en alg¨²n bar casi sin avisar. Aunque Aguirre matiza: "Tampoco quiero mitificar los garitos peque?os... los estadios nos gustan igual. La distancia con el p¨²blico se rompe si el equipo suena bien y t¨² te entregas".
Cabar¨¦ y 'rock & roll'
IV?N FERREIRO
Dos m¨²sicos travestidos de amas de casa. Ivonne y Tamara, se hac¨ªan llamar. Versionaban a Prince, Alaska o Julio Iglesias. Eran Iv¨¢n Ferreiro, que en 2004 acababa de dejar Los Piratas (su grupo durante 13 a?os), y su hermano peque?o, Amaro. Actuaban los mi¨¦rcoles en El Ensanche de Vigo.
Un experimento as¨ª solo puede hacerse en un bar de confianza. "He vivido una historia de amor con El Ensanche", asegura Ferreiro. "Es un sitio dif¨ªcil. Tiene forma rara. El escenario, a la derecha, estrecho, con poco fondo y muy alto. Pero una vez te adaptas, no vuelves a tu casa". De su ciudad natal tambi¨¦n le pierde La Iguana Club. "Se respira rock, han pasado muchos m¨²sicos". Desde 1990, Green Day o Andr¨¦s Calamaro. "Pero es su gente la que lo hace distinto; se nota que est¨¢ especializada: desde c¨®mo te ponen la cerveza hasta c¨®mo te dicen 'hola' al llegar".
Ferreiro, sin embargo, no se corta: "Dar¨ªa lo que fuera por tener la Caracol insertada en medio de Vigo". La sala madrile?a se ajusta a su patr¨®n ideal: un aforo de 500 personas y una apuesta firme por los grupos desconocidos.
El compositor acaba de editar su cuarto disco en solitario, Picnic extraterrestre. Sabr¨¢ si funciona cuando lo presente en el Pa¨ªs Vasco. "Es la prueba de fuego. El p¨²blico suele estar callado, no canta contigo. Te pasas todo el tiempo pensando que no le gusta, pero luego te ovaciona". En Bilbao, el antiguo cine San Vicente, hoy Kafe Antzokia, le parece "una maravilla". Aunque si tuviera que quedarse con una sala elegir¨ªa El Oasis de Zaragoza. Un teatro de 1917 que funcion¨® como cabar¨¦ -con el nombre de Real Concert-, como club de jazz en los ochenta y como sala de conciertos desde 1995.
? La Iguana. R¨²a Churruca, 14. Vigo. www.laiguanaclub.com.
? El Ensanche. 986 22 10 56. Traves¨ªa Primera Santiago de Vigo 1. Vigo (Pontevedra).
? Caracol. 915 27 35 94. Bernardino Obreg¨®n, 18. Madrid. www.salacaracol.com.
? Kafe Antzokia. 944 24 46 25. San Vicente, 2, Jardines de Albia (Bilbao). www.kafeantzokia.com.
? Oasis. 976 43 95 34. Basilio Boggiero, 28. Zaragoza. www.oasisclubteatro.com.
Tres bolos, mil pesetas
ESTOPA
"Paca, t¨² ahora te vas de gira por Soria y te forras". Aquel sketch memorable de Martes y Trece le sirve a David Mu?oz (Cornell¨¢, 1976) para resumir el tour que llev¨® a Estopa a "todos los pueblos de Ja¨¦n" en diciembre de 1999. "Nos contrataba el carnicero del lugar. Cant¨¢bamos para cien personas. Nos dieron aceite, jam¨®n dulce... como a los Rolling".
El paso de Estopa por los bares dur¨® apenas seis meses, hasta que las ventas de su primer ¨¢lbum se dispararon. Jos¨¦ y David Mu?oz, a dos guitarras, se mov¨ªan en autob¨²s: "Hoy a Santiago, ma?ana a C¨¢diz: todo muy desordenado". Y nada de lujos: "Un d¨ªa nos tocaba cobrar por tres conciertos; saldr¨ªamos a 20.000 pesetas por cabeza. A mi hermano le pagaron 1.000 pelas... ?se hab¨ªa pasado la noche llamando por el tel¨¦fono del hotel y jugando a la consola, pensando que era gratis!".
Diez a?os despu¨¦s, en plena gira, llenan un polideportivo tras otro, pero no exigen extravagancias. "Aunque, bueno, en el Palau Sant Jordi hemos llegado a pedir tres camerinos. Parece una boda: vienen mis primos, mis t¨ªos, el jefe de no s¨¦ qui¨¦n...", bromea David.
El salto fue brusco: de aquel primer concierto con banda en el Salamandra de Barcelona ("si hab¨ªa 600 personas, 400 eran colegas, fue emocionante") a Las Ventas. Por el camino, Luz de Gas, discoteca barcelonesa decorada como un teatro que programa desde 1995 varios conciertos ?al d¨ªa! All¨ª, el gran Solomon Burke se desga?it¨® en silla de ruedas. All¨ª, por cierto, ha celebrado el Bar?a (del que los Estopa son hinchas) sus ¨²ltimos t¨ªtulos.
Como espectador, David no lo duda: "Me gusta sentarme con mi cubatazo, viendo a Javier Krahe". El cantautor le fascina por "su forma de contar, con humor y surrealismo". De vez en cuando lo emula en recitales para 70 personas, como uno que dieron en La Boca del Lobo de Madrid: "Tener al p¨²blico a un metro es impagable; asusta", explica Mu?oz. "Me pongo m¨¢s en tensi¨®n, pierdo tres kilos sudando. Est¨¢s vigilado, sin escenograf¨ªa que desv¨ªe la atenci¨®n. Se ven los fallos. Pero te das cuenta del alcance de las canciones: una melod¨ªa o una letra se bastan sin arreglos".


La sala perfecta, en seis claves
1 Ac¨²stica.
Las paredes, preferiblemente de madera. Con la resonancia justa. "En el Palau de la M¨²sica de Barcelona podr¨ªas cantar a pelo, sin amplificar, y te oir¨ªan hasta en el gallinero", afirma Manolo Garc¨ªa. Iv¨¢n Ferreiro escoge otro auditorio: "Caixanova, en Vigo. Hasta Montserrat Caball¨¦ lo alab¨®". Noni, cantante de Lori Meyers, a?ade: "El t¨¦cnico de sonido es el mejor amigo que un m¨²sico puede tener".
2 Escenario.
Para todos los gustos. A Estopa, contra todo pron¨®stico, les gusta "peque?ito y sin florituras, como el de La Boca del Lobo", en Madrid. A Ferreiro, el "grandote y redondeado" de Bikini (avenida Diagonal, 547. Barcelona. www.bikinibcn.com).
3 Trato.
Abundan en algunos foros de Internet las cr¨ªticas de espectadores sobre el humor de ciertos camareros y porteros de las salas. Por eso se agradecen tanto esos bares en los que se est¨¢ casi en familia, como El N¨¢utico, en Pontevedra (del que son fieles Iv¨¢n Ferreiro o Kiko Veneno) o El Ruido Rosa de Granada, donde se vio de fiesta a la banda estadounidense Wilco en 2009. Los m¨²sicos, por su parte, destacan el "trato humano" que recibieron en sus comienzos. Lo dice Manolo Garc¨ªa, que escoge su amado Karma (plaza Real, 10. www.karmadisco.com). Leiva elogia "los bares que dan oportunidad a todos", como Al Lab'Oratorio (Col¨®n, 14. Madrid. 915 32 26 69) o Gruta 77 (Cuclillo, 6. Madrid. www.gruta77.com).
4 Camerino.
Espacioso y "con varios ambientes, como Luz de Gas", apuntan los Estopa. Sin olvidar los "hist¨®ricos" de El Sol, Ferreiro prefiere los de Mondo, en Vigo: "La planta de abajo del bar es todo camerino: cabe tanta gente como arriba, tiene barra...".
5 Ambiente.
Con tradici¨®n de rock. Y actuaciones m¨ªticas. Hay donde elegir: en Barcelona, Sidecar (Pla?a Reial, 7; www.sidecarfactoryclub.com). En Madrid, La Palma (La Palma, 62; www.cafelapalma.com), Joy Eslava (Arenal, 11; www.joy-eslava.com)...
6 Cervezas.
"Las ca?as, siempre en Madrid", dice David (Estopa). "Es por el agua. Soy camarero en Barcelona, y no consigo que sepan tan buenas".
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