Hasta la saciedad
Se supone que los polic¨ªas est¨¢n para evitar que las peleas se vayan de las manos. Pero los reguladores antimonopolio no deber¨ªan pasarse de r¨¢pidos a la hora de intervenir en la disputa entre Apple y Google. Su ¨²ltimo duelo ha inducido a Steve Jobs a tomar b¨¢sicamente la medida de prohibir a Google incluir sus anuncios en iPhones y iPads. Aunque pueda parecer competencia desleal, los ataques mutuos son, en realidad, un s¨ªntoma saludable de una rivalidad vibrante.
Apple ha prohibido que cualquier red de anuncios propiedad de una empresa que tambi¨¦n produzca m¨®viles o sistemas operativos de la competencia recopile datos de los usuarios sacados de los anuncios incluidos en las aplicaciones que hacen a su tel¨¦fono y tableta tan populares. Esto podr¨ªa impedir a los anunciantes controlar c¨®mo est¨¢n funcionando sus promociones, lo cual es uno de los principales atractivos de la publicidad en Internet.
Es posible que los programadores de Apple vean un descenso en los ingresos: el sistema AdMob de Google maneja uno de los vol¨²menes m¨¢s elevados de publicidad en Internet m¨®vil. Las redes de anuncios independientes tambi¨¦n podr¨ªan sufrir da?os colaterales. Es f¨¢cil imaginar una ca¨ªda de su valor para grandes usuarios en potencia como Microsoft y HP si sus redes no pueden trabajar con el iPhone. Todo eso hace que la medida de Apple resulte indeseable desde un punto de vista regulatorio. Pero es dif¨ªcil establecer una pol¨ªtica antimonopolio tecnol¨®gico efectiva. La ventaja del tama?o supone que las normas dominantes en el sector se implantan a menudo antes de que los reguladores puedan reaccionar. Y es dif¨ªcil aplicar soluciones efectivas, como demuestra la larga lucha de Microsoft contra los reguladores.
De hecho, la Comisi¨®n Federal de Comercio estaba investigando si Google controlar¨ªa de facto el mercado de la publicidad en m¨®viles mediante la adquisici¨®n de AdMob. Pero la agencia abandon¨® su investigaci¨®n despu¨¦s de que Apple afirmara que entrar¨ªa en el mercado para captar casi la mitad del mercado de los anuncios en Internet m¨®vil de EE UU en la segunda mitad del a?o. Y ahora la comisi¨®n ha centrado su atenci¨®n en Apple.
Si los reguladores quieren avivar la rivalidad -y deber¨ªan hacerlo- la mejor estrategia ser¨ªa seguir desenvainando sus sables cada vez que alguien empiece a dar se?ales de dominar el mercado.
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