Regreso al pasado en El Retiro
Un libro recopila 300 im¨¢genes cedidas por los ciudadanos donde se muestra la relaci¨®n de los madrile?os con su parque m¨¢s emblem¨¢tico
Cuando la ciudad se enter¨® de que los ex¨®ticos camellos de Lawrence de Arabia cambiaban el desierto africano por el madrile?o parque del Retiro se form¨® un revuelo. Aunque los animales no han vuelto al primer zoo de la ciudad, es f¨¢cil recrearlos en la imaginaci¨®n tras observar las im¨¢genes del libro El Retiro en el objetivo de nuestra memoria 1890-2010. La publicaci¨®n es el resultado de cuatro a?os de trabajo y muestra 300 im¨¢genes cedidas por 90 ciudadanos que, tras una labor de investigaci¨®n personal, encontraron las im¨¢genes en cajones, latas o puestos del Rastro.
"En esa ¨¦poca, cuando te comprabas una m¨¢quina ibas a estrenarla al Retiro. En 1953 yo adquir¨ª una Rollei y comenc¨¦ a retratar el parque". Desde esa primera vez que Tom¨¢s Guzm¨¢n, jubilado de 77 a?os, calcul¨® la intensidad de la luz el parque se ha vuelto un lugar recurrente de inspiraci¨®n. A lo largo de los a?os ha tomado cientos de fotos de los jardines, aunque solo present¨® 30 en los puntos de informaci¨®n del parque, desde donde se ha organizado el proyecto. "Al principio pensamos recopilar fotos y hacer una exposici¨®n. El tiempo iba pasando, cada vez ten¨ªamos m¨¢s im¨¢genes, pero nunca termin¨¢bamos de materializar el proyecto", recuerda Carlos Merino, licenciado especializado en Historia del Arte y uno de los educadores ambientales que ha coordinado la creaci¨®n del libro.
90 participantes encontraron las fotos en cajones, latas o el Rastro
Hay retratos infantiles en blanco y negro, y en sepia, parejas paseando
La imagen m¨¢s antigua del volumen data del a?o 1890
Nieves Ber¨¢stegui fue de las primeras en enterarse de esa recogida de fotos. Tras un paseo por el jard¨ªn en 2006, recal¨® en la Casita del Pescador, un capricho de arquitectura rom¨¢ntica del siglo XIX reconvertido en punto de informaci¨®n, y vio un cartel donde se ped¨ªan fotos de los jardines. Sin dudarlo ni un momento se fue directa a casa de sus padres. "A mi padre le gustaba mucho la fotograf¨ªa, ten¨ªa un laboratorio. Por otro lado, mi abuelo, que fue uno de los primeros publicistas de Madrid, tambi¨¦n era aficionado a las im¨¢genes, as¨ª que sab¨ªa que en casa habr¨ªa multitud de instant¨¢neas de otras ¨¦pocas", explica esta enfermera de 54 a?os. Tras rebuscar en ba¨²les, cajones y viejos ¨¢lbumes, encontr¨® m¨¢s de mil im¨¢genes que digitaliz¨® y entreg¨® en un CD.
Una tarde en las barcas, una visita al elefante Pizarro en la Casa de Fieras o la construcci¨®n del Palacio de Cristal a finales del siglo XIX son algunos de los momentos que aparecen recogidos en el volumen. La imagen m¨¢s antigua data de 1890 y pertenece a Mario Fern¨¢ndez. "Llevo a?os coleccionando fotos. Vi que la gente llevaba im¨¢genes personales, pero como mi colecci¨®n era enorme busqu¨¦ y encontr¨¦ m¨¢s de 500 fotos del parque". Este licenciado en Historia del Arte y colaborador desinteresado del Museo Sorolla, recopila im¨¢genes de otros que encuentra en tiendas o rastrillos. "Me interesan las fotos de tipo familiar por el valor documental. Cuando compras una colecci¨®n en ocasiones viene en cajas junto con cartas de la familia y puedes averiguar qui¨¦n es el retratado y ver c¨®mo cambia con el tiempo. Las im¨¢genes son testigos de la forma de vida de hace 100 a?os: los trajes, los coches, las costumbres...", contin¨²a Fern¨¢ndez. Con 46 aportaciones, es la persona que m¨¢s fotos ha publicado en el volumen colectivo, que ha contado con 90 participantes y que tiene una tirada de mil ejemplares.
Retratos infantiles en blanco y negro, parejas paseando en sepia o furibundas manifestaciones en color se suceden en el volumen, que no solo se centra en fotograf¨ªas de los siglos pasados. Organizada por temas y lugares, la selecci¨®n discurre hasta los primeros meses de 2010 de manera que se puede visualizar la evoluci¨®n del estanque grande, el paseo de coches o los jardines que rodean al ?ngel Ca¨ªdo. Lugares a los que, en muchos casos, el propio observador considera que pertenece. Y al verlos pasar ante sus ojos el lector se siente invadido por una peculiar sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu.
Para los que han digitalizado parte de su pasado y lo han cedido al imaginario de la ciudad, la publicaci¨®n es un ¨¦xito. "Aunque los dise?adores han puesto fotos muy peque?as, han creado una historia. Me gusta el libro, es un testimonio que queda para los hijos y los nietos y, claro, para la concejala", a?ade Tom¨¢s Guzm¨¢n modulando una fina iron¨ªa con su voz en alusi¨®n al prefacio del libro, escrito por Ana Botella. El Ayuntamiento ha invertido en la publicaci¨®n unos 20.000 euros y cuatro a?os de trabajo. En los puntos de informaci¨®n del parque cualquier ciudadano puede preguntar por el ejemplar (en papel o en PDF, que en un futuro estar¨¢ disponible en la web municipal). Para Nieves Ber¨¢stegui, el libro es un homenaje a su abuelo, a su padre y al amor que han tenido al Retiro y a la fotograf¨ªa. Para muchos madrile?os, seguro que la sensaci¨®n es parecida.
![Dos flamencos egipcios en la antigua Casa de Fieras del parque en una foto de 1914.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SCTWU4SCHZJKZRW6NGPZBOL4EY.jpg?auth=c59681fd3ffeec71c510e4a0ab1b1ce725ba2120054a60bdb5f70b219b29a1c1&width=414)
![Un ni?o, acompa?ado de su familia, rema en una barca del lago del Retiro en 1930.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/C7BJQB6MHUVUO45RSDCL2OINWA.jpg?auth=6b32433e24e940d031d2be5c58b32b4fffd9e413dc1770998173988dd57cc54c&width=414)
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