La riqueza de las dos Espa?as
El equipo mantiene su distinguido ideario, pero con Del Bosque guarda m¨¢s variantes - Al propio t¨¦cnico le gust¨® m¨¢s el estilo ante Suiza que ante Honduras - En la Euro 2008 no solo hubo toque
La selecci¨®n de Vicente del Bosque lidera las estad¨ªsticas de posesi¨®n y remates, pero las corrientes m¨¢s dogm¨¢ticas creen vislumbrar dos Espa?as, la puritana (tic-tac) y la sacr¨ªlega (pim-pam). No hay concilio posible, Espa?a siempre ha convivido mal en la diversidad, no se aceptan los matices y tampoco se digieren los motivos para buscar alg¨²n atajo cuando se ha sufrido un inesperado accidente. El equipo espa?ol se encontr¨® con un bache con el que no contaba ante Suiza y donde no le alcanz¨® el estilo, primero por un exceso de ret¨®rica y despu¨¦s por un mal gui?o de los dados, se propuso recuperar la fe a trav¨¦s de una victoria sin demora y contundente. La ansiedad y la falta de plenitud de jugadores fundamentales como Fernando Torres dejaron a Espa?a con el mazo en el aire, al borde de una goleada. No es que hubiera renuncias, sino que los jugadores necesitaban reforzar su estima para recuperar el credo. Es humano, y m¨¢s en un torneo sin mucho margen para la redenci¨®n.
La prueba m¨¢s evidente de que en el latir de Espa?a no est¨¢ dar un volantazo a ese f¨²tbol de seda del que tiene la patente y la admiraci¨®n universal, la ofreci¨® el propio Del Bosque, m¨¢s satisfecho con el estilo en la derrota ante Suiza que con la vulnerabilidad final mostrada en el triunfo ante Honduras. El seleccionador no tiene por qu¨¦ ser reh¨¦n de ning¨²n pasado, pero sabio y prudente como es, acept¨® desde que lleg¨® al cargo que la v¨ªa de Viena era la adecuada. Pocas cosas hay m¨¢s ef¨ªmeras que el f¨²tbol y que Del Bosque mantuviera la hoja de ruta no significa que deba ser un inmovilista. Jam¨¢s ha descartado a los principales ap¨®stoles del tic-tac: Xavi, Iniesta, Silva... Lo que ha hecho el seleccionador es alimentar otras v¨ªas, un plan b a partir de extremos como Navas, Mata y Pedro, un dique como Busquets que libere a Xabi Alonso o de un ariete de altura como Llorente que puede descorchar a las defensas cuando el vuelo raso no es suficiente.
Del Bosque fue consecuente con la alineaci¨®n titular ante Honduras. No hab¨ªa otra salida que la victoria y quienes m¨¢s cerca llevaron a Espa?a de la remontada ante Suiza fueron Torres y Navas, los que con su vertiginosidad despertaron al equipo del letargo inicial, en el que solo Piqu¨¦, un central, fue capaz de hacer tiritar a los helv¨¦ticos. En el segundo partido, a Del Bosque se le cay¨® Iniesta, que apoyado en su rango y, precisamente en un intento de perpetuar el ideario, forz¨® para llegar al estreno. Indiscutible Torres, que necesita minutos, el otro trueque fue Navas por Silva, tan desacertado el canario en el primer partido como el sevillano en el segundo. Con el triunfo a la vista y ante la debilidad de Honduras, el equipo se desat¨® y se le vieron las costuras. Su af¨¢n era algo m¨¢s que un ejercicio de reivindicaci¨®n general e individual, se quer¨ªa sellar una goleada que aliviara su duelo con Chile, puesto que los sudamericanos solo ganaron 1-0 a los hondure?os. A Del Bosque le disgust¨® que el equipo se desnudara, justamente porque su partitura es otra, ni m¨¢s ni menos que la de Viena, pero con m¨¢s teclas. En la exitosa Eurocopa de 2008, el punto de partida espa?ol fue el mismo, y tambi¨¦n hubo caminos secundarios.
En el estreno ante Rusia, los goles llegaron a la contra; ante Suecia, un pelotazo de Capdevila en el ¨²ltimo suspiro deriv¨® en un golazo de Villa; ante Italia hubo m¨¢s trincheras que tiqui-taca; y la final la jug¨® un solo delantero, Torres. En t¨¦rminos generales, Espa?a gan¨® de largo con la mejor cara, fue la m¨¢s guapa y la m¨¢s eficaz. Pero hubo momentos y momentos. Del Bosque, que ya era seleccionador en capilla, siempre se sum¨® a la causa, y ahora da explicaciones a todo el parlamento; Luis Aragon¨¦s, m¨¢s proclive como t¨¦cnico a las ch¨¢charas en privado, es ahora tertuliano y contragolpea con el dardo de la palabra. ?No hab¨ªa una sola Espa?a?
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