"En mi ¨¦xito no hay mito, solo curro"
Quiz¨¢ es el cansino girar del ventilador del techo o los muebles de madera con vetas negras, pero uno se ve ya en el colonial hotel Continental de T¨¢nger, intrigante escenario, entre otros, de El tiempo entre costuras (Temas de Hoy), la novela m¨¢s vendida en Espa?a tras, este 9 de junio, un a?o en librer¨ªas. "767 ejemplares de venta diaria os contemplan", se recita el interlocutor ante Mar¨ªa Due?as (Puertollano, 1964), cuya triple capa de camisetas y blusas ocres bien podr¨ªa ser dise?o de su modistilla Sira Quiroga, protagonista de una medid¨ªsima obra de proporciones ¨¢ureas entre espionaje, amores glamorosos y novela hist¨®rica en el Marruecos bajo protectorado espa?ol.
"Cartesiana, para nada; no soy pasional, pero tampoco calculadora", rebate mientras ensarta cruzando la mesa ("soy zurd¨ªsima") un tomate de Montserrat y ratifica su joi de vivre: cambia cerveza por verm¨² negro como el del otro comensal y justifica el vino porque "alegra esta vida triste". Bueno.
Madre, catedr¨¢tica de Ingl¨¦s y hermana mayor, es todo un fen¨®meno literario
No hay p¨®cima, defiende, en su novel¨®n; ni tan siquiera rom¨¢ntica. "No lo es, pero s¨ª est¨¢ llena de todas las pasiones humanas y eso lo agradecen los lectores. La peor dimensi¨®n del hombre se puede leer siempre: ah¨ª est¨¢ Millenium... Todos tenemos un lado blandito, ?no?". No se ha gustado con la respuesta porque lanza un "?Uhmmm, riqu¨ªsima!" de camuflaje ante un notable ejemplar de anchoa. Y por ello a?ade rauda: "Quise hacer la historia de una superaci¨®n: caemos pero podemos levantarnos. La protagonista carece de solidez en nada y pierde la cabeza con lo m¨¢s f¨¢cil: un hombre". ?Autobiogr¨¢fico? "Uy, no; soy muy madura de cabeza", lanza presta; el mismo argumento para su entereza ante los 400.000 ejemplares impresos. "No me pilla con 30 a?os: soy madre, profesora [catedr¨¢tica de Ingl¨¦s en la Universidad de Murcia] y hermana mayor". Fin de razones.
El primer asalto a los calamarcitos deja al descubierto un reloj deportivo, chocante bajo la liviana manga del elegante tul. ?Un descuido? Dibujado con comedida documentaci¨®n -"como lectora s¨¦ que esos p¨¢rrafos co?azos de tipo hist¨®rico no se soportan"-, la novela muestra "un protectorado en Marruecos que fue ejemplar: no les explotamos", sentencia, asidua ella de T¨¢nger y acostumbrada a ver burkas: "Me parece un claro retroceso para la mujer, pero si en el mundo isl¨¢mico es as¨ª...".
Por m¨¢s que se esfuerce en acabar los platos ("como bastante y r¨¢pido; no sabe lo que son siete hermanos...") y su interlocutor en hallar algo heroico en su fen¨®meno, ninguno triunfa. "No, aqu¨ª no hay mito, solo curro". Las transgresiones: "Nos solemos quedar con el que m¨¢s grita, pero tambi¨¦n tenemos derecha civilizada" (por el discurso, en la obra, de un empresario en la Espa?a de 1936); "sigo a Coetzee, del que intento tomar lo de no juntar muchas palabras, pero no hago ascos a la literatura menos literaria". Y ya se le aparecen rostros para la serie cuyos derechos tiene Antena 3: "Ariadna Gil ser¨ªa Sira; y veo a Imanol Arias y a Kidman como el alto comisario y su amante inglesa Rosalinda".
Las fotos. Se acicala. De vuelta, algo ajeno al r¨ªmel la estiliza m¨¢s: ?no llevaba esos tacones! El reloj no era un descuido, era un reverso.
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