Vaticalia
Personas del entorno del Papa est¨¢n implicadas en los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n de la Protecci¨®n Civil y de Propaganda Fide. Ha nacido un sistema de poder mixto que mezcla lo laico y lo religioso, la Iglesia y el Estado, Italia y el Vaticano, la curia con la ¨¦lite civil
Los Gentilhombres de su Santidad forman parte de la familia pontificia como el comandante de la Guardia Suiza o los cl¨¦rigos que trabajan con el Papa. Antes se llamaban Camareros de Capa y Espada, y los hab¨ªa secretos o de honor. En marzo de 1968, dos meses antes de que en Par¨ªs se prohibiera prohibir, en Roma Pablo VI aboli¨® la Corte vaticana y cre¨® los Gentilhombres. Montini escribi¨® con un deje de pena: "Tanto en la Iglesia entera, especialmente despu¨¦s del concilio ecum¨¦nico Vaticano II, como en la opini¨®n p¨²blica mundial se ha abierto camino una m¨¢s atenta, digamos m¨¢s celosa, sensibilidad sobre la preeminencia de los valores secamente espirituales, una exigencia de verdad, orden y realismo respecto a lo eficaz, funcional y l¨®gico, frente a lo que es solo simb¨®lico, decorativo y exterior".
Los Gentilhombres de Su Santidad, vestidos siempre de negro, tienen el rango m¨¢s alto al que un laico puede aspirar
Ratzinger quiere limpiar la Iglesia de los pecados de sexo y dinero, pero esto le obligar¨ªa a tomar duras decisiones
Los movimientos laicos controlan sectores de la pol¨ªtica, la informaci¨®n, la empresa, la educaci¨®n o la sanidad
La Curia es una anquilosada maquinaria que cuesta 102,5 millones de euros. Los laicos han tomado el poder
Los investigadores creen que los pisos son el principal objeto de intercambio de favores entre Italia y el Vaticano
En el club laico papal figuran 147 notables. El Papa ha echado a uno de ellos, Balducci, por un gran caso de corrupci¨®n
Muerto el patriciado, parec¨ªa que la modernidad hab¨ªa llegado por fin al Vaticano. Y el papa trataba de explicarlo motu proprio: "Nuestra antigua y benem¨¦rita Corte -que ahora ser¨¢ designada ¨²nicamente con su original y noble apelativo de Casa Pontificia- seguir¨¢ resplandeciendo en su prestigio aut¨¦ntico, comprendiendo a eclesi¨¢sticos y laicos que, adem¨¢s de su particular competencia y autoridad, se distingan por sus se?alados servicios en el campo del apostolado, de la cultura, de la ciencia, de las distintas profesiones, por el bien de las almas y la gloria del nombre del Se?or".
Que se sepa, los Gentilhombres de su Santidad no cobran del Vaticano, aunque a veces trabajan dando pompa a los ritos. Visten de negro riguroso y llevan la pechera del frac forrada de medallas. Altivos, huidizos y misteriosos, forman parte del club m¨¢s exclusivo del mundo y tienen el rango m¨¢s alto al que un laico puede aspirar en el Vaticano.
Hoy, la labor secreta de esta nueva nobleza negra es muy estimada en San Pedro. Su "competencia y autoridad" y sus "se?alados servicios" suponen benem¨¦ritas acciones para la Santa Sede. En algunos casos, se dir¨ªa que el requisito b¨¢sico para entrar en el club es ayudar a engordar las arcas del Estado pontificio, el para¨ªso fiscal m¨¢s rico, mejor decorado y m¨¢s visitado del mundo.
Algunos gentilhombres son verdaderos prodigios de las finanzas. Tomemos a Herbert Batliner, por ejemplo. Nacido en 1928 en Liechtenstein, est¨¢ considerado por la polic¨ªa alemana uno de los mayores expertos en crear sociedades fiscalmente opacas, un gran especialista en lavar dinero negro. Batliner es uno de los banqueros que mueven en la sombra las finanzas vaticanas. El presidente de la Fundaci¨®n Peter Kaiser lleva d¨¦cadas trabajando en silencio por el bien de la Europa cristiana. Al menos desde 1970. Fue nombrado gentilhombre por Juan Pablo II en 1998, y lo sigue siendo todav¨ªa.
En el a?o 2000, seg¨²n ha revelado un reciente reportaje de La Repubblica, un empleado del estudio de Batliner entreg¨® a la Fiscal¨ªa de Bochum (Alemania) un CD lleno de datos secretos. En ese momento fue calificado como el rey de los evasores fiscales en un informe del servicio secreto alem¨¢n, que defini¨® el "sistema Batliner" como un mecanismo que durante a?os hab¨ªa sustra¨ªdo al fisco al menos 250 millones de euros.
A pesar de lo anterior, el 9 de septiembre de 2006, Batliner se encontr¨® con el Papa Joseph Ratzinger en Ratisbona. Batliner lleg¨® hasta all¨ª para donar en persona a la iglesia local un ¨®rgano valorado en 730.000 euros. Sobre ¨¦l pesaba una orden de busca y captura de la polic¨ªa alemana. Pero logr¨® entrar en el pa¨ªs gracias a los buenos oficios de la diplomacia vaticana. Y no fue detenido. Apenas un a?o despu¨¦s, en el verano de 2007, Batliner admiti¨® sus culpas y pact¨® con el Estado alem¨¢n, aceptando pagar una multa de dos millones de euros. Cinco a?os antes, la Corte Suprema de Liechtenstein confirm¨® en una sentencia que Batliner ya era en 1990 el fiduciario del ecuatoriano Hugo Reyes Torres, se?alado como jefe mafioso de la droga, que mientras tanto fue condenado.
Mientras Ratzinger predica en sus homil¨ªas y enc¨ªclicas la ¨¦tica de la econom¨ªa y clama contra los especuladores y "los sacerdotes que tratan de hacer carrera para enriquecerse", algunos miembros de este club de caballeros parecen llevarle la contraria.
No todos, claro. En el club laico papal figuran 147 notables. Aunque el t¨ªtulo es vitalicio, el Papa puede revocarlo cuando lo considere oportuno. A Batliner no lo ha echado todav¨ªa. Pero a Angelo Balducci, s¨ª.
Balducci es un ingeniero que durante 25 a?os se encarg¨® de ejecutar las obras p¨²blicas en la regi¨®n del Lazio, donde se hallan Roma y el Vaticano. De ah¨ª pas¨® al Gobierno central como responsable del Consejo Superior de Obras P¨²blicas. Tras una vida dedicada a mejorar las infraestructuras italianas y vaticanas, Balducci, de 62 a?os, vive ahora en la c¨¢rcel romana de Regina Coeli.
Desde febrero, Balducci es el principal imputado en el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n de la todopoderosa Protecci¨®n Civil italiana, que de momento tiene a m¨¢s de 50 personas imputadas o bajo investigaci¨®n. Desde 2001 hasta ahora, el superministerio que depende de la Presidencia del Gobierno ha gastado fondos p¨²blicos por valor de 13.000 millones de euros, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Autoridad para la Vigilancia de los Contratos P¨²blicos.
El dinero era gestionado por el jefe de la Protecci¨®n Civil, el secretario de Estado Guido Bertolaso, tambi¨¦n acusado de corrupci¨®n, y por el ejecutor de las obras, Balducci, gracias a una argucia autorizada por el primer ministro, Silvio Berlusconi, para superar la maldita burocracia y afrontar las emergencias con m¨¢s rapidez: la licitaci¨®n de contratas p¨²blicas se hac¨ªa sin concurso, a dedo, derogando los procedimientos ordinarios.
Ese trato especial cre¨® un monstruo de mil cabezas. La Protecci¨®n Civil de Berlusconi no solo se encarga de las calamidades. Tambi¨¦n organiza pruebas deportivas como el Mundial de nataci¨®n, cumbres internacionales como la del G-8, restauraciones de museos y teatros, y todo tipo de actividades religiosas.
La investigaci¨®n de los fiscales de Perugia vincul¨® desde el principio a la Iglesia cat¨®lica con la trama corrupta. Descubri¨®, por ejemplo, que el cura Evaldo Biasini, de 83 a?os, gerente de la Congregaci¨®n de los Misioneros de la Precios¨ªsima Sangre de Jes¨²s, guardaba grandes cantidades de dinero en efectivo para el constructor Diego Anemone, a quien los fiscales acusan de haber recibido numerosas contratas de la Protecci¨®n Civil a cambio de comisiones, regalos y favores de toda condici¨®n, desde masajes en su club deportivo hasta reformas de pisos. Desde aquel d¨ªa, el anciano Don Evaldo ha pasado a ser conocido como "Don Bancomat" (don cajero autom¨¢tico).
El "sistema gelatinoso", como lo definieron los fiscales en su escrito de acusaci¨®n, "toca nombres de gran espesor institucional" y se expande por diferentes v¨ªas p¨ªas. La lista de eventos cat¨®licos organizados por la Protecci¨®n Civil y pagados en estos a?os por el contribuyente italiano es larga, desde la Gira por Italia del Papa en el A?o Paulino hasta las exequias de Juan Pablo II o las canonizaciones del Padre P¨ªo y de San Josemar¨ªa Escriv¨¢.
Balducci fue nombrado gentilhombre por el Papa Wojtyla en 1995. Quince a?os despu¨¦s ha ca¨ªdo en desgracia y el Vaticano se ha visto obligado a cancelar su nombre del Anuario Pontificio. Pero su pecado, ir¨®nicamente, no fue robar. Balducci solo fue tachado de la lista cuando se hizo p¨²blico que recurr¨ªa a menudo a un tenor africano de la coral suplente de San Pedro para que le organizara citas con j¨®venes seminaristas y sin papeles. Las escuchas telef¨®nicas interceptadas al corista y el gentilhombre eran de este estilo: "Tengo un bailar¨ªn de la RAI". "Tengo un negro...".
Como Balducci, los caballeros papales destacan por sus contactos, su poder¨ªo y su patrimonio. En el ¨ªndice abundan los banqueros, empresarios, pr¨ªncipes, pol¨ªticos y diplom¨¢ticos. Italia encabeza de largo la lista, con 114 gentiluomini. Les siguen, con siete, Estados Unidos, y con cinco, Austria y Espa?a.
Pocos meses despu¨¦s de llegar al trono en 2005, Benedicto XVI nombr¨® sus primeros siete gentilhombres. Aunque la doctrina y la teolog¨ªa son los asuntos favoritos del Papa alem¨¢n, tambi¨¦n le preocupa la eficacia organizativa. En esa primera lista apareci¨® el personaje central de las peligrosas amistades Iglesia-Estado. Se trata del periodista y pol¨ªtico Gianni Letta, de 75 a?os, secretario de Estado de Presidencia del Gobierno y n¨²mero dos de facto del Ejecutivo de Berlusconi en 1994, 2001 y 2008, mentor y protector de Guido Bertolaso, heredero del estilo y el arte para la fontaner¨ªa pol¨ªtica de Giulio Andreotti.
Curiosamente, el poderoso Letta se convirti¨® en gentilhombre muchos a?os m¨¢s tarde que el an¨®nimo t¨¦cnico Balducci. Ex forense, ex director de Il Tempo y ex periodista de Mediaset, vicepresidente de Fininvest Comunicaciones, supervisor de los servicios secretos y consejero externo de Goldman Sachs para inversiones en Italia, Letta es quiz¨¢ el ¨²nico berlusconiano que adora negociar. Se lleva bien con todos, y se comenta que es el ¨²nico pol¨ªtico italiano capaz de contentar a la masoner¨ªa y al Opus Dei. Es el gran mediador, el hombre que levanta el tel¨¦fono cuando hay problemas.
Y su referente en la Curia es Ratzinger. "Bajo su apariencia de hombre religioso, la factura que pasa Letta al Vaticano es la m¨¢s discreta, pero tambi¨¦n la m¨¢s cara", afirma el sacerdote y vaticanista Filippo di Giacomo. "El doctor Letta tiene tanto poder que se permite nombrar obispos a su conveniencia, como hizo hace unos meses en L'Aquila al promover a su amigo Giovanni d'Ercole".
En el plano familiar, Letta no est¨¢ solo. Su sobrino Enrico es un alto dirigente cat¨®lico del Partido Dem¨®crata. Su hija Marina est¨¢ casada con el restaurador Ottaviani: suyo es el monopolio de los caterings de la Protecci¨®n Civil. Hasta ahora, el nombre de Letta solo ha aparecido de forma colateral en las 410.000 llamadas telef¨®nicas que los fiscales tienen depositadas en Perugia. Aunque en noviembre de 2008 fue imputado por abuso de poder y estafa en un asunto que parece distinto pero no lo es tanto: supuestamente, medi¨® a favor de una cooperativa del movimiento Comuni¨®n y Liberaci¨®n para la contrata de un centro de asistencia para inmigrantes.
Cuando se destap¨® el caso de la Protecci¨®n Civil, el Papa dedic¨® a Letta un "pensamiento especial" durante un discurso p¨²blico. Cosa infrecuente, que significa: es un amigo. ?C¨®mo se explica esa condescendencia en un Papa tan estricto? Seg¨²n el fil¨®sofo Paolo Flores d'Arcais, el problema de Ratzinger es que est¨¢ atrapado en un dilema existencial e hist¨®rico. "Estoy convencido de que su voluntad de limpiar la Iglesia de los dos pecados capitales, sexo y dinero, es seria", dice el director de la revista Micromega. "Su l¨ªnea es la del concilio de Trento: dogmatismo a ultranza y ataque a los comportamientos inmorales. Quiere acabar con los curas pederastas y los prelados corruptos. Pero hacerlo supone un imposible: sentar en el banquillo a Wojtyla. Y eso no es tan f¨¢cil como pedir perd¨®n por la condena a Galileo. Supondr¨ªa reconocer que su antecesor encubri¨® a Paul Marcinkus (presidente del Banco vaticano IOR entre 1971 y 1989) y a Marcial Maciel (dirigente de los Legionarios de Cristo). Limpiar de verdad le obligar¨ªa a sacar a la luz porquer¨ªa a granel y a despedir a media curia. Pero si no lo hace, la Iglesia seguir¨¢ perdiendo credibilidad. Ese es su dilema".
Letta es el perno de la alianza de Berlusconi con el cardenal Camillo Ruini, ex jefe de la Conferencia Episcopal Italiana y creador del proyecto cultural que ayud¨® a arrebatar a la izquierda la hegemon¨ªa intelectual e informativa en Italia. Cuando la Democracia Cristiana desapareci¨® en 1993 bajo el se¨ªsmo de Tangent¨®polis (el esc¨¢ndalo de las comisiones de los partidos), sus componentes se repartieron entre Forza Italia y la cat¨®lica Margarita del centro-izquierda. Luego, el cat¨®lico Romano Prodi nombr¨® a Guido Bertolaso jefe de la Protecci¨®n Civil en 1996. Y el cat¨®lico Francesco Rutelli, ex alcalde de Roma, puso a trabajar juntos a Balducci y a Bertolaso en el A?o Santo del Jubileo.
All¨ª naci¨® el sistema gelatinoso. El cardenal Crescenzio Sepe, que acaba de ser imputado por corrupci¨®n, era el secretario general del comit¨¦ organizador jubilar. El A?o Santo fue una mayonesa de negocios, obras, subvenciones, regalos, silencios y favores que lig¨® a altos funcionarios p¨²blicos con la curia del Opus Dei y los Legionarios de Cristo.
Protegido de Wojtyla, Sepe, ahora arzobispo de N¨¢poles, fue entre 2001 y 2006 el responsable de Propaganda Fide, hoy llamada Congregaci¨®n para la Evangelizaci¨®n de los Pueblos. Es el ministerio vaticano que se encarga de financiar las misiones y de gestionar el patrimonio inmobiliario vaticano. Y su asesor principal era Angelo Balducci.
La acusaci¨®n sostiene que el cardenal Sepe concedi¨® gratis uno de los 2.000 apartamentos que Propaganda Fide posee en Roma al jefe de la Protecci¨®n Civil, Guido Bertolaso. Y que adem¨¢s vendi¨® en 2004 un lujoso palacete romano a precio de ganga (entre tres y cuatro millones de euros, cuando val¨ªa nueve o diez) al entonces ministro de Infraestructuras, Pietro Lunardi, tambi¨¦n acusado formalmente por esa operaci¨®n. La hip¨®tesis de los fiscales es que, a cambio, Lunardi financi¨® con dinero estatal de la sociedad Arcus obras millonarias de Propaganda Fide que nunca fueron realizadas.
El cardenal se ha defendido acusando a sus superiores: "La Administraci¨®n vaticana aprob¨® todas las operaciones", ha dicho. E insiste en considerarse un m¨¢rtir: "Trabaj¨¦ siempre con transparencia y por el bien de la Iglesia, una Iglesia siempre perseguida". Seg¨²n Sepe, fue Francesco Silvano, otro de sus asesores en Propaganda Fide, miembro de Comuni¨®n y Liberaci¨®n y actual ec¨®nomo del arzobispado de N¨¢poles, quien le recomend¨® prestar y malvender las propiedades.
La investigaci¨®n ha revelado que los pisos son el principal objeto de intercambio de favores entre Italia y el Vaticano. Jefes de los servicios secretos, de la Polic¨ªa Fiscal, de los Carabineros, magistrados, pol¨ªticos, empresarios y el propio Bruno Vespa, el periodista favorito de Berlusconi y de Wojtyla, viven o han vivido en apartamentos de Propaganda Fide.
El cardenal Sepe fue apartado de Propaganda Fide por Benedicto XVI, en lo que hoy parece un intento de alejar a la curia italiana, y a Comuni¨®n y Liberaci¨®n, de la gesti¨®n inmobiliaria. Tras cinco a?os de papado, es un secreto a voces que Ratzinger no se f¨ªa de su curia, si exceptuamos un peque?o pu?ado de fieles. Aunque ha ido relevando al n¨²cleo duro de Wojtyla, el Gobierno vaticano sigue en manos de grupos como el Opus Dei -sus portavoces se empe?an en negarlo-, la citada Comuni¨®n y Liberaci¨®n y los Legionarios de Cristo, aunque hoy est¨¦ a punto de desaparecer como movimiento carism¨¢tico para pagar por los delitos de su fundador.
Los movimientos eclesiales han ganado peso en el Vaticano desde el ¨²ltimo concilio. En apariencia solidarios, luchan por el control de los mejores puestos y negocios, y en la refriega olvidan lo que haga falta del Evangelio y se dedican a un ajuste de cuentas permanente, mientras los creyentes asisten at¨®nitos al espect¨¢culo.
Los laicos eclesiales controlan amplios sectores de la pol¨ªtica, la informaci¨®n, la empresa, la caridad, la educaci¨®n, la sanidad y la magistratura. En Roma ejercen una influencia cada vez mayor, en estrecha y democr¨¢tica connivencia con el centro-derecha ateo-devoto, pero tambi¨¦n con la l¨¢nguida oposici¨®n del Partido Democr¨¢tico y la curia de los buenos y felices tiempos del Papa viajero.
La fragilidad de las ¨®rdenes religiosas, castigadas por la escasez de vocaciones, ha favorecido la sofocante presencia de los laicos. "En 1998, Ratzinger alent¨® la integraci¨®n laica durante un congreso organizado por Wojtyla", recuerda Paolo Ciani, miembro de la Comunidad de San Egidio, un movimiento eclesial que cuenta con 50.000 voluntarios repartidos por el mundo y solo 25 empleados. "Ratzinger reley¨® la experiencia de las ¨®rdenes religiosas y mon¨¢sticas junto a la de los movimientos eclesiales, y reconoci¨® a estas, con su dinamismo y competencia, un papel en la Iglesia. El mensaje era que para sobrevivir hab¨ªa que fiarse del reba?o fiel".
Hoy, la Curia romana es una ingobernable y anquilosada maquinaria que cuesta anualmente al Vaticano 102,5 millones de euros. La estructura depende de la Secretar¨ªa de Estado, una suerte de consejo de administraci¨®n con un presidente (el secretario de Estado) y un director general (el sustituto), las dos ¨²nicas personas que tienen acceso directo al despacho del Papa. En el Vaticano trabajan 2.748 personas. De ellas, 778 son eclesi¨¢sticos, frente a 333 religiosos y 1.637 laicos (de estos, 425 son mujeres).
Los laicos han tomado el poder cooptando a obispos y cardenales menos cristianos de lo que se supone. "La nulidad de la curia se debe a su falta de formaci¨®n y a su exceso de italianidad", explica el sacerdote y canonista Filippo di Giacomo. "De las di¨®cesis llega el personal con cuentagotas porque a los obispos les cuesta enviar a sus mejores hombres. Las ¨®rdenes, antes cantera privilegiada de inteligencia y talento, tienen cada vez menos materia gris a la que recurrir. Los buenos llegan a obispos, y a la curia solo llega lo peor de cada familia".
As¨ª ha nacido un sistema de poder mixto que confunde lo laico y lo religioso, la Iglesia y el Estado, Italia y el Vaticano, la curia con la ¨¦lite civil. El sistema se basa en un enorme poder econ¨®mico, sensaci¨®n de impunidad, gusto por la omert¨¤ y el encubrimiento y la capacidad de infiltraci¨®n.
La ambici¨®n de ese sistema es lograr la fusi¨®n fr¨ªa entre Italia y el Vaticano. En sus esquemas mentales, esta nueva curia negociante y carnal no visualiza dos Estados, sino un ¨²nico pa¨ªs que se podr¨ªa llamar, abreviando, Vaticalia. " ?Imposible fiarse de truhanes que usan a Dios para colmar su atrofiada vanidad!", dice el cura genov¨¦s Paolo Farinella.
La gran caja fuerte laica del momento se llama Comuni¨®n y Liberaci¨®n (CL). Nacida en 1954 y denominada as¨ª desde 1969, est¨¢ presente en 70 pa¨ªses; en Italia controla empresas, medios de informaci¨®n, di¨®cesis, colegios, universidades, hospitales privados y p¨²blicos, e incluso un holding de cooperativas sociales, Auxilium, que gestiona varios centros de identificaci¨®n y expulsi¨®n de inmigrantes para el Ministerio del Interior.
"Desde hace 20 a?os, CL es el brazo clerical de la ultraderecha milanesa", explica Di Giacomo. "Su estrategia es cultural y pol¨ªtica. Sus curas pueblan los seminarios lombardos; sus prelados se movilizan lo que haga falta". Afirma tambi¨¦n que sus jefes ideol¨®gicos dictan la ley en diferentes peri¨®dicos y que su presencia es constante en televisiones y radios: "Mandan a derecha e izquierda".
Roberto Formigoni es desde hace 15 a?os presidente de Lombard¨ªa, la regi¨®n italiana con la renta m¨¢s alta de Europa junto con la de Par¨ªs-Ile de France. Pertenece de pleno derecho, y no lo oculta, a Comuni¨®n y Liberaci¨®n. Eso podr¨ªa permitirle incluso aspirar a suceder a Berlusconi. En los ¨²ltimos meses, el gobernador ha repartido entre los hombres de CL, m¨¢s conocida como I cielini (los cielitos), los puestos fundamentales de la organizaci¨®n de la Expo de Mil¨¢n 2015. Un para¨ªso de contratos p¨²blicos, privados y mixtos en el que la magistratura ha detectado ya la penetraci¨®n de las mafias.
Casi cada d¨ªa salen a la luz nuevas amistades peligrosas. Hace unas semanas, los jueces enviaron una comisi¨®n rogatoria al Vaticano porque sospechan que el tesoro oculto de la cricca (la banda) gelatinosa puede estar depositado en el IOR (Instituto para las Obras Religiosas). Y esta semana han reclamado por v¨ªa oficial los documentos de Propaganda Fide, la inmobiliaria de la Santa Sede.
Aunque el trabajo de los fiscales es exhaustivo, en Vaticalia se sabe que no lo tendr¨¢n f¨¢cil para apurar la verdad. El Vaticano sigue siendo un para¨ªso fiscal, el concordato le concede amplias cuotas de inmunidad y las cuentas secretas que prosperan a la sombra del IOR, la APSA (Administraci¨®n del Patrimonio de la Sede Apost¨®lica), la vieja Propaganda Fide y un largo n¨²mero de sociedades participadas son el secreto mejor custodiado.
Pese a las apelaciones a la limpieza de Raztinger, las cosas no parecen haber cambiado mucho. Aqu¨ª los misterios se resuelven con tiempo. Con mucho tiempo. Balducci es de momento el gran chivo expiatorio. Durante 15 a?os, nadie vio nada ni sospech¨® nada: era un gentilhombre y las campanas tocaban a omert¨¤. Hoy se habla de ¨¦l, pero pronto todo volver¨¢ a su ser y la gelatina seguir¨¢ extendi¨¦ndose. A d¨ªa de hoy, junio de 2010, los italianos todav¨ªa no tienen una ley de parejas de hecho; los inmigrantes sin papeles son considerados delincuentes y no se respeta el derecho de asilo; los homosexuales son agredidos cada d¨ªa por la calle, y las mujeres que quieren someterse a inseminaci¨®n artificial deben emigrar.
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