Turismo de calidad

En la todav¨ªa distante recuperaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, el sector exterior ser¨¢ el que desempe?e el papel de acelerador inicial. En ausencia de margen suficiente en la pol¨ªtica econ¨®mica para cebar la expansi¨®n con demanda interna, no queda m¨¢s alternativa que confiar en el impulso que proviene del resto del mundo y, desde luego, en la capacidad competitiva de la oferta espa?ola para satisfacerla. M¨¢s que en las exportaciones de bienes, es en los servicios, y m¨¢s concretamente en los ingresos derivados del turismo, donde la econom¨ªa puede confiar inicialmente. Espa?a es una de las potencias tur¨ªsticas mundiales. El n¨²mero de visitantes, el volumen de ingresos generados o los operadores empresariales en este sector acreditan una posici¨®n dominante en la industria. Desde la todav¨ªa intensiva explotaci¨®n del tradicional binomio sol y playa, Espa?a se ha beneficiado de la relativamente barata estancia para visitantes procedentes de Europa. Las posibilidades de seguir disfrutando de esa inercia se agotan.

Los turistas europeos que tradicionalmente acud¨ªan a Espa?a avizoran otros destinos distintos con ese mismo binomio en su oferta b¨¢sica, pero m¨¢s baratos. Los riesgos geopol¨ªticos que beneficiaron a los destinos espa?oles en el pasado empiezan a reducirse. El otro elemento que puede condicionar la continuidad es la propia situaci¨®n econ¨®mica de Europa. La crisis econ¨®mica se prolonga y las terapias sincr¨®nicas de ajuste adoptadas por todos los pa¨ªses y, de forma muy especial, por los pa¨ªses de donde procede el mayor contingente de turistas (Alemania, Francia, Reino Unido), claramente proc¨ªclicas, perjudicar¨¢n la llegada de viajeros. La contracci¨®n de la demanda no solo va a impedir la recuperaci¨®n de la renta disponible, sino que puede en efecto aumentar las probabilidades de una reca¨ªda econ¨®mica europea. No es, por tanto, un buen fundamento para garantizar un aumento en los ingresos por turismo basado en los visitantes de ingresos medios bajos.

Madurez de la oferta y debilitamiento de la demanda tradicional aconsejan asumir con m¨¢s rigor la necesidad de complementar la oferta tradicional con nuevos destinos que reduzcan la vulnerabilidad del turismo espa?ol a las variaciones de las rentas m¨¢s bajas de los visitantes. Mejorar la calidad de los establecimientos hoteleros y extrahoteleros, extender las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y servicios complementarios son exigencias b¨¢sicas, como lo es el cuidado al medio ambiente y al urbanismo. M¨¢s all¨¢ de esas actuaciones, el mercado tur¨ªstico deber¨ªa ampliar la oferta poniendo en valor la historia y la cultura de los destinos tur¨ªsticos y tratando de acceder a clientes cuyas preferencias no son exclusivamente las de broncearse a precios bajos. Esto exige actuaciones pol¨ªticas radicales, olvidadas en estos ¨²ltimos a?os y m¨¢s a¨²n con los planes de ajuste presupuestario que est¨¢n en marcha.

Favorecer esa mejora en la calidad de la oferta, la puesta en valor de regiones distantes del litoral, la atracci¨®n de turistas con un gasto medio m¨¢s elevado, son exigencias de una pol¨ªtica en la que el sector y las autoridades deber¨ªan trabajar para no solo tratar de elevar los ingresos de la principal partida de nuestra balanza de pagos, sino avanzar en la necesaria selectividad de los entrantes, m¨¢s compatible con el cuidado del entorno y la sostenibilidad de esa suerte de gallina de los huevos de oro.