Hermosa corrida de Fuente Ymbro
Los toros de Fuente Ymbro resultaron buenos, en general, para los toreros. Y estos no supieron ofrecer a un p¨²blico, bizcoch¨®n como pocos, aquella boyant¨ªa que se les presentaba. ?A qu¨¦ esperan? ("?Por qu¨¦ lloras, coraz¨®n de mantequilla?").
De los seis ejemplares destacaron los corridos en cuarto y sexto lugar. Para que luego digan la legi¨®n de mu?idores que pululan en derredor del mundo del toro, que los toros grandes no sirven. Pues miren ustedes, se?ores del tingladete, el cuarto, con 675 kilos, embisti¨® requetebi¨¦n a los ingobernados muletazos de un torero que solo se emplea en el tercio de banderillas. Realiz¨® Antonio Ferrera una astrosa faena a ese torazo, quien pod¨ªa estar, en cuanto a tama?o, a la altura de la giganta Andandona, que aparece en El Quijote.
FUENTE YMBRO / FERRERA, SOTO, PINAR
Toros de Fuente Ymbro, excelente presentaci¨®n, con buen juego en general, muy buenos cuarto y sexto.
Antonio Ferrera: metisaca, dos pinchazos y estocada (silencio); estocada -aviso- y descabello (oreja).
Oliva Soto: dos pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio); pinchazo hondo, tres descabellos -aviso- y descabello (silencio).
Rub¨¦n Pinar: cuatro pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio); estocada ca¨ªda (oreja).
Plaza de toros de Pamplona, 9 de julio. Lleno.
Con relaci¨®n a Oliva Soto, debutante en el coso pamplon¨¦s, toda su apostura torera y aflamencada se fue por el sumidero de la prisa. Siempre con la celeridad como bandera, utiliz¨® el sistema de los vendedores ambulantes de los pueblos, los cuales tienen un inter¨¦s especial en ense?ar el muestrario completo del g¨¦nero que van a vender. Y as¨ª, Oliva Soto en sus dos toros, m¨¢s en su segundo, se convirti¨® en un torero alternativo; es decir, tanda de derechazos, tanda de naturales, tanda de derechazos, tanda de naturales... El torero de verdad lo que busca es el pit¨®n bueno de cada toro, y si lo encuentra trata de sacarle el m¨¢ximo partido. No acude al papel de "tipo alternativo".
El diestro Rub¨¦n Pinar se dej¨® dos toros. Sobre todo, el ¨²ltimo. El que le dieran una oreja le puede servir a ¨¦l para que le vuelvan a contratar el pr¨®ximo a?o. Sin embargo, cuando se siente el toreo profundo, no hay empresa que valga (la madre de Ruyard Kipling, le dijo famosamente a su v¨¢stago escritor: "Hijo m¨ªo, en poes¨ªa no hay madres que valgan"). El que quiera entender que entienda. Quiero recordar que el toro, que pod¨ªamos llamar cari?osamente Andandona, en la primera entrada que hizo al caballo, a poco m¨¢s le manda al picador a uno de los pol¨ªgonos industriales de las afueras de Pamplona. ?Qu¨¦ fuerza!
Ayer val¨ªa la pena ir a la plaza para ver a unos toros con una presencia inmejorable, con buenas arboladuras en sus testas y dando un juego a los de a pie que para s¨ª quisieran muchas de las figuritas del escalaf¨®n.
Figuritas a las que se cuida mucho de contratarles toros de presencia justita, con pitones aparentones, y de juego muy bobalic¨®n y ternurante. As¨ª est¨¢ la fiesta, de capa ca¨ªda, por culpa de quienes solo les sirve para llenarse los bolsillos. Pero como dir¨ªa Cervantes: "Paciencia y barajar".
Babelia
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