La comandante 'blog'
La cita se produjo en el Century Club de Nueva York, un local chapado a la antigua, a?o 2005. All¨ª la llev¨® a comer el viejo Arthur M. Schlesinger, historiador, ex asesor de John Fitzgerald Kennedy, voz profunda de la Norteam¨¦rica liberal. Schlesinger quer¨ªa que su amiga Arianna Huffington le explicara qu¨¦ era aquello de lo que hab¨ªan hablado por tel¨¦fono, qu¨¦ era esa cosa llamada blog.
Arianna Huffington andaba volcada en el lanzamiento de su nuevo proyecto. Una web que incorporara a cientos de blogueros interesantes. Si algo ten¨ªa La Huff era agenda de contactos. Su paso por el mundo de la pol¨ªtica, la cultura y los medios, sus a?os en Washington, Nueva York y Los ?ngeles, y su arte para cultivar las relaciones sociales hab¨ªa hecho que tuviera amigos famosos, influyentes y medi¨¢ticos por doquier. Cualquier persona con la que se encontraba en una cena, en un c¨®ctel o en un estreno y que le resultara interesante se convert¨ªa en uno de sus objetivos en aquellos d¨ªas. "?Quieres escribir un blog?", la pregunta del mill¨®n.
"Estoy suscrita a siete peri¨®dicos, no creo que vayan a desaparecer: los mejores se ajustar¨¢n y sobrevivir¨¢n"
"Desde el principio nos dimos cuenta de que la conversaci¨®n pol¨ªtica y cultural se mov¨ªa al entorno 'online"
"El fracaso, en muchas ocasiones, es la piedra con la que te tropiezas en el camino hacia el ¨¦xito"
La comida en el Century Club fue un ¨¦xito. Arianna Huffington estaba convencida de que la voz de Schlesinger se ten¨ªa que escuchar m¨¢s a menudo, que no se pod¨ªa esperar al momento en que editara nuevo libro. "?l y yo ¨¦ramos los m¨¢s j¨®venes de la sala; imagina lo viejos que deb¨ªan de ser los dem¨¢s", recuerda con una sonrisa Arianna en su luminoso despacho de la calle Broadway, en el coraz¨®n del Soho neoyorquino. El historiador sali¨® de la comida convencido. Poco ducho en el manejo de las herramientas tecnol¨®gicas, se le facilit¨® la tarea: pod¨ªa enviar sus post por fax, ya se encargar¨ªa alguien de volcarlos a la Red. "Cuando lanzamos la web se qued¨® estupefacto con la cantidad de gente que le ley¨®". As¨ª arranc¨® la gran aventura de The Huffington Post.
Su fundadora tir¨® de agenda e incorpor¨® a pol¨ªticos y periodistas, actores, directores de cine, escritores: Norman Mailer, Nora Ephron, Alec Baldwin, John Cusack. Su web, una extensi¨®n de su vocaci¨®n por las relaciones p¨²blicas, una prolongaci¨®n de su fren¨¦tica y selecta vida social, naci¨® como espacio de encuentro de distintas voces con 500 blogueros construyendo comunidad. Ahora tiene 6.000. Recibi¨® m¨¢s de 2,8 millones de comentarios de sus lectores el mes pasado. Est¨¢ pisando los talones al sitio web de informaci¨®n l¨ªder, el de The New York Times. Cuenta con m¨¢s de 12,3 millones de usuarios ¨²nicos al mes, seg¨²n Comscore; dos millones hace tan solo dos a?os.
The Huffington Post, una espiral que no deja de incorporar visitantes, es el gran fen¨®meno, como sitio de noticias de nuevo cu?o, de la era digital. Los expertos calculan que para finales de a?o ya habr¨¢ sobrepasado en funci¨®n de tr¨¢fico al sanctasanct¨®rum, The New York Times: la llamada Dama gris del quiosco norteamericano, amenazada por la gran dama de la blogosfera.
The Huffington Post es un sitio web en el que la informaci¨®n pol¨ªtica ocupa en torno a un 25% del espacio. Abre siempre con un gran tema sustentado en una gran imagen. Incorpora 22 secciones: desde pol¨ªtica hasta comedia, pasando por tecnolog¨ªa y estilo. Est¨¢ abriendo nuevas secciones locales (ya est¨¢ presente en Chicago, Denver, Los ?ngeles y Nueva York). El mi¨¦rcoles pasado, sin ir m¨¢s lejos, abr¨ªa con una nueva imagen del vertido de crudo en el golfo de M¨¦xico, con v¨ªdeos y enlaces a nuevas informaciones sobre la cat¨¢strofe medioambiental. Contribu¨ªa como bloguero Dominique Strauss- Kahn (director gerente del Fondo Monetario Internacional) con un post -entrega, nota- sobre crecimiento y empleo. Junto a otros sesudos post que analizan la actualidad nacional e internacional, se destacaba un mix de noticias donde cab¨ªan las fotos de la nueva mansi¨®n de Lady Gaga en Beverly Hills, una historia sobre por qu¨¦ los hombres enga?an a las mujeres, o los reveladores secretos de la modelo Kendra Wilkinson, que acaba de relatar en un libro sus encuentros sexuales con Hugh Hefner, fundador de Playboy.
Nada como darse un paseo por la redacci¨®n de The Huffington Post en el Soho neoyorquino para certificar que se trata de una empresa de la nueva era: un ej¨¦rcito de veintea?eros y treinta?eros domina en la redacci¨®n. Con 127 empleados, 55 de ellos periodistas, (frente a los 1.000 de The New York Times), el Huffpo produce algunas noticias propias, pero, sobre todo, selecciona noticias de otros medios y las presenta del modo m¨¢s elegante posible (generando tr¨¢fico hacia esos medios mediante enlaces). A la pregunta de cu¨¢l era la proporci¨®n de contenido propio frente a contenido enlazado se obtuvo la respuesta "te buscar¨¦ las cifras", cifras que no terminaron de llegar.
Se financia mediante publicidad. Llevaban cinco a?os en pos del santo grial: la rentabilidad. "Ya somos rentables", anuncia con orgullo Arianna Huffington con su pelo impecable de laca y su elegante chaqueta rosa larga. Eso s¨ª, no facilita cifras. Seg¨²n public¨® Business Insider, los ingresos en 2009 fueron de 11,8 millones de euros.
Pregunta. Cuando puso en marcha este proyecto en mayo de 2005, ?en alg¨²n momento imagin¨® que pod¨ªa llegar a convertirse en semejante fen¨®meno?
Respuesta. Nunca sabes del todo c¨®mo va a ir un proyecto. Fuimos afortunados en el momento del lanzamiento, fuimos el primer sitio que combin¨® el estar 24 horas, siete d¨ªas a la semana, a base de noticias seleccionadas con nuestra particular visi¨®n, con una gran colecci¨®n de voces en nuestro blog: empezamos con 500 blogueros y ahora tenemos 6.000. Desde el principio nos dimos cuenta de que la conversaci¨®n, pol¨ªtica y cultural, se mov¨ªa al entorno online, pero muchas voces importantes no estaban all¨ª.
Mantener una entrevista fluida con Arianna Huffington es misi¨®n solo apta para titanes. Que si te presenta a uno de la oficina, que si te da la copia de su ¨²ltimo libro, que si se acaba de acordar de algo que le quer¨ªa decir a su secretaria... "Espera, perdona, que voy a enviar un mensaje a mi hija" fueron las primeras palabras que pronunci¨® La Huff apenas se encend¨ªa la tecla de rec en la grabadora digital y nos sent¨¢bamos en los sof¨¢s color crema tipo Chester. Un comienzo prometedor.
Mujer con una blanca sonrisa siempre dispuesta, Arianna Huffington no mira fijamente a los ojos, sino un poco por encima de estos. Con el aspecto de una gran dama de la alta sociedad norteamericana, habla con voz suave y algo arenosa. A sus 59 a?os, mantiene un ligero acento de su Grecia natal. Su habilidad para salirse por peteneras cuando la ocasi¨®n lo requiere es notable.
P. La tendencia en el tr¨¢fico apunta a que antes de finales de a?o su web podr¨ªa sobrepasar a la de The New York Times.
P. Yo prefiero fijarme en d¨®nde estamos ahora. Estamos por delante de The Washington Post, de The Wall Street Journal y del USA Today. Prefiero cuidar nuestra visi¨®n de The Huffington Post. El tr¨¢fico es muy importante, afecta a los anunciantes, al alcance que tienes, pero no es el ¨²nico criterio. Si as¨ª fuera, perder¨ªamos el toque, la visi¨®n de The Huffington Post, que es combinar lo mejor de lo viejo con lo mejor de lo nuevo, los valores del periodismo tradicional (contrastar, ser justo, ser riguroso) y unirlo a todo lo bueno que tiene ser un peri¨®dico online. Tenemos una audiencia muy comprometida, el mes pasado recibimos casi tres millones de comentarios, estamos involucrados en todas las redes sociales (Facebook, Twitter)... Nuestros lectores leen, pero tambi¨¦n comparten y a veces contribuyen con sus aportaciones a las historias.
P. Ustedes han apostado claramente por el periodismo ciudadano, pero, ?en qu¨¦ medida puede este alcanzar los est¨¢ndares de calidad profesional, en t¨¦rminos de rigor, de no estar guiado por la opini¨®n?
R. Yo creo en una f¨®rmula h¨ªbrida de periodismo: necesitamos editores profesionales, periodistas profesionales y cientos de ciudadanos periodistas que lo har¨¢n como lo hicieron en el ¨²ltimo levantamiento que se produjo en Ir¨¢n, desde sus comunidades.
Arianna Huffington se levanta del sof¨¢. Antes de que se le olvide, dice, quiere ir a por un ejemplar de su nuevo libro, el decimotercero, que se publicar¨¢ en septiembre de 2010: Am¨¦rica Tercer Mundo: c¨®mo nuestros pol¨ªticos est¨¢n abandonando a la clase media y traicionando el sue?o americano.
P. ?Cu¨¢les considera que fueron las mejores decisiones que tom¨® para conducir al ¨¦xito a su web?
R. Una de las mejores decisiones fue que desde el principio quisimos que hubiera un ambiente civilizado: no permitimos ataques personales. Tenemos comentarios moderados por la tecnolog¨ªa y por moderadores, y eso crea un ambiente civilizado en el que se puede producir un aut¨¦ntico debate, en el que puede haber disensiones, pero no una atm¨®sfera t¨®xica. Una de las cosas que podemos hacer online, que es parte de su ADN, es seguir las historias: das una noticia y cada d¨ªa a?ades algo. Nosotros contamos historias. Creemos que una de las cosas m¨¢s importantes en periodismo es contar historias. No solo dar estad¨ªsticas, n¨²meros, hechos.
Ha costado cinco a?os conseguir la rentabilidad. El volumen de tr¨¢fico que tienen, 12,3 millones de usuarios ¨²nicos al mes, explica en parte los resultados. Pero su victoria es la de haber creado una gran comunidad que debate en la Red, que manda comentarios al ej¨¦rcito de 6.000 blogueros. "Cada d¨ªa colocamos 250 posts originales", ilustra. A este gran tr¨¢fico se une una estructura de nuevo cu?o, propia de la era digital: plantilla reducida (127 empleados frente a los 1.000 de The New York Times), bajos costes. En cuanto al crecimiento de los ingresos publicitarios, Huffington explica que ha contribuido en gran medida el fichaje del ex director de publicidad de Yahoo! y la contrataci¨®n de 10 experimentados ejecutivos de ventas. General Electric, Coke, Mercedes, Johnson&Johnson, Siemens, Microsoft, Toyota, Pepsi: los grandes est¨¢n ah¨ª.
Arianna Huffington vive a caballo entre Nueva York y Los ?ngeles. Pero cada vez pasa m¨¢s tiempo en la base neoyorquina para estar cerca de sus dos hijas, Isabella, de 19 a?os, y Christina, de 21: ambas estudian en la Universidad de Yale.
Su despacho est¨¢ decorado con fotos de sus dos chicas, e incluso cuadros realizados por ellas. Huffington es una mujer muy de familia. Muy de clan. Desde que se separ¨® de su marido, Michael Huffington, magnate del petr¨®leo que desarroll¨® una carrera pol¨ªtica en las filas republicanas, ha vivido rodeada de sus dos hijas y de su hermana, Agapi.
Naci¨® Arianna Stassinopoulos un 15 de julio de 1950 en Atenas. Su padre, Constatine, fue periodista y cay¨® prisionero en campos de concentraci¨®n durante la ocupaci¨®n nazi. Cuando la peque?a Arianna ten¨ªa 11 a?os sus padres se separaron. A los 16 a?os ya viaj¨® a Inglaterra, donde realiz¨® sus estudios universitarios en Cambridge. A los 23 a?os escribi¨® su primer libro, The female woman, y desembarc¨® por primera vez en Nueva York para promocionarlo; un libro que si por algo no destac¨® fue por su talante feminista.
En 1980 aterrizaba, ya para instalarse, en Nueva York con su madre y su hermana. Ten¨ªa muy claro en qu¨¦ pa¨ªs quer¨ªa desarrollar su carrera. Su amigo el editor lord Weidenfield, seg¨²n relat¨® en 2008 The Times, el hombre que la anim¨® a que escribiera una biograf¨ªa sobre Mar¨ªa Callas (lo hizo), fue quien le dio el consejo clave: que se hiciese amiga, no de los hombres poderosos del Upper East Side, el barrio rico, no; mejor, de sus mujeres. Su ambici¨®n, su facilidad para hacer amigos y su talento para las relaciones sociales hicieron el resto.
P. ?Y qu¨¦ es lo que queda de la chica de pueblo griega que habita en usted?
R. Oh, muchas cosas, por supuesto. Mi curiosidad interminable con la gente, mi sentido del optimismo con la vida, que es muy griego; amo mi trabajo, me siento muy afortunada de no separar mi vida de mi trabajo y eso es mucha suerte en esta vida.
Fue en 1985 cuando, invitada a la mansi¨®n de Ann Getty (s¨ª, de los Getty de toda la vida) en San Francisco, conoci¨® a Michael Huffington, magnate del petr¨®leo que le dio dos hijas y el nombre del experimento period¨ªstico web m¨¢s sorpresivo del nuevo siglo.
Se casaron en 1986; vivieron en Washington y en Los ?ngeles. Arianna se implic¨® de lleno en la carrera pol¨ªtica de su marido, republicano que lleg¨® a altas esferas del Departamento de Defensa bajo la Administraci¨®n de Reagan. Le apoy¨® incluso en los momentos m¨¢s duros, cuando, en plena campa?a, el flamante candidato que luchaba por conseguir un asiento en el Senado fue acusado de tener contratada a una inmigrante sin papeles en casa. Arianna asumi¨® p¨²blicamente toda la culpa.
La pareja se separ¨® en 1998, y pocos meses despu¨¦s, en una entrevista con la revista Esquire, Michael Huffington declaraba su condici¨®n de bisexual. Cinco a?os m¨¢s tarde, en 2003, Arianna Huffington daba un nuevo giro a su vida y lanzaba su carrera pol¨ªtica present¨¢ndose como independiente al puesto de gobernadora de California. Su rival: Arnold Schwarzenegger. Pero un nuevo esc¨¢ndalo la expuls¨® de la carrera pol¨ªtica.
P. Usted ha vivido tantas vidas distintas. ?Fue el momento en que se tuvo que retirar de la carrera electoral, cuando se descubri¨® que solo hab¨ªa pagado 771 d¨®lares de impuestos durante dos a?os, el m¨¢s duro profesionalmente en su carrera?
R. Fue una experiencia de la que aprend¨ª mucho, y he escrito mucho del fracaso en mis libros; eso, obviamente, fue un fracaso, pero el fracaso no es lo contrario del ¨¦xito, el fracaso muchas veces es la piedra con la que te tropiezas en el camino al ¨¦xito. Aprend¨ª tanto de esa experiencia, de Internet y de lo importante que pod¨ªa llegar a ser en nuestras vidas... las semillas de lo que luego ha sido The Huffington Post fueron creadas en esa campa?a.
P. Para mucha gente se ha producido una sorprendente evoluci¨®n de sus ideas pol¨ªticas, desde su apoyo a conservadores republicanos como Newt Gingrich hasta su conversi¨®n en adalid de la izquierda liberal.
R. Siempre he sido progresista en los temas sociales: estoy a favor del aborto, por el control de las armas, por los derechos de los gays, incluso cuando era republicana. La gran diferencia es que hubo un tiempo en que cre¨ª que el sector privado resolver¨ªa los problemas sociales de Am¨¦rica. Luego vi en primera l¨ªnea que eso no iba a producirse.
Dos a?os tard¨® en remontar el vuelo. Vio que la Red era el futuro. A Arianna Huffington, m¨¢s que gur¨² de Internet, se la considera crack del marketing viral, de las t¨¦cnicas de mercadotecnia que apuran las posibilidades de las redes sociales para multiplicar el n¨²mero de personas que acceden a una marca o a un sitio web. El 9 de mayo de 2005 ya estaba en marcha su nuevo proyecto, The Huffington Post. Arianna es una luchadora. Nunca se rinde. En 2009, la revista Forbes le otorgaba el puesto n¨²mero 12? en la lista de mujeres m¨¢s influyentes en los medios.
P. Su hermana dice que para usted nada es suficiente.
R. Estoy mejorando. Ella se refiere a mi perfeccionismo, que en ocasiones puede convertirse en un problema. Pero tener a mis hijas, verlas crecer y ver el perfeccionismo en ellas me hace serlo menos, conformarme con el "suficiente", porque no hay perfecci¨®n en este mundo, a lo que m¨¢s puedes aspirar es a la excelencia.
Suena el tel¨¦fono. Arianna se r¨ªe. "Dime, r¨¢pido, que estoy en medio de una entrevista con EL PA?S. Dime, ?qu¨¦ vamos a hacer?". Huffington sorbe pacientemente su caf¨¦ con leche helado en gran vaso de pl¨¢stico. Silencio. El interlocutor habla. "Como vamos tan mal de tiempo, por qu¨¦ no sigues adelante, cueste lo que cueste, y nos movemos al plan B, ese es el ¨²nico d¨ªa en que podemos hacerlo... No, porque entonces ya me habr¨¦ ido a Aspen, y luego, a Nueva York... Vale, entonces, nos quedamos con el plan A". Llega el rumor lejano de los taxis pitando en la calle Broadway, el sol cae a plomo, son las tres de la tarde.
P. Ustedes han puesto en marcha una iniciativa de periodismo de investigaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, con 1,38 millones de d¨®lares y 10 periodistas contratados. ?Conseguir¨¢n este tipo de iniciativas preservar el periodismo de investigaci¨®n, que algunos consideran en peligro de extinci¨®n?
R. Ah¨ª est¨¢ Prop¨²blica (web norteamericana sin ¨¢nimo de lucro), que gan¨® el Premio Pullitzer. Hay un mont¨®n de webs locales que est¨¢n investigando, financiadas por fundaciones, particulares, o sea, que esta es una v¨ªa, no solo de preservar el periodismo de investigaci¨®n, sino de hacerlo mejor. A los medios tradicionales se les escaparon dos de las grandes historias de nuestro tiempo: la inexistencia de armas de destrucci¨®n masiva en Irak y lo que nos llev¨® a la crisis financiera.
P. Algunos de los medios de Rupert Murdoch (The Wall Street Journal y The Times) ya est¨¢n cobrando por los contenidos, ?ustedes lo har¨¢n o lo har¨ªan?
R. Como dice Jeff Jarvis, vivimos en la econom¨ªa del link (enlace). En la econom¨ªa del link, los links son la manera de monetizar contenido.
P. ?Y qu¨¦ opina del hecho de que Rupert Murdoch diga que los sitios agregadores de noticias son piratas y plagiadores?
R. Si miras los hechos, lo que hacemos es el uso justo en virtud de las actuales leyes de copyright. Solo se toma un p¨¢rrafo, o as¨ª, y se pone un link a la historia original. De ese modo generamos mucho tr¨¢fico hacia esa historia. Por ese motivo tenemos constantes peticiones de reporteros de otros medios para que enlacemos a sus historias. Hay mucha gente, en muchas industrias, que lo pasa mal en el proceso de ajuste a la nueva realidad. Esta es una tecnolog¨ªa disruptiva que ha sacudido a los editores, mucha gente est¨¢ pasando por tiempos duros, tiempos de tomar conciencia y reconocer las nuevas realidades.
P. ?C¨®mo ve el panorama medi¨¢tico dentro de cinco a?os, cu¨¢l es el futuro del periodismo?
R. Yo veo una convergencia. Los medios tradicionales har¨¢n cada vez m¨¢s cosas online, involucrar¨¢n a sus lectores cada vez m¨¢s, y los medios online, como The Huffington Post, har¨¢n cada vez m¨¢s periodismo tradicional.
P. ?Desaparecer¨¢n los peri¨®dicos?
R. No. Adoramos los peri¨®dicos, hay algo en nuestro ADN que nos hace amar los peri¨®dicos. Yo estoy suscrita a siete peri¨®dicos. No creo que vayan a desaparecer. Van a tener que ajustarse: algunos desaparecer¨¢n, pero los mejores se ajustar¨¢n y sobrevivir¨¢n. Nosotros queremos revitalizar el periodismo ciudadano, con m¨¢s historias, m¨¢s transparencia... Es fundamental no vender la integridad period¨ªstica a cambio de acceso, que es uno de los peligros: muchas veces, para conseguir la gran entrevista, ves a los periodistas entregar su independencia.
La esperan desde hace 10 minutos para una reuni¨®n. Arianna sale de la oficina dejando la estela de su perfume. Est¨¢ en racha. Se siente part¨ªcipe de una revoluci¨®n. Y ella encabeza la marcha.
De frente y perfil
? Directora de 'The Huffington Post', 59 a?os.
? Fund¨® el sitio web junto a Ken Lerer en mayo de 2005 y ya ha alcanzado los 12,3 millones de usuarios ¨²nicos al mes, a un paso del l¨ªder en Internet en Estados Unidos, The New York Times.
? Ha escrito 13 libros, es comentarista pol¨ªtica, se cas¨® (y separ¨®) de un magnate del petr¨®leo e hizo un intento frustrado de enfrentarse a Arnold Schwarzenegger en las elecciones para gobernador de California.
? Su f¨®rmula: informaci¨®n pol¨ªtica, ¨²ltima hora mediante la agencia AP, noticias agregadas de otros medios, gente, 'celebrities' y curiosidades varias.
? La clave: un ej¨¦rcito de 6.000 blogueros vertebra una comunidad de lectores muy comprometidos con el Huffpo como espacio de debate: el mes pasado recibi¨® 2,8 millones de comentarios.
Bienvenidos al 'ecosistema'
El ecosistema es la palabra de moda. Los gur¨²s del periodismo online coinciden a grandes rasgos en augurar un futuro en el que medios de muy distintas naturalezas cohabitar¨¢n en la Red. Habr¨¢ webs de nuevo cu?o, con plantillas cortas y objetivos largos, que competir¨¢n con peri¨®dicos en los que el papel ser¨¢ parte de una plataforma digital en la que entran todas las nuevas tecnolog¨ªas, desde las tabletas electr¨®nicas hasta los propios tel¨¦fonos m¨®viles. El entorno, permanentemente mutante al ritmo del cambio tecnol¨®gico, impulsar¨¢ el mecanismo de selecci¨®n natural de los medios, que convergen en Internet.
Los sitios web nicho, especializados en un tipo de informaci¨®n muy preciso, como Pol¨ªtico, web de referencia en Washington; los m¨¢s locales, con informaci¨®n muy enfocada a la comunidad; los medios integrados en las redes sociales; el periodismo basado en el uso de bases de datos; el periodismo sin ¨¢nimo de lucro, financiado por fundaciones o mecenas que quieren que no se pierda una de las piedras de toque de toda democracia que se precie: son estas algunas de las tendencias que ir¨¢n a m¨¢s. Gur¨²s del periodismo como Rosental C. Alves y Jeff Jarvis vertir¨¢n sus opiniones sobre el futuro de los medios en esta serie en la que aparecen los protagonistas de los fen¨®menos m¨¢s interesantes que hay en la Red. Arianna Huffington, art¨ªfice de The Huffington Post, cuya historia se relata en estas p¨¢ginas; Jim Vandehei, director de Pol¨ªtico, que tambi¨¦n aportar¨¢ su visi¨®n; Bill Keller, director de The New York Times, as¨ª como directores de medios europeos aparecer¨¢n en estas p¨¢ginas. Buena parte de los entrevistados no augura un final ni mucho menos inminente para los peri¨®dicos impresos en el viejo papel, al que, parece, seg¨²n dicen, le queda m¨¢s recorrido del que en ocasiones se le atribuye.
Todas estas entrevistas, domingo a domingo, en estas p¨¢ginas, acompa?adas de un v¨ªdeo que se podr¨¢ ver en www.elpais.com.
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