"Los medios deben aparcar su arrogancia"
Alves es un gur¨² en plena crisis existencial. A sus 58 a?os, tras una d¨¦cada epatando a sus audiencias, tras a?os de labor "evangelizadora" entre periodistas esc¨¦pticos ante los formidables cambios que vaticinaba, se encuentra con que la revoluci¨®n digital ya est¨¢ aqu¨ª. Cada vez quedan menos esc¨¦pticos que arqueen las cejas durante sus conferencias. "Estoy muy acostumbrado a hablar con dinosaurios. Pero ahora los dinosaurios ya se dieron cuenta de que si siguen en Jurassic Park, van a extinguirse", dice este brasile?o afincado en Tejas que habla un espa?ol perfecto con leve acento mexicano. Bueno, un momento: estas palabras las pronuncia el se?or Rosental Calmon Alves, gran te¨®rico del periodismo en red, may¨²sculo gur¨² iberoamericano del advenimiento de la cosa Internet, hombre adelantado a su tiempo que en 1987 escuch¨® por primera vez al profesor Andrew Lippman pronunciar las palabras "revoluci¨®n digital", y se dijo: "Este es el camino".
"Estamos atravesando una revoluci¨®n con pocos precedentes, comparable a la que se produjo con Gutenberg"
"El diluvio digital est¨¢ generando el caos, pero tambi¨¦n creando la base biol¨®gica del nuevo ecosistema"
"Los que van a descubrir el lenguaje de Internet son los usuarios; no lo har¨¢n los medios, como sol¨ªa ser antes"
S¨ª, fue en 1987. Al joven Rosental le llamaban Rosent¨¦lex por sus inclinaciones tecnol¨®gicas. Su primera computadora port¨¢til, recuerda, data del a?o 1983. Pues bien, fue en 1987 cuando, como estudiante en la Universidad de Harvard, oy¨® las dos palabras m¨¢gicas pronunciadas por Lippman, profesor del prestigioso MIT, el Massachusetts Institute of Technology. Cuatro a?os m¨¢s tarde, Alves creaba en su Brasil natal una web para brokers. Y en 1995, como miembro del comit¨¦ directivo del Jornal do Brasil, lanzaba la primera edici¨®n electr¨®nica de este peri¨®dico centenario que, esta misma semana, ha dejado de imprimirse en papel para convertirse en diario exclusivamente accesible en l¨ªnea.
Consultor de empresas de comunicaci¨®n a lo largo y ancho del mundo para el desarrollo de nuevos medios, es presidente de la red de c¨¢tedras de Comunicaci¨®n de la Unesco y organiza todos los a?os uno de los foros m¨¢s calientes del periodismo en l¨ªnea, lugar donde se atisban las nuevas tendencias, punto de encuentro de profesionales de todo el mundo: el Simposio Internacional de Periodismo Online de la Universidad de Tejas.
C¨®modamente sentado en un sof¨¢ del hotel Lisboa Plaza, adonde acude para participar en una conferencia, Alves carraspea y empieza a hablar de un cambio de paradigma total. Vivimos en la sociedad del prosumer, o sea, del productor-consumidor de contenidos, explica. El consumidor ya no es un ser pasivo que recibe la informaci¨®n empaquetada por otros. La informaci¨®n ya no circula en paquetes cerrados, sino en unidades abiertas, en flujos que se distribuyen por la Red. Nos enfrentamos a una l¨®gica totalmente distinta de la de la sociedad industrial.
Pregunta. Y esa nueva l¨®gica, ?ad¨®nde nos conduce?
Respuesta. Yo soy ciberentusiasta, pero no soy un ciberut¨®pico. La creaci¨®n de la sociedad en red abre camino a una democratizaci¨®n de la informaci¨®n como nunca se pudo imaginar. Fen¨®menos como la Wikipedia, el movimiento open source -c¨®digo abierto, software distribuido gratuita y libremente-, las redes sociales, o el e-gobierno, o sea, la transparencia de los gobiernos que se impone poco a poco, nos conducen a una democratizaci¨®n mayor, hacia un mundo mejor. Pero tambi¨¦n hay un lado siniestro, oscuro: la utilizaci¨®n de todos estos mecanismos para evitar esa democratizaci¨®n. Estos mecanismos pueden ser usados para el bien y para el mal.
P. Los peri¨®dicos desempe?aron y desempe?an un papel de control de poder, capitanean el periodismo de investigaci¨®n. En la medida en que el papel vaya convirti¨¦ndose en algo residual, ?se mantendr¨¢ ese periodismo?
R. Yo creo que s¨ª. El capitalismo es lo suficientemente din¨¢mico, flexible y adaptativo; y la existencia de una prensa libre es tan importante en la sociedad que soy optimista, vamos a encontrar una f¨®rmula de mantener este papel del periodismo libre e independiente. Pero ser¨¢ distinto. Espero que sea mejor, incluso. Estamos atravesando una revoluci¨®n con muy pocos precedentes hist¨®ricos, es comparable con la que produjo Gutenberg. Pero una revoluci¨®n no es r¨¢pida, est¨¢ llena de procesos evolutivos complejos. El peri¨®dico impreso no se va a acabar de un d¨ªa para el otro.
P. ?Cu¨¢ndo se acabar¨¢?
R. No s¨¦. No tengo una bola de cristal, pero creo que los peri¨®dicos en papel seguir¨¢n existiendo en 2020. El papel ser¨¢ una parte secundaria de una plataforma digital multimedia fuerte. Viviremos en un ecosistema de medios completamente diferente. En la era industrial no es que no hubiera informaci¨®n, pero estaba muy centralizada. Hubo un diluvio digital fort¨ªsimo que est¨¢ inundando y creando caos, desorganiz¨¢ndolo todo, pero tambi¨¦n creando la base biol¨®gica del nuevo ecosistema, donde est¨¢n naciendo una enorme cantidad de nuevos organismos. Estamos pasando de los medios de masas a la masa de medios. Pasamos del sistema media-c¨¦ntrico al yo-c¨¦ntrico, donde el individuo se transforma en un microorganismo al tener el poder de comunicarse, de intercambiar informaci¨®n, de redistribuir, de mezclar cosas, de hacer sus propios v¨ªdeos y colgarlos para que los vean miles de personas. El periodismo va a sobrevivir a eso, pero de una forma diferente. Cuanto antes pueda adaptarse, mejor.
Alves tiene un carrete que da gusto verlo. Arranca a hablar y emerge el conferenciante que habita en ¨¦l. Hombre inquieto, da la sensaci¨®n de que le incomoda un momento de silencio o un instante de inactividad. Es de los que no paran. Confiesa que siempre le gust¨® hacer varias cosas a la vez. "Siempre fui un workaholic [adicto al trabajo]", dice, y le brillan esos ojos negros y despiertos que tiene.
Su carrera como periodista arranca cargada de rimas. "Rosental, reportero policial de O Jornal, ?tudo legal? [?todo bien?]". Era su frase cuando hac¨ªa la ronda de llamadas a todos los distritos policiales de R¨ªo de Janeiro para ver c¨®mo andaba la cosa. As¨ª empez¨®, a los 16 a?os, de la mano de su primo, como reportero de sucesos del Jornal do Brasil. Ya por aquel entonces se tiraba horas y horas trabajando en el diario. Como periodista, ha pasado por todo. Fue corresponsal en M¨¦xico, donde escribi¨® sobre las redes del narcotr¨¢fico; fue corresponsal en Madrid, en el a?o 1978... Todo esto antes de abrazar la revoluci¨®n digital y empezar a recorrer mundo con su labor evangelizadora.
Se muestra muy esperanzado con la emergencia de nuevos microorganismos. Le interesa particularmente la fuerza que en Estados Unidos est¨¢ tomando el periodismo sin fines de lucro. Se?ala iniciativas online como la del Texas Tribune: preocupado por la ausencia de periodismo de investigaci¨®n, un mecenas puso un mill¨®n de d¨®lares -776.000 euros- sobre la mesa y recaud¨® otros tres millones m¨¢s -2,32 millones de euros-, adem¨¢s de conseguir contribuciones de m¨¢s de 1.500 personas que aportaron 90 d¨®lares -70 euros- de media cada una. Con ese capital, puso en marcha un equipo de primer nivel y cre¨® una unidad de periodismo caro y de calidad. "Este tipo de iniciativas complementar¨¢n al periodismo con fines de lucro en el nuevo ecosistema", asegura. Habla del Voice of San Diego, que cre¨® un brazo de periodismo de investigaci¨®n sin fines de lucro; y por supuesto, de Propublica, la exitosa iniciativa liderada por el ex Wall Street Journal Paul Steiger que se hizo con el ¨²ltimo Premio Pulitzer de periodismo de investigaci¨®n.
Tambi¨¦n conf¨ªa en las posibilidades del llamado data driven journalism, el periodismo que busca en grandes bases de datos. "El acceso instant¨¢neo a bases de datos, por ejemplo, de los gobiernos, nos permitir¨¢ ver c¨®mo es administrado el dinero p¨²blico", ilustra, "esa es una de las conquistas de la democracia moderna, y lo va a ser cada vez m¨¢s".
P. Los peri¨®dicos, en su gran mayor¨ªa, parecen replicar sus contenidos tradicionales en la Red, reproducen la l¨®gica del papel. Da la sensaci¨®n de que el lenguaje de Internet est¨¢ a¨²n por descubrir, que seguimos muy atados a la era Gutenberg.
R. S¨ª, el lenguaje de Internet est¨¢ por descubrir; o est¨¢ por juntar todo lo que se descubri¨®. Pero no son los periodistas los que van a descubrir el lenguaje de Internet, son los usuarios. En el sistema media-c¨¦ntrico del pasado, los descubrimientos los hac¨ªan los medios, que creaban productos y los probaban para ver si funcionaban o no. Ahora es la Red quien tiene el poder de la innovaci¨®n. Las empresas de comunicaci¨®n est¨¢n siguiendo a la gente, no es al rev¨¦s. Lo que se crea en las redes sociales, la producci¨®n de los aficionados, los blogs, determinan lo que est¨¢ por venir. La principal diferencia entre Google y los medios convencionales es que Google trabaja a partir de la perspectiva del usuario; y las empresas de medios trabajan desde la perspectiva de los productos. Dise?an productos y acuden al usuario para preguntarle: "?C¨®mo puedo mejorar mi producto?", en vez de ir directamente a ver qu¨¦ es lo que est¨¢ haciendo el usuario, c¨®mo reacciona, qu¨¦ produce y qu¨¦ consume. Es una l¨®gica nueva, y pienso que la innovaci¨®n y el nuevo lenguaje van a salir de all¨ª.
P. Crear redes sociales alrededor de los medios, como ha hecho EL PA?S, que acaba de poner a caminar su propia red social, Eskup, ?forma parte de esa nueva l¨®gica?
R. Claro que forma parte, es intentar adoptar esa l¨®gica. Pero, una vez m¨¢s, en eso, los medios llegamos tarde. V¨¦ase la fuerza que adquiere un medio como Twitter, y en lo que se ha convertido en dos o tres a?os. Los medios tradicionales van a seguir llegando tarde porque no consiguen romper la dificultad de la innovaci¨®n. En primer lugar, porque tienen muchos compromisos con el statu quo: la primera preocupaci¨®n de un peri¨®dico es no canibalizar el papel, por ejemplo. Eso supone una gran limitaci¨®n. ?Acaso es mejor que otros canibalicen en vez de canibalizarse uno mismo? Esta es la receta para un suicido: si alguien va a canibalizar tu producto, mejor que seas t¨² mismo el que lo haga. Los medios est¨¢n sufriendo los efectos de unas tecnolog¨ªas disruptivas, una ruptura tecnol¨®gica que afecta profundamente a su actividad. Es necesario tener una distancia para poder actuar con fuerza. Hace unos d¨ªas almorc¨¦ con el editor jefe de uno de los principales peri¨®dicos de Estados Unidos y le pregunt¨¦: "Cuando hablo con directores de medios de pa¨ªses donde a¨²n no se ha producido esa ruptura, ?qu¨¦ consejo deber¨ªa darles?". "Que crean, lo primero, en la web", me dijo. "Que no tarden tanto como nosotros en entender que el futuro es digital y que, aunque no haya ganancia ahora, es necesario aprovechar mientras todav¨ªa los medios tradicionales dan dinero para aplicar una parte sustancial de este dinero a los medios digitales. Que entiendan la tecnolog¨ªa y que tengan m¨¢s tecn¨®logos en el equipo".
P. ?Caminamos hacia un futuro de periodistas-programadores? La secci¨®n de tecnolog¨ªa de The New York Times tiene una gran reputaci¨®n por su equipo de programadores...
R. S¨ª, The New York Times tiene un equipo de 10 personas en el departamento de noticias interactivas. Todos muy j¨®venes, y la mayor¨ªa de ellos con formaci¨®n de programadores. Pero m¨¢s all¨¢ de eso, The New York Times es un peri¨®dico en el que, hace poco m¨¢s de un a?o, el editor jefe dijo: "Ya no somos m¨¢s una empresa de peri¨®dicos, somos una empresa de tecnolog¨ªa". Hay que entender que la revoluci¨®n digital est¨¢ transformando productos en plataformas. Un peri¨®dico es una plataforma digital. Y tiene que ser entendido de esta manera, como un autom¨®vil, que ya no es m¨¢s un auto, es una plataforma digital m¨®vil que transmite y recibe informaci¨®n todo el tiempo de forma digital. Ser¨¢ as¨ª cada vez m¨¢s, el auto va a manejarse a s¨ª mismo, apretaremos un bot¨®n y diremos: "Quiero ir a casa". Y el auto te llevar¨¢ a casa.
Queda tiempo para picar algo r¨¢pido antes de la conferencia y optamos por el buf¨¦ del hotel. Alves apuesta por un arroz con carne y espinacas. Acaba de empezar una dieta que le ha prescrito su m¨¦dico, pero llegados los postres, no puede sustraerse a los encantos de un delicioso pastel de nata. Cuenta que le inquietan los movimientos que hay en la Red dirigidos hacia el pago de contenidos. "Hay un peligro de que los a?os dorados de una web libre terminen", se lamenta.
Se muestra confiado con respecto a la publicidad: "En los pr¨®ximos tres a?os va a crecer la publicidad online. Se acaba la conspiraci¨®n de la publicidad barata en la Red. Online, se llega a m¨¢s gente", dice. Y se despide a lo grande: "Los medios tradicionales tienen que aparcar la arrogancia de las ¨²ltimas d¨¦cadas. La arrogancia del poder que da tener las llaves de la puerta. Los medios tienen que abrazar la revoluci¨®n digital y aceptar que los individuos se apoderen de la Red, intentar sobrevivir en el nuevo ecosistema. La informaci¨®n pasa a ser algo abierto, ya no es una informaci¨®n final, como antes, que se cierra y se publica. La informaci¨®n pasa a ser un proceso din¨¢mico en la b¨²squeda de la verdad".
De frente y perfil
? Rosental C. Alves, 'gur¨² digital', brasile?o, 58 a?os.
? Lleva a?os trabajando como consultor en medios de todo el mundo para asesorarles en su tr¨¢nsito hacia el mundo digital. Director del Knight Center for Journalism in The Americas en la Universidad de Tejas. Organiza en Austin el Simposio Internacional de Periodismo Online, foro en el que se analizan todas las ¨²ltimas tendencias.
? En vanguardia: cre¨® en 1991 el primer servicio de noticias online brasile?o para brokers y la primera edici¨®n digital de Jornal Do Brasil, del que form¨® parte como miembro del comit¨¦ directivo.
? Su pron¨®stico: La publicidad entrar¨¢ con fuerza en los medios digitales en los pr¨®ximos tres a?os e insuflar¨¢ el aire que necesitan.
? ?l: Tiene cuatro hijos y es un adicto al trabajo total: su tiempo libre lo dedica, dice, a navegar por Internet.
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