Urbanismo con bocadillos
Par¨ªs muestra el sorprendente di¨¢logo entre arquitectura e historieta
Como protagonistas o como simples decorados, las ciudades son parte integrante de los tebeos. Desde los superh¨¦roes neoyorquinos hasta las luces de Tokio, retratadas en numerosos mangas, pasando por el Par¨ªs de Tardi, el papel de la urbe en los tebeos es tal que la revista brit¨¢nica Architect's Journal hac¨ªa el a?o pasado el ranking de las ciudades de c¨®mic m¨¢s importantes. Mientras, los arquitectos se inspiran de los tebeos para dar forma a sus proyectos m¨¢s ut¨®picos. La Ciudad de la Arquitectura de Par¨ªs propone este verano un recorrido por este fruct¨ªfero y sorprendente di¨¢logo en su exposici¨®n Arquitectura y C¨®mic: la ciudad dibujada (Archi & BD: La Ville D¨¦ssin¨¦e).
"El tebeo es fundamentalmente urbano", explica en la presentaci¨®n de la exposici¨®n Jean-Marc Th¨¦venet, antiguo director del Festival de c¨®mic de Angulema y comisario de la muestra junto a Francis Rambert, director del Instituto Franc¨¦s de Arquitectura. La muestra recorre, a trav¨¦s de m¨¢s de 350 planchas, dibujos, v¨ªdeos y fotograf¨ªas de unos 150 autores las influencias cruzadas entre el tebeo y la arquitectura.
Nueva York es, a principios del siglo XX, la primera gran ciudad del c¨®mic
La exposici¨®n se abre con un homenaje a Winsor McCay y al mundo on¨ªrico de Sumberland por el que se mueve su personaje Little Nemo. Como las de McCay, las primeras planchas importantes se publican en los suplementos dominicales neoyorquinos de principios del siglo XX, por lo que Nueva York se convierte en la primera gran ciudad del c¨®mic. Los rascacielos y los edificios en construcci¨®n de la Gran Manzana, entonces en plena ebullici¨®n, s¨ªmbolo de la modernidad y del sue?o americano, sirven de tel¨®n de fondo a las aventuras de cl¨¢sicos como Bringing Up Fathers de George McManus o The Yellow Kid de Richard Felton Outcault.
A partir de ah¨ª, superh¨¦roes como Spider Man y algunos "h¨¦roes cotidianos" escogieron domicilio en la ciudad de los rascacielos. Los autores europeos tambi¨¦n cruzaron el charco con m¨¢s o menos ¨¦xito, mientras que otros lo hicieron con sus personajes, como Tint¨ªn, del belga Herg¨¦. Otros, quiz¨¢s para facilitar la identificaci¨®n a medida que el tebeo se popularizaba m¨¢s all¨¢ de Nueva York, prefirieron recrearse en ciudades ficticias que son ya casi tan conocidas como sus ilustres habitantes: el caso de la m¨ªtica Gotham de Batman o la Metr¨®polis de Superman.
El foco de la muestra se desplaza a Europa en los a?os 50 y 60, coincidiendo con la exposici¨®n universal de Bruselas de 1958. Es el periodo dorado del tebeo belga, con la internacionalizaci¨®n de las revistas de Spirou y de Tint¨ªn y el triunfo del estilo m¨¢s depurado introducido por Herg¨¦. Desde los ochenta, llegan con fuerza los retratos asi¨¢ticos, con Tokio como ciudad de referencia, pero tambi¨¦n Pek¨ªn y las grandes metr¨®polis chinas. Si el tebeo se nutre de la ciudad, hay que esperar la d¨¦cada de los setenta para que aparezcan claramente las primeras muestras de la influencia del c¨®mic sobre la arquitectura. Ocurre con el nacimiento del grupo ingl¨¦s Archigram, inspirado por el movimiento pop art y que imitan la est¨¦tica de los superh¨¦roes estadounidenses de Marvel Comic en la portada sus revistas.
Entre los proyectos arquitect¨®nicos inspirados en el tebeo cabe destacar los dibujos futuristas de Antonio Sant'Elia, la maqueta de ciudad nueva de Aldo Rossi o un proyecto de Jean Nouvel presentado por autores de c¨®mic. Aunque quiz¨¢s donde queda m¨¢s patente el cruce entre ambas disciplinas sea el Museo Herg¨¦, el primero dedicado enteramente a un dibujante, en un impresionante edificio ideado por el franc¨¦s Christian de Portzamprac.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.