La resistencia de Mauritania demor¨® la liberaci¨®n
Abdelaziz dificult¨® la excarcelaci¨®n de un preso tras el pago del rescate
El secuestro de Roque Pascual y de Albert Vilalta ha sido el m¨¢s largo de la historia del Sahel. Su duraci¨®n ha superado incluso la del cautiverio del matrimonio austriaco compuesto por Wolfgang Ebner y Andrea Kloiber al que Al Qaeda apres¨®, en el sureste de T¨²nez, en febrero de 2008 y al que solo solt¨® ocho meses despu¨¦s.
Se ha alargado tanto no por culpa de un problema de dinero. El Gobierno espa?ol, como todos los dem¨¢s europeos -excepto el brit¨¢nico-, no puso reparos en pagar el millonario rescate que reclamaban los terroristas.
Si ambos voluntarios han permanecido tanto tiempo secuestrados es, primero, porque se ha tardado en satisfacer la exigencia de Al Qaeda, formulada el 8 de diciembre en un comunicado, de liberar a un pu?ado de reos islamistas. Tras la excarcelaci¨®n, en febrero, de cuatro barbudos en Mal¨ª a cambio de la libertad del reh¨¦n franc¨¦s Pierre Camatte, el argelino Mokhtar Belmokhtar, el cabecilla terrorista en cuyo poder estaban los dos catalanes, hizo a¨²n m¨¢s hincapi¨¦ en sacar a algunos de sus correligionarios de la c¨¢rcel central de Nuakchot.
El mediador ha sido un mauritano, asesor del presidente de Burkina Faso
El Gobierno, como los dem¨¢s de la UE salvo el brit¨¢nico, acept¨® pagar
Pero la aspiraci¨®n de Belmokhtar se top¨® con la dureza del presidente de Mauritania, el general Mohamed Ould Abdelaziz, que desde su llegada al poder en 2008 est¨¢ empe?ado en ser el adalid de la lucha antiterrorista en el Sahel. Por eso llam¨® a consultas a su embajador en Bamako cuando fueron liberados los cuatro reos, uno de ellos mauritano, y por eso anim¨® en julio a Francia a atacar juntos en el norte de Mal¨ª un campamento de Al Qaeda.
Atendiendo a las exigencias de Belmokhtar, el director del CNI, F¨¦lix Sanz Rold¨¢n, primero, y despu¨¦s el ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, solicitaron en julio a Abdelaziz la puesta en libertad de Tagui Ould Youssef, un mauritano que fue a?os atr¨¢s el brazo derecho del terrorista argelino. Pese a que Espa?a es, despu¨¦s de Francia, el primer socio de Mauritania, Abdelaziz no cedi¨®.
Casi tres meses despu¨¦s dio su brazo a torcer, pero tratando de salvar la cara. Acept¨® entregar a Omar Saharaui, el hombre que plane¨® el secuestro de los tres espa?oles, a su vecino Mal¨ª para que el presidente maliense, Amadou Toumani Tour¨¦, liberase a este mercenario que trabaj¨® por encargo de Al Qaeda. As¨ª Abdelaziz podr¨¢ seguir present¨¢ndose como el m¨¢s firme adversario de los terroristas.
El mediador en el secuestro, Mustaf¨¢ Chafi, es mauritano aunque asesora al presidente de Burkina Faso. Chafi es un ac¨¦rrimo adversario del r¨¦gimen del presidente Abdelaziz, al que critica sin tapujos en la prensa.
Esa enemistad manifiesta hizo temer al Gobierno que una de las razones de la inflexibilidad de Abdelaziz fuese el querer evitar hacer un favor a su detractor. La preocupaci¨®n gubernamental lleg¨® a o¨ªdos del mediador, que se ofreci¨® a retirarse. Sus interlocutores espa?oles le pidieron que continuara su tarea, pero examinaron abrir otras v¨ªas de contacto con los terroristas. No dieron resultado. Chafi sigui¨® adelante con su labor de buenos oficios.
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