Galicia en red
En la definici¨®n de estrategias como pa¨ªs, Galicia tiene dos problemas: la dispersi¨®n poblacional y la relevancia de los localismos frente a las visiones de conjunto. En cuanto a la dispersi¨®n poblacional, me refiero no s¨®lo al elevado n¨²mero de n¨²cleos de poblaci¨®n. Tambi¨¦n es dispersi¨®n la existencia de siete ciudades sin una jerarqu¨ªa clara; en particular, entre la capital y las dos ¨¢reas metropolitanas, encabezadas por A Coru?a y Vigo. No es lo habitual en el mapa auton¨®mico espa?ol, ni el regional portugu¨¦s; sobre todo teniendo en cuenta que Galicia no llega a los tres millones de habitantes.
Sin jerarqu¨ªa urbana clara, s¨®lo queda el camino de la cooperaci¨®n y la especializaci¨®n cuando se trata de apuestas estrat¨¦gicas globales. Es evidente que no existe ning¨²n problema en duplicar, triplicar septuplicar algunos equipamientos y ofertas de proximidad. Precisamente un fin principal de las ciudades es la prestaci¨®n de esos servicios.
Es preferible que cada ciudad sea buena en una cosa a que las siete sean mediocres en todo
Lo dif¨ªcil surge cuando nos referimos a esas otras apuestas que por su coste y por la necesidad de aprovecharse de ciertas econom¨ªas de escala y aglomeraci¨®n es necesario optar por una ubicaci¨®n u otra en el territorio gallego, de forma que el servicio se preste de forma centralizada. Entonces se abona el terreno para las visiones parciales y localistas, que pretenden convertir su espacio en el centro de Galicia en todo. Parafraseando el Antiguo Testamento, en el l¨ªmite parecen estar siempre dispuestos a aceptar la propuesta del rey Salom¨®n: "Partid [el proyecto] en dos, y dad la mitad a una y la otra mitad a la otra".
Debemos esforzarnos en combatir estas l¨®gicas combinando instrumentos, planificaci¨®n, y discursos. El instrumento fundamental es el tren. La dr¨¢stica reducci¨®n de tiempos de viaje entre las siete ciudades gallegas va a compactar Galicia de forma extraordinaria. Cuando est¨¦ a pleno rendimiento, los tiempos de viaje ser¨¢n menores de los que se emplean en las grandes aglomeraciones urbanas (¨¢reas metropolitanas de Madrid, Barcelona, Par¨ªs, Londres...). La clave estar¨¢ en las estaciones intermodales (bus-tren) y la calidad (frecuencia, limpieza, congesti¨®n, precio) de los servicios p¨²blicos de transporte desde todos los municipios de la primera y segunda corona urbanas a esas estaciones centrales.
El plan es responsabilidad principal de la Xunta. Hay que tener claro que el futuro socioecon¨®mico para territorios peque?os y que no quieren jugar la estrategia china de los costes m¨ªnimos est¨¢ en la especializaci¨®n y la excelencia. Hay que hacer apuestas selectivas, incompatibles con la replicaci¨®n de titulaciones en los campus universitarios, de proyectos de aeropuertos internacionales, de museos, de autoridades portuarias, de zoos, ?de clubes de baloncesto con aspiraci¨®n de jugar en ACB?... Las ciudades y las propias universidades deben caminar hacia una especializaci¨®n que combine ofertas. Es preferible que cada ciudad sea buena en una cosa (y Galicia lo sea entonces en siete) que las siete ciudades sean mediocres en todo.
En cuanto al discurso, es responsabilidad primera de partidos pol¨ªticos, sindicatos y organizaciones empresariales que los posicionamientos locales se integren en un enfoque global coherente. No puede ser que, de forma sistem¨¢tica, los enfoques locales predominen sobre los auton¨®micos en el seno de organizaciones de ¨¢mbito gallego. Lo ocurrido con las cajas y la actual pol¨¦mica sobre las facultades de medicina son ejemplos palmarios.
Bien es verdad que en muchas ocasiones esos responsables pol¨ªticos y sociales son rehenes de las percepciones ciudadanas y que ir en contra de ellas supone un coste pol¨ªtico no siempre f¨¢cil de asumir para cargos sometidos a elecci¨®n. Por eso ser¨ªa fundamental que los principales moldeadores de la opini¨®n p¨²blica, los medios de comunicaci¨®n, participasen en esa estrategia de elaboraci¨®n de un discurso global, en el que la defensa de lo local respondiese a un plan coherente para el conjunto de los ciudadanos gallegos. Pero, para ello, hay que contar con un buen plan que los convenza.
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