Berna, una f¨®rmula magistral
Albert Einstein vivi¨® siete a?os en la capital suiza y su casa es hoy un museo. La ruta sigue por once fuentes monumentales, un reloj astron¨®mico y el Centro Paul Klee, en un sinuoso edificio de Renzo Piano
Agua y osos. Ese ser¨ªa un resumen muy apresurado de Berna . Osos porque, seg¨²n la leyenda, el duque Bertoldo V de Z?hringen, fundador de la ciudad, la bautiz¨® despu¨¦s de haber cazado a un oso (b?r en alem¨¢n). En la regi¨®n hubo osos durante siglos, y a¨²n se pueden ver, a modo de reclamo tur¨ªstico, en la fosa de los osos (B?rengraben). Y agua, porque el trazado del centro hist¨®rico (patrimonio mundial de la Unesco) est¨¢ recogido por un meandro del verd¨ªsimo r¨ªo Aar y sus calles est¨¢n salpicadas por once art¨ªsticas fuentes del siglo XVI (?con agua potable!). En la apacible capital suiza (unos 130.000 habitantes) se suceden las sorpresas como el museo de Albert Einstein, en la casa donde el f¨ªsico vivi¨® aquel annus mirabilis (1905), cuando sent¨® las bases de su teor¨ªa de la relatividad. O el centro dedicado a Paul Klee, en un edificio de Renzo Piano tan ondulante como el paisaje que lo rodea.
08.00 Con premio
El coqueto aeropuerto, rodeado de monta?as (s¨ª, esto es Suiza), es el m¨¢s peque?o del pa¨ªs; as¨ª las maletas llegan a la par que el viajero. Hay vuelos directos desde Barcelona con Sky Work Airlines (www.skywork-airlines.ch). Cada hora, un autob¨²s conecta con Hauptbahnhof
(1), la estaci¨®n central. Proyectada por el equipo Atelier 5, en su interior se pueden cambiar euros (un euro equivale a 1,30 francos suizos). Desde ah¨ª, un ascensor lleva a la terraza de la Universidad (2), galardonada con varios premios ambientales. El edificio de la Facultad de Teolog¨ªa, por ejemplo, reutiliza las instalaciones de una vieja f¨¢brica de chocolate. Lo mejor, las vistas.
09.00 Paseo y compras
A pocos pasos de la estaci¨®n se encuentra el solemne edificio del Bundeshaus (3) (Bundesplatz, 3; abre de lunes a viernes, de 9.00 a 15.00; entrada gratuita; www.parlament.ch), sede del Gobierno suizo en un palacio neorrenacentista. El casco hist¨®rico invita al paseo, a detenerse delante de sus edificios. Ojo con los silenciosos tranv¨ªas. Unas l¨ªneas pintadas en el empedrado delimitan la zona segura, pegada a los soportales. Las arcadas, llamadas lauben, empiezan en la Marktgasse (4), se prolongan m¨¢s de seis kil¨®metros y dibujan un largo circuito comercial.
11.00 El ogro comeni?os
Ni una, ni dos, ni cinco. Once fuentes del siglo XVI, a cada cual m¨¢s original, engalanan el centro de la ciudad. Construidas en piedra y bronce, sorprenden por sus colores y diversos motivos: el b¨ªblico Sans¨®n descerrajando las quijadas a un le¨®n; un soldado en pose de revista; un cazador; una representaci¨®n de la justicia, balanza en mano; o la m¨¢s famosa e inquietante: la Kindlifresser (5). La fuente del ogro comeni?os representa a uno de estos personajes de cuento infantil... zamp¨¢ndose a un pu?ado de chavales.
13.00 Concubinas en el reloj
La Torre del Reloj, el edificio emblema de Berna, merece una parada. Se llama Zytgloggeturm (6) (Bim Zytglogge, 5; tour diario a las 14.30; 12 francos; www.zeitglockenturm.ch) y hac¨ªa las veces de prisi¨®n; incluso cuentan que fue hogar para las concubinas del clero hasta que, despu¨¦s del incendio de 1405, se convirti¨® en campanario. M¨¢s de un siglo despu¨¦s, el maestro relojero Kasper Bruner se encerr¨® en la torre (un prisionero del tiempo, se podr¨ªa decir con justicia) con la misi¨®n de crear un reloj ¨²nico. Y vaya si lo consigui¨®. Este ingenioso mecanismo no se limita a dar la hora. Qu¨¦ va. Adem¨¢s representa un teatrillo medieval: un gallo canta tres veces mientras un buf¨®n toca las campanas y un desfile de osos gira a los pies de una representaci¨®n de Cronos, dios del tiempo, que hace girar el reloj de arena que porta en una mano. Abandonando la torre aparece la catedral de St. Vinzenz (7) (M¨¹nsterplatz, 1; de 10.00 a 17.00; torre, hasta 16.30; 3 euros; www.bernermuenster.ch), de estilo g¨®tico tard¨ªo alem¨¢n. Con 100 metros de altura, es el edificio eclesi¨¢stico m¨¢s alto de Suiza. Llama la atenci¨®n su p¨®rtico, con una representaci¨®n del juicio final: los puros suben al cielo acompa?ados por el hilo musical de los ¨¢ngeles; los pecadores sufren un rosario de penurias infligidas por feos demonios.
14.00 Donde viven los bohemios
A pie de la catedral, y estirado a orillas del Aar, est¨¢ el barrio de Matte (8), el m¨¢s antiguo de la ciudad y el m¨¢s pintoresco. Para acceder a ¨¦l, lo mejor es coger el Senkeltram, el tranv¨ªa m¨¢s empinado del mundo seg¨²n los lugare?os. Un ascensor, en realidad. Antiguamente, aqu¨ª viv¨ªan los artesanos. Hoy es el barrio bohemio, el favorito de los artistas. En la otra orilla del r¨ªo, el moderno restaurante Schwellenm?tteli (9) (Dalmaziquai, 11; www.schwellenmaetteli.ch ) permite recuperar fuerzas lejos del bullicio de los turistas.
16.00 Ciencia y chocolate
De vuelta al centro, parada corta en el 49 de la calle Kramgasse. Es la casa museo de Albert Einstein (10) (de 10.00 a 17.00; 6 francos; www.einstein-bern.ch). Esta fue una de las casas donde el cient¨ªfico vivi¨® durante los siete a?os que pas¨® en Berna y trabaj¨® en la oficina de patentes (bueno, en realidad trabaj¨® en su teor¨ªa de la relatividad). Dejando la f¨ªsica, proseguimos hasta el puente de Nydegg, desde el cual se contemplan los osos del foso B?rengraben (www.baerenpark-bern.ch). Y de ah¨ª, una empinad¨ªsima pendiente termina en el Rosengarten (11) (Alter Aargauerstalden, 31) o jard¨ªn de rosas. Desde aqu¨ª se encuadra el meandro del r¨ªo que sale en las postales de la ciudad, con los Alpes perfilados al fondo. Momento para un chocolate en el restaurante del jard¨ªn (www.rosengarten.be).
18.00 Bajo la hierba
Ah, la bajada, ya se sabe, es mucho m¨¢s ¨¢gil. El bus 12 (para en el puente Nydegg) termina en el Zentrum Paul Klee (12) (Monument im Fruchtland, 3; de martes a domingo, de 10.00 a 17.00; 25 francos; www.zpk.org), donde se encuentra la colecci¨®n de obras m¨¢s importante del artista.
Es toda una experiencia contemplar el ondulante edificio de metal y cristal, proyectado por el italiano Renzo Piano, semienterrado en la colina, fusion¨¢ndose con ella, cubierto de hierba. Hasta el 26 de septiembre se puede indagar en la relaci¨®n entre Picasso y Klee en una muestra temporal.
20.00 Cerveza para dejarse ver
Y de nuevo en el casco hist¨®rico, es hora de una cerveza en la Kornhausplatz - M, donde los berneses acuden para ver y dejarse ver. Aqu¨ª se puede degustar la gastronom¨ªa suiza en Anker Berna (14) (Kornhausplatz, 16; www.roeschti.ch). ?El plato local? Berner plat: un potente cocido con carnes, col y patata. Otra opci¨®n es Klotzlikeller (15) (Gerechtigkeitsgasse, 62). Si despu¨¦s apetece algo de marcha, Liquid Club (16) (Genfergasse, 10; www.liquid-bern.ch).
? Josan Hatero (Barcelona, 1970) es autor del libro de relatos La piel afilada (Alfaguara).
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