Rehabilitado, peleo por mis hijos
Toxic¨®manos que perdieron la tutela de sus ni?os luchan en los tribunales por recuperarlos tras superar la dependencia - El temor es la reca¨ªda
Ante ella uno siente lo mismo que los cr¨ªticos musicales frente a Lola Flores. Susana es fuego, y as¨ª se pone a hablar: "El primer d¨ªa par¨ª, el segundo di de mamar al beb¨¦ pero al tercer d¨ªa me lo arrancaron de los brazos. Llor¨¦, patale¨¦, grit¨¦. No sirvi¨® de nada". Quienes se marchaban por el pasillo del hospital materno infantil de M¨¢laga con el ni?o reci¨¦n nacido en brazos eran t¨¦cnicos de la Junta de Andaluc¨ªa alertados porque los m¨¦dicos hab¨ªan encontrado restos de hero¨ªna en la sangre de la madre.
En el ¨²ltimo c¨®mputo que existe sobre las tutelas se asegura que 43.292 menores en Espa?a tienen alguna medida de protecci¨®n. De esas miles de historias muchas est¨¢n relacionadas con el mundo de la droga. Padres y madres toxic¨®manos a los que no se les considera aptos para cuidar a un hijo. Una sentencia reciente del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, que condenaba a la Generalitat a pagar cerca de un mill¨®n de euros a una pareja en rehabilitaci¨®n a la que le quitaron un hijo y lo dieron en adopci¨®n, ha abierto la puerta a un sinf¨ªn de casos parecidos que hasta ahora estaban olvidados.
Susana: "Un d¨ªa par¨ª, el segundo le di de mamar y el tercero se lo llevaron"
"El bien es el del menor. Muchos vuelven a la droga", avisa una experta
El calvario de Susana, nombre ficticio, continu¨® a las puertas del hospital. All¨ª pas¨® tres noches durmiendo, en el suelo. A¨²n no cre¨ªa lo que acababa de pasarle. Harta y sola -su marido estaba en la c¨¢rcel por trapichear-, cogi¨® un autob¨²s y se fue a la playa, donde estuvo una semana consumiendo. "Eso me hizo olvidar todo, me quit¨® el dolor, pero de repente vi mi propia vida como una pel¨ªcula. Fue una sensaci¨®n extra?a. Dije adi¨®s muy buenas a los que estaban conmigo y llam¨¦ a mi familia. Quer¨ªa volver a ser persona", narra. Pas¨® el mono al cuidado de unas monjas adoratrices y cada martes acud¨ªa a ver a su hijo a un centro de menores. Uno de esos d¨ªas fue y no lo encontr¨®. Lo hab¨ªan dado en r¨¦gimen de acogimiento a una pareja que no pod¨ªa tener hijos. Lo acababa de perder.
Mar¨ªa del Carmen Serrano, pedagoga y coordinadora del trabajo en prisi¨®n de Proyecto Hombre, ha visto decenas de casos como el de Susana y comenta que el procedimiento habitual es comprobar si los toxic¨®manos est¨¢n rehabilitados. Si lo est¨¢n les dejan con el ni?o, si no, se lo quitan. No hay un punto intermedio, y es ah¨ª donde ella ve el fallo. "Hay que hacer un seguimiento. El que est¨¦ bien hoy puede no estarlo ma?ana o al rev¨¦s. Solo se tiene en cuenta el momento en el que se toma la decisi¨®n, cuando obviamente estos casos necesitan una continua evaluaci¨®n".
Tras las rejas no son pocos los que viven esta situaci¨®n. Antonio Luis J. R., estuvo preso en la c¨¢rcel de Albolote, en Granada. Tiene 37 a?os.
"Le pido al juez que me devuelvan a mi hijo. Soy otra persona, estoy rehabilitado". Esas son las palabras que hizo llegar a este peri¨®dico a trav¨¦s de su abogada de oficio, Josefina D¨ªaz. La Junta comprob¨® que su hijo estaba en desamparo: ¨¦l estaba preso, la madre del ni?o tambi¨¦n era consumidora y la abuela sufr¨ªa una enfermedad degenerativa. Por todo ello se decidi¨® a dar al menor, de siete a?os, en acogimiento familiar, un r¨¦gimen que con el tiempo puede derivar en una adopci¨®n definitiva.
Esa lucha para paralizar el proceso es la que lleva a cabo Antonio Luis, pero el tiempo corre en su contra. Est¨¢ parcialmente rehabilitado, seg¨²n los informes de sus terapeutas que le ayudan a rehabilitarse en la prisi¨®n. Durante a?os fue drogadicto, se dedic¨® a delinquir, a vivir por esos barrios donde la vida no vale mucho, pero ahora, a?os despu¨¦s, es un preso modelo. No importa, en cambio. La maquinaria para que den su hijo en adopci¨®n sigue su curso. Antonio Luis, por ahora, se ha opuesto a la resoluci¨®n de la Junta, est¨¢ en r¨¦gimen de tercer grado, semilibertad, y buscar un trabajo. "As¨ª todo ser¨ªa diferente", dice su abogada, "est¨¢ luchando mucho por su hijo y tiene que convencer al juez de que puede hacerse cargo de ¨¦l. Conf¨ªo en que lo consiga, se lo merece". Est¨¢ por ver qu¨¦ ocurrir¨¢ finalmente.
Andaluc¨ªa y Madrid, por ejemplo, tienen m¨¢s de 5.000 menores bajo tutela. Es imposible saber cu¨¢ntos est¨¢n relacionadas con el mundo de la droga, pero los expertos calculan que son un buen n¨²mero de casos. Una miembro de la comisi¨®n de tutelas de la Comunidad de Madrid explica que en los casos de padres drogodependientes su trabajo consiste en hacer prevalecer el bienestar de los ni?os. "Quitarles el hijo siempre es una decisi¨®n dif¨ªcil, pero si no ejercen como tal hay que hacerlo", cuenta. No obstante, en primer lugar se buscan familiares pr¨®ximos, como t¨ªos o abuelos, que se puedan hacer cargo del menor. Si eso falla, se recurre al acogimiento. "En ese tiempo, se valora que entren en tratamiento. El problema es que muchos dicen que s¨ª, que lo van a hacer, pero acaban volviendo al mundo de la droga. Es un tema muy complejo".
Recuperar a un hijo puede ser una buena excusa para salir de la droga. As¨ª lo hizo Susana, a la que el proceso de perder al suyo le parece ahora una pesadilla lejana. Ella luch¨®. Despu¨¦s de un sinf¨ªn de recursos en los juzgados y ante la comisi¨®n de tutela logr¨® que le devolviesen al suyo. Es una madre feliz que aparece en las fotos de una red social celebrando el cumplea?os de su "peque?o", como a¨²n le llama, a pesar de que el chico es ya un adolescente. "Yo lo consegu¨ª, recuper¨¦ a mi hijo luchando con todas mis fuerzas, pasando un s¨ªndrome de abstinencia brutal. ?Por qu¨¦ no lo puede hacer todo el mundo? Hay que pelear hasta el final".
Una sentencia hist¨®rica
El beb¨¦ naci¨® en un parto en casa pero fue necesario hospitalizarlo por el s¨ªndrome de abstinencia que presentaba. Era diciembre del 2000. La madre, de 25 a?os, tard¨® 10 d¨ªas en ir a verlo al hospital. El padre estaba en prisi¨®n. La administraci¨®n se puso en contacto con la abuela materna, quien dijo que ya cuidaba de otro peque?o nacido en id¨¦nticas condiciones y que su hija era adicta desde los 13. La abuela paterna tampoco pod¨ªa.
Los padres biol¨®gicos, finalmente, ingresaron voluntariamente en un centro de desintoxicaci¨®n. Entonces, la Generalitat calific¨® su estado de "extrema fragilidad" y sin posibilidad de recuperaci¨®n. El peque?o fue dado en acogimiento y finalmente en adopci¨®n a otra familia. Diez a?os despu¨¦s, el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a ha condenado a la administraci¨®n a pagar 980.000 euros a los padres por no haber tenido en cuenta los avances en su tratamiento. De todos modos, nunca podr¨¢n recuperar a su hijo.
La sentencia es hist¨®rica. Pocas familias en esta situaci¨®n han llevado su caso a los tribunales. Al a?o de perder al hijo, los padres comunicaron que estaban ingresados en dos centros de rehabilitaci¨®n distintos. Hab¨ªan superado la primera fase del tratamiento. Bienestar Social, sin embargo, emiti¨® dos informes en los que hablaba de los trastornos del menor al recibir sus visitas. En 2004, la Audiencia de Barcelona desestim¨® un recurso de los padres contra la adopci¨®n. Aunque admit¨ªa que la administraci¨®n "actu¨® con excesiva celeridad, sin datos objetivos de valoraci¨®n y con el prejuicio m¨¢s absoluto de que se trataba de dos progenitores drogadictos de muy larga duraci¨®n y sin posibilidad razonable de rehabilitaci¨®n". El TSJC considera ahora que en todo el proceso se ignor¨® la desintoxicaci¨®n de los padres y la reestructuraci¨®n familiar.
Tras la resoluci¨®n judicial la pareja no ha querido hablar, a pesar de que decenas de medios de comunicaci¨®n lo han intentado. El dolor por la perdida de su hijo quiz¨¢ nunca podr¨¢ ser compensado.
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