"Es el final de ETA, a la que le queda un a?o escaso"
Con un tanque frente a su despacho del juzgado de Alcoy, Juan Alberto Belloch vive las tensas y largas horas del singular intento de golpe de Estado del 23-F en esa localidad alicantina. Pasado el susto, mes y medio m¨¢s tarde es ascendido a magistrado y le toca un Juzgado de lo Penal, entonces de Instrucci¨®n, en Bilbao. En aquel momento, la ley permit¨ªa a los jueces concursar e inmediatamente volver a su lugar de origen. Con ello, el Pa¨ªs Vasco llevaba a?os sin tener ning¨²n juez pr¨¢cticamente estable, porque los nombrados no se atrev¨ªan a instalarse con su familia. "Era como ir a la mili. Los jueces se concentraban en pisos de solteros a la espera del siguiente concurso. Por cierto, cuando fui ministro cambie la ley", apunta ahora Belloch.
"Intentamos negociar con ETA como todos y fracasamos como todos"
"Los asesinos de Tom¨¢s y Valiente no ten¨ªan ni idea de qui¨¦n era su v¨ªctima"
"La Ertzaintza era manifiestamente muy blanda con la 'kale borroka"
"Era necesario que desaparecieran mitos como que solo puede gobernar el PNV"
" A mi me gustar¨ªa mucho m¨¢s un Gobierno entre el PSE y el PNV"
"Azkuna es uno de los personajes m¨¢s interesantes de todo el municipalismo"
"Vengo de Euskadiko Ezkerra y mi referente real es Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s"
"Desde el Poder Judicial se miraba a Euskadi como tierra abandonada"
"El PNV har¨ªa hoy casi igual pol¨ªtica que el PSE. No hay mucho margen"
Esa primavera de 1981, con 30 a?os reci¨¦n cumplidos, Juan Alberto Belloch llega a Bilbao, a la calle Ledesma, a dos pasos de la Gran V¨ªa, y se instala en uno de esos pisos, en el que resid¨ªan otros cuatro jueces. Deja la maleta en su habitaci¨®n y se asoma al balc¨®n. Dos de sus compa?eros se abalanzan entonces sobre ¨¦l, le empujan y le apartan de la ventana, asegurando que con un rifle desde una azotea o desde el monte Artxanda le pueden matar. Ese ser¨¢ su primer contacto con la Euskadi real.
Un mes despu¨¦s, pide en concurso un puesto en la Audiencia de Bilbao y remite su solicitud al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), con la idea firme de quedarse en la capital vizca¨ªna. Es un prop¨®sito que tambi¨¦n suscriben entonces C¨¢ndido Conde-Pumpido, actual fiscal general del Estado, y Joaqu¨ªn Gim¨¦nez, hoy magistrado del Tribunal Supremo. Ser¨¢n los tres primeros magistrados llegados de otras comunidades en querer afincarse en Bilbao o San Sebasti¨¢n. "Ese era el clima real, y desde el Poder Judicial, desde el punto de vista judicial, se miraba a Euskadi como tierra abandonada. Se renunciaba a tener jueces all¨ª", recuerda el hoy alcalde de Zaragoza. "Nuestra entrada fue un tanto intempestiva. A nuestra decisi¨®n firme se adhieren m¨¢s personas, entre ellas un juez gallego, Luciano Varela, muy famoso ¨²ltimamente".
Se va rompiendo la din¨¢mica y m¨¢s o menos se logra normalizar la situaci¨®n. Los cuatro primeros en quedarse deciden impulsar la asociaci¨®n progresista Jueces para la Democracia y la crean precisamente en Bilbao, con el prop¨®sito fundamental de lograr que el Poder Judicial sea visible tambi¨¦n en Euskadi.
Quieren llevar la Constituci¨®n a la interpretaci¨®n de las leyes, sobre todo en el ¨¢mbito penal, para declarar inaplicables aquellas heredadas de la dictadura que no han sido derogadas expresamente.
"Creo que hicimos un buen trabajo, y la prueba del nueve para m¨ª es el hecho poco conocido de un acuerdo del Parlamento vasco, de todos los grupos pol¨ªticos, apoyando a los jueces, especialmente a tres de aquella ¨¦poca [1985], que ¨¦ramos Isabel Huertas, Joaqu¨ªn Gim¨¦nez y yo", rememora Belloch. "Por cierto, tambi¨¦n fuimos muy criticados por algunos medios de comunicaci¨®n, como Cambio 16, por cometer 'la osad¨ªa' de abrir juicios por torturas y por las primeras condenas por malos tratos en el Pa¨ªs Vasco. No nos lo perdonaron algunos, los PJ [por Pedro J. Ram¨ªrez, actual director de El Mundo] y otros que jaleaban a los GAL y cre¨ªan inadmisible nuestra postura como jueces".
Adem¨¢s de mantener una postura firme frente a los malos tratos, estos magistrados elaboraron sentencias "muy interesantes", como considerar que entre c¨®nyuges pod¨ªa producirse una violaci¨®n, algo que negaban todos los tratadistas de Derecho Penal, pero que confirm¨® el Supremo, sentando jurisprudencia. O la aplicaci¨®n del estado de necesidad a las abortistas, entonces un proceso absolutamente espectacular. Todo ello anticipaba la reforma del C¨®digo Penal que se aprob¨® posteriormente.
"Otro modo de trabajar en el Pa¨ªs Vasco fue creando la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos en Euskadi, de la que fui un tiempo presidente, y en la que colabor¨® much¨ªsimo Juan Luis Ibarra, el actual presidente del Tribunal Superior vasco. De las cosas que m¨¢s me enorgullezco, es que le convenc¨ª para que optara a ser magistrado profesional. La verdad es que es un tipo formidable, al igual que Jos¨¦ Luis Zalbide. Los dos fueron el alma de la asociaci¨®n. Les tengo mucho aprecio, y respeto", recalca.
En esa ¨¦poca, Belloch es nombrado delegado del Consejo General del Poder Judicial para el Pa¨ªs Vasco. Lleva escolta y tiene un referente muy claro: "Yo vengo de Euskadiko Ezkerra, y, aunque no podemos pertenecer a partidos pol¨ªticos, lo cierto es que yo era admirador de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s desde siempre, como amigo personal de mi familia, desde cuando mi padre fue gobernador civil de Guip¨²zcoa. Bandr¨¦s era el mejor amigo de mi padre, que era un hombre abierto y de bien, y que trataba de hacer la transici¨®n democr¨¢tica como mejor se pudiera", apunta. "Juan Mari es el referente real, y nada m¨¢s llegar a Euskadi yo me pongo a su disposici¨®n. De hecho, ya voy a los congresos de Euskadiko Ezkerra como invitado y les ayudo como asesor en temas penales. Entro en contacto con toda esa gente, como Mario Onaindia. Son mis amigos, con los que me relaciono", prosigue.
"De alguna forma, todos los que en Barcelona est¨¢bamos en el PSUC, en el Pa¨ªs Vasco nos acercamos a Euskadiko, un socialismo democr¨¢tico, no comunista, y no al PSOE, entonces tan napole¨®nico, tan centralista que no era exactamente nuestro modelo. En esa ¨¦poca ese es mi mundo, y mis compa?eros, como el juez Jos¨¦ Mar¨ªa Lid¨®n, pero tambi¨¦n mi amigo ¨ªntimo Juan Daniel Barandiar¨¢n, aunque de EA y muchos a?os alcalde de Zaratamo", incide.
Belloch se mueve en ambientes distintos: en partidos pol¨ªticos, obviamente con sus preferencias -siempre vota a Euskadiko Ezkerra, "lo que no hace mucha gracia a los responsables del PSOE"-, como tambi¨¦n en el mundo nacionalista democr¨¢tico, moderado o independentista o en el mundo del centro derecha liberal, y en todas las instituciones. Aunque esa d¨¦cada de 1981 a 1991 fue dur¨ªsima, Belloch reconoce hoy que los mejores a?os de su vida fueron los que vivi¨® en Bilbao y los 10 que lleva en Zaragoza como alcalde. "La ¨¦poca que no disfrute nada fue la de Madrid".
- ?Cu¨¢l fue su relaci¨®n con el PNV y sus dirigentes en esos a?os dif¨ªciles?
- "En aquella ¨¦poca decir PNV era decir Arzalluz. Los dem¨¢s eran peones. Con el PNV me llev¨¦ extraordinariamente bien. De hecho, fui invitado a la Academia de Arkaute a dar conferencias, y en un momento se me ofreci¨® la direcci¨®n de la Academia, pese a que ayud¨¦ a fundar un sindicato que no era nacionalista, que era Erne, y que se mont¨® en mi casa delante de una tortilla de patatas. Jug¨¢bamos a todo, toc¨¢bamos todo. Era una ¨¦poca vital. Pero la an¨¦cdota que recuerdo, y que define a Arzalluz, es que muy poco antes de irme a Madrid, un a?o antes de que me nombraran vocal del CGPJ, me invit¨® a comer y me propuso que, como al PNV le dejaban nombrar un consejero, estaba dispuesto a que fuera yo, si lo aceptaba. Le dije que no, y le d¨ª las gracias".Y prosigue: "Pensaba entonces que Jueces para la Democracia conseguir¨ªa dos puestos entre los vocales del Consejo. Ellos tambi¨¦n lograron el suyo. Hoy, tengo muy buena opini¨®n del alcalde de Bilbao, I?aki Azkuna. Me parece uno de los personajes m¨¢s interesantes de todo el municipalismo, porque tiene capacidad, estilo, comprensi¨®n. Le tengo gran admiraci¨®n y, como solo hemos coincidido en actos oficiales, aprovecho esta oportunidad para invitarle a Zaragoza"
- ?Y con los socialistas, c¨®mo son sus relaciones?
- "Con Ram¨®n Rubial, por supuesto, eran muy buenas. Tengo una gran satisfacci¨®n en ese campo. Creo que no hay otro militante en el PSOE que haya ingresado en el partido con padrinos como Ram¨®n Rubial y Felipe Gonz¨¢lez. A Rubial le admiraba profundamente. Ten¨ªa muy buena relaci¨®n con los jueces, se ocupaba ¨¦l mismo de ese tema. Contacto de verdad, de vernos, de comer, de llamarnos".
"Con los dem¨¢s dirigentes fue distante. Por ejemplo con Barrionuevo, que coincidi¨® con mi ¨¦poca mala con el PSOE, aunque despu¨¦s, cuando dej¨® de ser ministro, la cosa empez¨® a mejorar. Con Barrionuevo era imposible. Me acuerdo que me pidi¨® que fuera al ministerio para intentar restablecer las relaciones. Le dije que s¨ª, pero si me acompa?aba mi abogado. Y mi abogado era Bandr¨¦s. Sin embargo, con el siguiente ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, otro vasco, fueron distintas. Es un personaje que siempre me ha ca¨ªdo simp¨¢tico. Sinceramente, es un t¨ªo honesto, cabal y cumplidor".
En 1991, despu¨¦s de una d¨¦cada en Euskadi, es nombrado vocal del CGPJ. La incompatibilidad con cualquier otro cargo le obliga a marcharse a Madrid. Al cabo de dos a?os, el presidente Felipe Gonz¨¢lez le nombra ministro de Justicia. Como tal, las relaciones de Belloch con Euskadi son discretas, aunque s¨ª recuerda que coloc¨® el retrato del peneuvista Manuel de Irujo, ministro de Justicia durante la Segunda Rep¨²blica, en la sede del departamento, porque as¨ª se lo pidi¨® toda la clase pol¨ªtica vasca.
Durante esos dos a?os como titular de Justicia Belloch no tiene una relaci¨®n especial con el Pa¨ªs Vasco, pero cuando a esa cartera suma la de Interior las cosas cambian. "Me tocan los peores a?os de mi vida desde cualquier punto de vista", se sincera. "Con la violencia, las v¨ªctimas, la impotencia, el sufrimiento, los errores y aciertos, y las esperanzas, porque tambi¨¦n intentamos dialogar con ETA a trav¨¦s del premio nobel argentino P¨¦rez Esquivel; tema que directamente llev¨® Margarita Robles. Lo intentamos como todos, tuvimos esperanzas como todos, y fracasamos como todos".
Durante los dos a?os como biministro, la relaci¨®n con el Gobierno vasco y su consejer¨ªa de Interior ser¨¢ correcta y, de hecho, lograr¨¢ firmar un convenio de colaboraci¨®n con su entonces responsable, Juan Mar¨ªa Atutxa.
?Qu¨¦ ocurr¨ªa en realidad en esas relaciones que pocos ¨¦xitos lograron? El ex ministro reconoce hoy que el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Guardia Civil manten¨ªan desconfianzas con la Ertzaintza, que eran mutuas, por lo que nadie soltaba informaci¨®n. No solo no se facilitaban datos a la Ertzaintza para que pudiese hacer su trabajo, sino que tambi¨¦n era muy complicado que la polic¨ªa vasca hiciera lo propio con los cuerpos estatales.
Aunque la relaci¨®n entre los cargos pol¨ªticos fuese muy cordial y no se hicieran "putadas", segu¨ªan los recelos y la desconfianza. "?Por qu¨¦ la Ertzaintza no deten¨ªa a nadie? Pues porque no ten¨ªan informaci¨®n. No creo sinceramente que hubiera consignas para no hacerlo, por lo menos en lo que yo vi", destaca Belloch. "S¨ª que eran manifiestamente muy blandos con la kale borroka, eso era evidente, y solo mucho m¨¢s tarde, supimos en realidad que tambi¨¦n la kale borroka era terrorismo de ETA. Uno de nuestros trabajos m¨¢s duros, y no con demasiado ¨¦xito, fue intentar que se comunicara informaci¨®n entre las fuerzas de seguridad".
El ex responsable de Interior recuerda tambi¨¦n con amargura que las peores horas de su mandato las vivi¨® cuando ETA asesin¨® en 1996 al ex presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tom¨¢s y Valiente, precisamente la persona responsable de que Belloch fuese nombrado ministro. "Lo que me mat¨® y me indign¨® era que los asesinos de ETA no ten¨ªan ni puta idea de qui¨¦n era su v¨ªctima. Un par de bestias que mataban probablemente al hombre civil m¨¢s importante de la segunda mitad del siglo XX en Espa?a, y yo, siendo el ministro, no hab¨ªa sabido protegerlo. Algo monstruoso", se lamenta Belloch.
"En la impresionante respuesta ciudadana, la postura del PP fue lamentable al afirmar que no solo era una manifestaci¨®n contra ETA, sino contra el Gobierno y su pol¨ªtica antiterrorista. No he visto nada m¨¢s miserable en todos mis a?os de vida. Felipe [Gonz¨¢lez] reconoci¨® tambi¨¦n que fue el momento m¨¢s duro de su vida. Desde luego, de la m¨ªa sin ninguna duda".
Belloch apunta que desde su actual cargo como alcalde de Zaragoza sigue de cerca la pol¨ªtica de Euskadi y "lee casi todo" al respecto, por lo que entra a comentar el cambio de Gobierno y la llegada del PSE a Ajuria Enea.
Para el ex ministro, esta vez Patxi L¨®pez lo ha hecho much¨ªsimo mejor, porque en t¨¦rminos estrat¨¦gicos se sab¨ªa que solo seria lehendakari si contaba con el apoyo del PP, y no se dedic¨® a sumar previamente fuerzas, sino que se mantuvieron campa?as separadas y diferentes. Est¨¢ claro que en Euskadi era necesario un Gobierno de esas caracter¨ªsticas, porque no exist¨ªa otra f¨®rmula estable. Por lo tanto, ese cambio, a su entender, se hizo t¨¢cticamente bien.
"Desde el punto de vista de Euskadi era necesario que desaparecieran determinados mitos, como el de que solo pueden gobernar los del PNV, que el lehendakari tenga que ser necesariamente alguien del PNV, y que la polic¨ªa la mande un consejero del partido nacionalista y sea 'nuestra polic¨ªa", incide. "Hoy, el PNV har¨ªa casi la misma pol¨ªtica que el PSE. No hay mucho margen de maniobra. A m¨ª me gustar¨ªa mucho m¨¢s un Gobierno PSE-PNV, a poco que se normalizara la pol¨ªtica vasca. As¨ª lo pienso", apostilla.
- Como ex ministro de Interior y hablando de normalizaci¨®n, ?se lograr¨¢ alg¨²n d¨ªa en Euskadi? ?Se acabar¨¢ con ETA?
- "ETA nunca ha estado tan controlada como ahora en toda su historia, ni tan pinchada, ni tan d¨¦bil", respond¨ªa Belloch antes de conocer el comunicado etarra de ayer. "Eso es una realidad, es un hecho. Cada vez que se mueven, los detienen. Aqu¨ª hay una pol¨ªtica de informaci¨®n antiterrorista en este momento perfecta y una colaboraci¨®n t¨¢ctica que nunca tuvimos del todo los anteriores ministros del Interior con Francia".
"A esos dos factores claros, se a?ade otro factor pol¨ªtico-social, de que no pasa nada. Puede haber otro tipo de Gobiernos, se puede hacer otro tipo de pol¨ªticas y el Pa¨ªs Vasco no se hunde ni se perjudican sus intereses generales. Y eso empieza a calar. La normalizaci¨®n puede pasar por varias causas, y la primera que facilitar¨ªa enormemente es el final de ETA, que creo, y me puedo arriesgar a equivocarme porque no soy ministro del Interior, que le queda un a?o escaso. Soy optimista", concluye.
Perfil
Hijo, nieto y biznieto de jueces, Juan Alberto Belloch (Mora de Rubielos, Teruel, 1950), inici¨® su carrera judicial en las poblaciones de La Gomera, Berga, Vic y Alcoy, hasta que se traslad¨® a Euskadi, donde fue magistrado entre 1981 y 1990. Fue uno de los fundadores de Jueces para la Democracia y de la Asociaci¨®n Pr0 Derechos Humanos del Pa¨ªs Vasco. Tras ser elegido por el Congreso en 1991 vocal del CGPJ, se traslada a Madrid. Dos a?os m¨¢s tarde es nombrado por Felipe Gonz¨¢lez ministro de Justicia, cargo al que se sumar¨¢ el de titular de Interior entre 1994 y 1996. Elegido diputado por Zaragoza para la sexta legislatura, Belloch pasa a presidir la Federaci¨®n de Socialistas Aragoneses, hasta que obtiene un esca?o como senador por Madrid la siguiente legislatura. Candidato a la alcald¨ªa de Zaragoza por el PSOE en las municipales de 2003, es alcalde en junio de ese mismo a?o, cargo que sigue desempe?ando.
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