?Por qu¨¦ revisar el endeudamiento?
Ante esta pregunta hay dos respuestas obvias: la primera es que una vez que la situaci¨®n ha cambiado para los Ayuntamientos, parece razonable revisar tambi¨¦n la situaci¨®n de las comunidades. Lo que resulta sensato para los gobiernos locales (esto es, que disfruten de una capacidad de cr¨¦dito diferenciada en funci¨®n de su salud financiera), debe serlo tambi¨¦n para las autonom¨ªas. La segunda respuesta es que la situaci¨®n financiera de las diferentes administraciones auton¨®micas ha seguido una senda muy diferente en los ¨²ltimos tiempos.
1. Una pol¨ªtica de endeudamiento dispar durante 1995-2007. En la ¨²ltima fase expansiva de la econom¨ªa espa?ola (1995-2007), en la que esta creci¨® a una tasa media del 3,7%, las autonom¨ªas registraron unos datos de crecimiento bastante similares entre ellas (en torno al 3,5%-4%). Por eso sorprende m¨¢s el hecho de que las cuentas p¨²blicas de las diferentes administraciones, durante ese periodo, tomasen una senda no ya diferente sino opuesta. Las estrategias seguidas por cada comunidad en relaci¨®n con su deuda son perfectamente dispares. Ha habido regiones que han aumentado su endeudamiento durante ese periodo expansivo mientras otras han aprovechado para recortarlo.
Si observamos los n¨²meros globales tenemos que al inicio de la fase expansiva, en 1995, la deuda total de las autonom¨ªas marcaba un 6%. En el decenio siguiente, dicha variable se ajust¨® a una senda de contenci¨®n, de tal manera que en 2007 marcaba un m¨ªnimo del 5,5%. Podr¨ªa uno concluir que este es un resultado congruente con el periodo de bonanza econ¨®mica y con el funcionamiento conocido de los estabilizadores autom¨¢ticos: aumentan los ingresos por impuestos, disminuyen las prestaciones. El problema es que cuando descendemos a los datos de cada comunidad observamos un comportamiento dispar.
Con motivo de la fase recesiva iniciada en 2008, ha sucedido lo que prev¨¦n los manuales de econom¨ªa: al encogerse la actividad han aumentado los d¨¦ficits p¨²blicos de todas las autonom¨ªas y con ellos su endeudamiento global. Este ha crecido hasta el 9% (un aumento menor que el del Estado), pero tambi¨¦n se han disparado las diferencias entre regiones: en el primer trimestre de este a?o Andaluc¨ªa registr¨® una deuda del 7,6% frente al 15% de la Comunidad Valenciana o el 13,5% de Baleares.
En suma, parece claro que hay autonom¨ªas que han aprovechado la fase alcista para sanear sus cuentas mientras que otras han hecho lo contrario. Estas ¨²ltimas, en muchos casos, han preferido orientar su margen de autonom¨ªa fiscal hacia las bajadas de impuestos manteniendo el nivel de gastos. Y se han aficionado a pedir prestado. Todo lo cual puede decirse que es leg¨ªtimo, pero solo hasta el punto en que las consecuencias negativas de las estrategias de endeudamiento particulares no terminen recayendo sobre los habitantes de otras regiones.
2. Razones para un tratamiento diferenciado. Ante unas autonom¨ªas con niveles tan dispares de endeudamiento, el limitar de forma tan cruda y poco matizada la capacidad de cr¨¦dito a corto plazo conlleva, para empezar, tres inconvenientes obvios: ineficiencia, injusticia y riesgo moral.
Ineficiencia. Aquellas regiones que, como Andaluc¨ªa, no han desmontado y de hecho hasta se esfuerzan por reforzar su sistema tributario, se enfrentan a d¨¦ficits de componente coyuntural. Tienen buenas razones para esperar una recuperaci¨®n de su salud financiera a medida que mejore la actividad. No es este el caso de otras regiones donde el endeudamiento ha crecido de forma sostenida incluso durante la fase expansiva. Por tanto, quienes han apostado por la prudencia fiscal deben poder emplear ahora ese margen financiero, puesto que lo han estado cultivando para articular o mantener medidas antic¨ªclicas que ayuden a la recuperaci¨®n.
Injusticia. Al dar el mismo tratamiento a todas las autonom¨ªas, se env¨ªa el mensaje de que esa responsabilidad o austeridad fiscal es un acto puramente gratuito cuando no perjudicial. El ahorro de recursos presente no ve reconocida como recompensa una mayor capacidad de acceder a recursos futuros. De este modo, al quitar los incentivos, la decisi¨®n de evitar nuevas deudas sin discriminar entre autonom¨ªas m¨¢s o menos endeudadas empeora la posibilidad de respetar la disciplina fiscal en el futuro.
Desde luego, no se estar¨ªa aplicando aquel principio de equidad vertical que pide tratar de manera desigual a los que se encuentran en situaciones desiguales.
Riesgo moral. M¨¢s all¨¢ de todo esto, est¨¢ el obvio riesgo moral derivado de la confianza de los gobiernos auton¨®micos mas endeudados en que siempre podr¨¢n contar con el rescate financiero o bailout de la Administraci¨®n central. Es decir, las administraciones regionales son conscientes de que incluso aunque el endeudamiento lleve al atasco de todos sus canales de financiaci¨®n, nunca llegar¨ªa a producirse un colapso porque el Estado tendr¨ªa que entrar al rescate para asegurar que todas las comunidades contin¨²an prestando servicios como educaci¨®n o atenci¨®n sanitaria.
Por tanto, como ese horizonte de rescate financiero no puede descartarse por la estructura del Estado espa?ol, tenemos que las regiones m¨¢s endeudadas est¨¢n trasladando potencialmente parte de su carga fiscal hacia el resto, cargando sus desequilibrios sobre las espaldas de las generaciones futuras de otras comunidades aut¨®nomas.
Jos¨¦ S¨¢nchez Maldonado es catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica de la Universidad de M¨¢laga.
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